Nunca es tarde para empezar nada. Es ésta una frase hecha cuya veracidad se renueva una y otra vez en el fuego y la lucha de los días. Jamás es tarde para el arte. Siempre es temprano. Eso es, al menos, lo que debe pensar Agustín Soler Gálvez, un tipo que siempre anda sonriendo y que, entre otras cosas, preside la Junta de Personal de la Ciudad de la Justicia de Málaga representando a más de un millar de compañeros. Pero no sólo se dedica a eso. Soler es un cada vez más apreciado pintor que descubrió su vocación en 2005, cuando contaba con 49 años, y que desde entonces ha crecido tanto como artista que ha ejecutado cuadros cada vez más importantes: forman parte de su haber el cartel de la Semana Santa de Alhaurín de la Torre de 2013, el de las hermandades de gloria de 2014, el de la XXXVII Fiesta de la Biznaga y el último que ha efectuado, que sirve para anunciar la salida extraordinaria de Nuestro Padre Jesús de la Misericordia, el Chiquito, el próximo 20 de junio, con motivo del siglo y medio de vida de la cofradía perchelera y de su primera salida procesional, entre otros.

Ahora, Agustín Soler está preparando el cartel de la próxima salida procesional de la hermandad de la Pollinica de Alhaurín de la Torre, localidad en la que vive y de cuya cofradía es consejero. Pero, ante todo, Soler se siente perchelero, y eso que nació en Córdoba. «Mi padre era el jefe de estación de Arriate y mi madre, ya embarazada, se fue con mi abuela a Aguilar de la Frontera y nací allí. Luego volvimos a Arriate y, de ahí, a calle Eslava, a Málaga, en el corazón de El Perchel». «Desde chico me gustó la Semana Santa. Siempre he visto a la Virgen del Carmen, de la que mi madre era muy devota, y veíamos al Chiquito en la Alameda y luego el encierro», precisa. De esa época añorada le viene su amor por la Semana Mayor, y ya en los setenta fue uno de esos cientos de jóvenes que arrimaron el hombro para salvar la que cada vez parecía una tradición decrépita que moría poco a poco. «Yo vi cómo se le ponían ruedas a algunas vírgenes porque no podían con ella en la procesión», subraya, y añade: «Soy malagueño y perchelero, porque los percheleros nacemos donde nos da la gana», y ríe.

La explicación de cómo dio con su vena pictórica resulta sorprendente. Funcionario de justicia desde 1981, con 34 años, se dedicó a estudiar: hizo Derecho, el Doctorado y Criminología y concluyó que ahí se quedaba. «Mi mujer me dijo que me fuera a pintar, seguro que tú sabes». Corría 2005, así que se dirigió a los talleres del Ayuntamiento de Alhaurín de la Torre y llegó «con las manos en los bolsillos». La profesora le dio a elegir el primer dibujo de su vida. Él cogió una lámina de una casa y la hizo a lápiz. «Cuando lo vio no se lo creía». En esas clases empezó a pintar a pastela, a acuarela y, en abril de ese año, su primer óleo. En septiembre de 2006 llegó a la academia de bellas artes Ruiz-Juan, su maestro. «Ahí doy el salto cualitativo, él empieza a guiarme y hasta hoy he llegado. Mi formación se la debo a él, aunque no la he terminado por los carteles».

La primera exposición la hace en la finca El Portón. «Nos dimos cuenta de que no podíamos enseñar los cuadros, por lo que montamos una asociación de pintores que se llama Arte21 y en 2010 nos cedieron una sala en el centro ciudadano de la calle Trinidad; allí expusimos hasta 2012». Soler preside el colectivo, que ya ha llevado sus muestras por el Distrito Centro, la Ciudad de la Justicia, el Distrito Este, etcétera...

Su especialidad se encuadra en el realismo figurativo. «Lo primero que pinté fue una casa. Me dio unas láminas la profesora y me dijo coge una que te guste. Vio la dificultad pero le gustó. He pintado de todo: paisajes, bodegones, marinas, calles, personajes urbanos y figuras», relata. Le queda el reto de los retratos.

Sin embargo, llega a la pintura litúrgica por sus conocimientos, puesto que es miembro de la junta de gobierno de la Misericordia, vocal del coro litúrgico, y consejero de la Pollinica de Alhaurín de la Torre, además de hermano del Carmen y del Monte Calvario Coronada.

En 2013 empezó a hacer sus mejores obras: la primera fue la del cartel de la Semana Santa de Alhaurín de la Torre. A partir de ahí, le fueron llamando para empresas cada vez mayores, obras que siempre ejecuta en el taller del maestro Ruiz-Juan. «Luego me surgió la 37 Fiesta de la Biznaga, y el expresidente de las hermandades de gloria Sebastián Martín Gil lo ve y me encarga el cartel de 2014», reseña.

Ahora, acaba de concluir el que ha sido uno de sus cuadros más queridos, el que conmemora los 150 años de la salida del Chiquito. «En la cofradía trabajábamos por el 150 aniversario de salida de la cofradía y me dijeron que yo hiciera el cartel. He representado al Señor entrando en la Catedral sin que se llegue a cerrar la puerta. Va sobre una peana de carrete del trono de traslado», señala a su obra, que tiene en el despacho de SPJ-USO en la Ciudad de la Justicia. Esa imagen parece una fotografía. La precisión de los trazos es muy destacable. «No es una foto, ¿eh?», recalca. Ahora, trabaja en el cartel de la salida procesional de la Pollinica de Alhaurín de la Torre de 2016.

«Pinto cuando puedo. Por gusto, porque me divierte, como forma de comunicarme. Soy muy activo, me meto en todos los charcos y a veces me salpica barro», concluye Soler, quien a sus 59 años está a un paso de llegar a la cima de una carrera pictórica corta pero muy intensa.