Existía una forma de arruinar un poco más el paisaje del Centro Histórico y era seguir cual mariscal prusiano la estricta aplicación de las ordenanzas. Cuando el arquitecto malagueño Luis Ruiz Padrón vio el proyecto inicial del hotel de la Posada del Patio, con una implacable pared medianera de cinco plantas, concluyó que «habría dejado absolutamente en la miseria al Museo de Artes y Costumbres Populares».

Por suerte, tanto él como su entonces compañero de estudio, el arquitecto Antonio Díaz, descendiente de los propietarios de la original Posada del Patio, se pusieron manos a la obra y plantearon a Urbanismo un estudio de detalle que reordenaba los volúmenes, desplazaba la infausta pared medianera y planteaba una suave transición entre el Museo de Artes y Costumbres Populares y el hotel, que es lo que en nuestros días se puede disfrutar cuando se contempla el hotel Vincci Posada del Patio, en el Pasillo de Santa Isabel.

Pero además de librar al Centro Histórico de una pared sin sentido, dos de los dibujos realizados por Luis Ruiz Padrón para ese reparador estudio de detalle han sido premiados a comienzos de mes en Moscú en un certamen de dibujo sobre proyectos arquitectónicos patrocinado por la Fundación Tchoban.

«Acababa de subir mis dibujos a las redes sociales cuando una amiga de internet, una arquitecta rusa a la que no conozco en persona, que forma parte de los Urban Sketchers, me dijo que por qué no me presentaba», recuerda el arquitecto, columnista de La Opinión y delegado en Málaga del movimiento de dibujantes Urban Sketchers.

De las cuatro modalidades -proyectos para exteriores, proyectos de interiores, proyectos utópicos y dibujo al natural- Luis Ruiz Padrón se presentó al de proyectos de interiores, con dos vistas del patio de entrada del hotel Posada del Patio que difieren bastante poco de lo que luego fue la ejecución de la obra.

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La idea, subraya el arquitecto malagueño, era «evocar la entrada principal de la Posada del Patio que venía a enlazar con el cuerpo bajo, la antigua trasera del Museo de Artes Populares». «Hay detalles que se mantienen como la fuente que hay en el patio o el suelo, que es un empedrado y que intenta evocar el empedrado antiguo que existía y que era el del patio y el zaguán desde calle Camas, porque ese espacio es muy ambiguo, muy interesante también en lo que respecta a la tradición mediterránea».

Los dibujos, por cierto, no forman parte de ningún documento oficial. «Son sólo para ensayar soluciones, dibujos de trabajo», aclara Luis Ruiz Padrón.

El jurado moscovita ha justificado el galardón por la capacidad para recordar lo que ya no existe y el contraste entre lo cálido y lo fresco. «Un lugar fresco de umbría en un sitio con un sol radiante. El frescor del agua y de la sombra en contraste con una luz segadora... supongo que en Moscú les habrá parecido muy exótico», destaca el arquitecto.

Aunque no pudo asistir a la entrega en la capital rusa, sí recibió el diploma y los 50.000 rublos del premio (al cambio, 820 euros).

El galardonado es un defensor del dibujo tradicional en su profesión aunque pueda verse como algo obsoleto. «No es un rival de la infografía, son cuestiones distintas. El dibujo como elemento de reflexión y desarrollo de ideas yo creo que es insustituible. Es una herramienta que los arquitectos somos tontos si la dejamos perder», argumenta.

Luis Ruiz Padrón publicó en las pasadas navidades el libro de dibujos Málaga Cuaderno de Viaje (editorial Loving Books), que ha sido un éxito de ventas, y prepara un libro similar de dibujos sobre el edificio del Ayuntamiento.