­La Delegación de Salud en Málaga está realizando un estudio epidemiológico para determinar si los casos de cáncer existentes en la plantilla del centro de salud del Limonar están relacionados entre sí. El consultorio abrió sus puertas en el año 2002 y desde entonces y hasta ahora se han detectado once casos de cáncer entre una plantilla que oscila en torno a cincuenta empleados.

Personal sanitario declaró a este periódico entre lágrimas que acuden asustados a trabajar. No pueden evitar recordar a cuatro de sus compañeros que fallecieron como consecuencia de la enfermedad y tampoco olvidan a los que ahora están batallando contra un tumor. «Cuando llego al parking pienso si debería entrar en el edificio», relata una trabajadora que lleva en el Limonar una década.

Prefiere guardar su anonimato porque asegura que los ánimos están caldeados y la gente muy sensible. «Esto no es miedo personal, es más la carga emocional. Es difícil explicar el duelo continuado que llevamos allí», asegura la mujer, que reconoce que mientras están atendiendo a los pacientes se olvidan del tema, pero que, cuando se van, aquello parece «un funeral».

Del total de casos oncológicos, sólo uno corresponde a un hombre. El resto son mujeres y la gran mayoría, enfermeras. Ha habido cuatro casos de colon, dos de endometrio, dos de mama, uno de pulmón, uno de páncreas y uno cerebral. El último deceso se produjo hace aproximadamente dos años, pero en los últimos años se han detectado más casos.

El Sindicato Médico ha sido uno de los más beligerantes. Ya en 2013 denunció la situación, pero entonces había ocho casos. Hoy son once. El responsable de Atención Primaria de este sindicato, Carlos Camacho, admite que los trabajadores están asustados y que el ambiente de trabajo en este centro de salud es muy delicado. «Algún problema debe haber cuando los casos de cáncer están en tres o cuatro por cada mil normalmente y aquí estamos peor que en Chernobil, tenemos más de un 20%», cuenta el médico, que asegura que es «una barbaridad». Dada la casuística, han vuelto a ponerse en contacto con Prevención de Riesgos Laborales, con la Delegación y con el Distrito para que lleven a cabo mediciones.

Asegura que hace dos años ya se hicieron mediciones para determinar si había algún escape. Entonces, la Junta de Andalucía les comunicó que no había ningún problema. Pero Camacho se lo cuestiona. «Nunca nos enseñaron ni un papel, y un trabajador nos contó que el radiofísico que midió aquello había detectado una fuga», señala. De hecho, asegura que la medición partía de la máquina de Rayos X y que el sitio en el que se había detectado era la zona de descanso de personal, ubicada en la planta superior de la sala de radiación.

Otra de las causas a la que los trabajadores aluden cuando se cuestionan la llamativa cifra de casos de cáncer es a la posibilidad de que hace años se enterraran en los terrenos residuos tóxicos. Antes de su construcción, allí había una clínica ginecológica y otra de cirugía. «Un antiguo trabajador contó un día que durante años habían enterrado los restos tóxicos en el jardín», señalan desde el Sindicato Médico.

No obstante, Carlos Camacho recuerda que los pacientes no deben preocuparse pues, si se detectara algún tipo de radiactividad, esta sólo afecta de forma continuada a quien está expuesto a diario a ella y de manera continuada. Es decir, a los trabajadores.

Por su parte, desde el sindicato de enfermería Satse admitieron que hace tiempo que estudian el asunto, que les preocupa mucho. Su delegado de atención primaria en el Distrito Málaga, José Luis Sánchez, exigió que se haga un estudio pormenorizado de la situación. Es más, alertó de un dato significativo: este centro de salud siempre ha sido uno de los más demandados en los concursos de traslado y ya tiene constancia de varios casos de trabajadores que han cambiado de opinión de cara al próximo y que, incluso, hay sanitarios con plaza en el Limonar que van a pedir el acoplamiento de centro -es decir, un cambio- próximamente.

Una de las trabajadoras admite que piensa que «esta vez me he librado» cada vez que conoce un nuevo caso. Reconoce que, aunque al principio pensaron en la casualidad, ya han descartado que sea cosa del azar. «Se te van acumulando casos y cada vez te pesan más», se lamenta.

Estudio epidemiológico. Desde el Distrito Sanitario Málaga-Valle del Guadalhorce admiten que, ante la petición de los sindicatos y de los trabajadores para esclarecer la situación, han puesto en marcha un estudio epidemiológico. «Estamos recopilando todos los datos en cuanto a entorno, qué tipo de cáncer es, qué factores hay en común. Es un estudio muy complejo», señalan fuentes de Salud, que reconocen que trabajan por encontrar alguna causa, aunque descartan que la máquina de rayos X tenga una fuga, porque éstas se revisan varias veces al año.

Desde el sindicato CCOO, la coordinadora de atención primaria, Trinidad Salcedo, admite que la problemática está ahí y que quieren llegar hasta el final. No obstante, reconoce que los trabajadores del centro de salud tienen una edad media «alta» y descarta la hipótesis de que hace años se enterraron residuos tóxicos. «Sí parece significativo cuando ves las cifras pero se están haciendo evaluaciones y esperamos ver los informes», cuenta.

Otra trabajadora que prefiere salvaguardar su anonimato cree que la situación no es más que la suma de muchas desgracias. «Creo que es una maldita coincidencia, el cáncer es una cosa difícil y hay muchos compañeros en tratamiento», afirma.

Mañana, la junta de personal de Atención Primaria de Málaga se reunirá para tratar el asunto y ver qué hacer. Después lo harán con los trabajadores del centro de salud para explicarles la situación y ponerles al día. Pronto, Salud presentará los datos del informe.