­Dicen de Susana Díaz que es un animal político. Lo que no se le puede negar es que tiene gancho para meterse al público en el bolsillo con una serie de gestos sencillos y muy eficaces. Llegó con 45 minutos de retraso, pero en seguida se hizo con la situación. Francisco de la Torre la recibió al pie de la escalera y la acompañó a la entrada mientras un grupo de mujeres empezó a aplaudir y jalear a la presidenta de la Junta de Andalucía. ¿Simpatizantes del PSOE? Puede ser, pero del PSOE de Toledo, ya que habían venido a Málaga en una excursión desde Talavera de la Reina. No se le puede negar que tiene tirón fuera de Andalucía.

Una vez en el Ayuntamiento, saludó sin falta a todo el que se acercó a verla e, incluso, se hizo algún selfie con algún nervioso malagueño. Eso sí, no perdió de vista a los policías locales de la entrada y a la limpiadora que estaba en el vestíbulo, a los que no dudó en darles la mano y charlar con ellos.

Luego llegaron los saludos a los portavoces de los cinco grupos municipales, organizados por orden descendente al número de concejales con los que cuentan. Se paró especialmente con la portavoz de Málaga Ahora, Ysabel Torralbo. Terminó saludando muy afectuosamente al secretario del Ayuntamiento, Venancio Gutiérrez, al que conoce de su época de concejala en el consistorio sevillano y donde Venancio estuvo como secretario varios años.

Sin embargo, la anécdota la protagonizó el alcalde, cuando en la comparecencia de prensa

deseó a Susana Díaz «lo mejor en el plano personal los próximos días, cuando venga el infante... el niño», rectificó en último momento para elegir una palabra menos culta.