La Feria, el flamenco y el sonido más o menos soportable de la diversión ajena resonaban todavía en forma de eco casi apagado por las calles de Málaga. La fiesta contemporánea había dado de madrugada su estertor y la ciudad retrocedía varios siglos, hasta llegar al XV. El pasado miércoles fue festivo en la ciudad al conmemorar la toma de la urbe por parte de los Reyes Católicos -aunque muchos no lo supieran: sólo el 18% de los encuestados por la Unión de Consumidores saben que la reconquista de la ciudad es el origen de la Feria-, pero la celebración del hecho tuvo lugar en la tarde de ayer. Todo aquel que paseara ayer por las calles de Málaga, no supiera que la Feria había terminado y viera a las personas con atuendos a cada cual más extraño habría pensado que eran los feriantes más guasones, pero nada más lejos de la realidad. La Cabalgata Histórica, organizada por la Asociación Cultural Zegrí, llegaba a su cuarta edición, con la colaboración de la Hermandad de Estudiantes.

Lo importante del día era la celebración, con una pomposidad radiante, con entrega de llaves incluida. Alguno seguro que dejó escapar una lágrima ante la escena. En la zona del Palacio de la Aduana se representó la bajada de un ejército de musulmanes, portando todo tipo de alhajas desde la Alcazaba con las llaves y otros enseres; era la guardia de Ali Dordux, que se dirigía al encuentro de Isabel I y Fernando, los triunfadores. Los seguidores de la serie Isabel de RTVE se soplaban unos a otros los personajes a los que reconocían y de los que disfrutaban de una manera más cercana.

Casi un centenar de personas viajaron al pasado durante unas horas para enfundarse en trajes de la época. Cristianos, musulmanes y judíos -siempre de manera simulada las tres religiones- convivieron durante las pocas horas que duró la representación. No faltó ni un mínimo detalle ni personaje: cardenales, obispos, reyes, damas, capitanes, tropas musulmanas... Y así hasta completar todo el elenco de protagonistas de un episodio histórico que no hubieran dibujado mucho mejor novelistas del ramo tipo Ken Follet o Ildefonso Falcones.

Algunos de los visitantes llegaron a tener en algún momento la impresión de estar viendo un mercado medieval en movimiento por la cantidad de figurantes, al igual que los múltiples espectáculos de danzas árabes que se llevaron a cabo tanto en la calle Alcazabilla, en el acto central, como en el pasacalles posterior. Esta impresión cambiaba cuando se presentaban ante sus ojos los mismísimos Reyes Católicos. Algunos se echaron a temblar cuando vieron por un flanco de la calle Larios aparecer a un ejército... Tranquilos, sólo era una simulación. La toma de la ciudad ocurrió hace siglos y no hay visos de otra reconquista. Por ahora. Eso sí, este año sin representación institucional que acompañara el cortejo ni la entrega de llaves. Recordemos que el año anterior muchos se llevaron sustos y alegrías a partes iguales al ver a Francisco De la Torre y Teresa Porras pensando que eran ellos los que iban a entregar la ciudad a unos nuevos invasores.

Lo cierto es que se vivieron momentos muy emocionantes con el alzado de la bandera castellana en la torre más alta de la Alcazaba, lugar donde en el siglo XV ondeó realmente. La gente aplaudía enfervorecida, como si la reconquista se estuviera produciendo de verdad. Vítores y flashes acompañaron a los nuevos señores de la ciudad, con posado incluido en los alrededores de la Catedral -paradójico al no estar construida en el momento de la toma de Málaga; ni, por descontado, existían las cámaras-. Siguió por las calles de Málaga esta muestra de la historia de la ciudad que muy pocos conocen, la historia y la cabalgata. Al finalizar, los Reyes Católicos tomaron por fin la Alcazaba después de la dura lucha contra los moros, batalla en la que los dos bandos vieron muy mermadas sus fuerzas. Hasta el año que viene, cuando volverán a reconquistar la ciudad.