­Cerca de la mitad de los médicos de la provincia ronda los 50 años, por lo que en quince años se jubilarán el 45% de los galenos que ejercen la medicina en Málaga. La cifra podría rondar entonces los 2.500 profesionales. El Colegio de Médicos lleva años denunciando que hay varias especialidades que se están empezando a quedar huérfanas: anestesia, medicina interna o traumatología. La causa, según el presidente de la institución, Juan José Sánchez Luque, obedece a varias estrategias, bajo su punto de vista, «erróneas».

Recuerda que a finales de la década de los 80 y a principios de los 90 había un exceso de médicos, cifra que en los últimos años se ha ido reduciendo hasta el punto de que el número empiece a preocupar al sector. El principal motivo obedece a la amortización de plazas con las jubilaciones sin cubrir a consecuencia de la tasa de reposición impuesta por el Gobierno central, inicialmente de un 10%, y a que, ante la falta de empleo, los médicos recién licenciados se hayan ido a trabajar al extranjero. «Ocurrirá que tendremos que traer a médicos de fuera, esos que otros disfrutan tras nuestra inversión en formación», alertó.

Además, habrá centros que concentren el déficit. Ronda, Antequera y Vélez Málaga -los comarcales- son los que más difícil lo tendrán, aunque peor lo tienen otras provincias con más distancia con núcleos poblacionales, pues son las que menos demanda tienen. Aparte de esto, el presidente del Colegio cree que existe un problema real de cara a los veranos. Asegura que hay médicos que sólo trabajan en esta fecha para las sustituciones y, esto, a su juicio, es delicado. «Ahora hay problemas para sustituir a médicos. No hay», señala, al tiempo que reconoce que esta circunstancia se da, en gran medida, por el despegue de la medicina privada en la provincia. «El paro médico, hace 5 0 6 años, fue menor en Málaga que en otras provincias porque la privada absorbió a muchos profesionales, a los que les supuso una salida laboral», señala. Ahora, estos centros tienen las plantillas cerradas, con lo que tampoco hay posibilidad de empleo en las clínicas privadas. El resto emigró ante el incierto futuro laboral y los contratos parciales.

Por eso, considera fundamental hacer una correcta planificación. «Un médico requiere de once años para formarse, por eso hay que planificar con la suficiente antelación y en base al número real de profesionales que se necesitarán».

Reducción de cupos

Así las cosas, la institución malagueña ha observado que en una década se jubilará el 30% de los anestesistas y el 37% de los especialistas en medicina interna. «Pero éstas no son las excepciones, en oftalmología y ginecología se manejan las mismas ratios, rondando el 40%», lamentó el médico, que admite que el principal problema ha empezado en las facultades con la reducción de plazas con el conocido como númerus clausus, que cierra el cupo y que, además, se ha ido minimizando en los últimos años.

Por eso, cree que la medida a tomar ha de ser global e implicar a todos los sectores e instituciones. «Se trata de hacer un cálculo de previsiones para que en el momento de las plazas MIR se dé respuesta a la necesidad de renovación ante las jubilaciones que estén por venir, es algo complejo y hay que empezar por hacer estudios demográficos», señala, por lo que apuesta por ajustar los médicos e incrementar las plazas de residencia.

Sánchez Luque indica que no sólo se trata de especificar cuántos se van a necesitar, sino cuándo se van a jubilar en un plazo determinado de años. «Hay que hacer estudios o faltarán médicos», criticó. A juicio del responsable de los médicos en Málaga, la única especialidad que no necesitará recambio urgente en los próximos años es medicina de familia, puesto que la especialidad como tal no tiene tantos años y la cifra de plazas que se logró entonces proporciona un colchón a la medicina general. «El resto tendrá problemas en los próximos años», dice. Por ello, considera que el estudio y la medida, que deberá empezar por el propio Gobierno de la nación, debe prever la apertura de reposiciones y de plazas en hospitales públicos para formación, pues admite que, de no ser así, en una década el sistema puede ser «insostenible».

Así, alerta de la necesidad de formar a especialistas en un breve espacio de tiempo, pues los médicos requieren de cinco años como mínimo para hacer la residencia. «De ser así, en quince años se solventaría el problema», advierte, aunque recomienda hacerlo de forma gradual para no sobrecargar el mercado y planificar la entrada en la facultad y luego hacer el MIR.

No obstante, reconoce que el Ministerio de Sanidad está trabajando en este posible déficit, que afectará a todo el país a consecuencia de que las medidas han sido similares en todas las comunidades autónomas, y es conocida como troncalidad. Esta medida ha generado controversia y puesto en pie de guerra a los consejos estudiantiles de Medicina. Con ella, el Gobierno pretendía que un médico se formara en un tronco y no en una especialidad. «Han intentado tener a médicos que tuvieran varias especialidades», señala. Así, hace un mes que el director general de Ordenación Profesional, Carlos Moreno, anunció que se harían cambios para elegir la especialidad en un único procedimiento al inicio del tronco.

Para Sánchez Luque, cualquier medida que a priori cambie la normativa sobre los estudios en Medicina puede resultar peligrosa, por lo que espera que no se den «pasos al vacío». En España, los médicos, además de graduarse en Medicina y Cirugía, deben pasar por un proceso conocido como MIR que les especializa y acerca a la realidad de la medicina mediante un puesto de prácticas.