La vuelta al cole comienza cada año en las guarderías, a las que acuden los niños más pequeños de la provincia, los que ni siquiera han cumplido aún los tres años de edad. Ingresar en la escuela infantil supone, sin duda, un cambio muy importante en la vida del niño. Como una primera mili. Seguramente sea la primera vez que se separe del entorno familiar. Sale de casa para acceder a un espacio desconocido y que le resultará extraño. Deja de ser el único protagonista, de centrar la atención de sus padres y abuelos, para tener que compartirla con otros niños que no conoce y que también están a cargo de un adulto que tampoco saben quién es. Por eso es muy importante un periodo de adaptación para hacer más llevadero este tránsito, sin que el drama se convierta en tragedia.

Ni para los niños ni para los padres, que al fin y al cabo también confían lo que más quieren en estos profesionales que trabajan en las guarderías y muchas veces sufren más esta separación. «Muchas veces los padres lo llevan peor», asegura Gema Vizcaino, técnico en Educación Infantil del Cerrado de Calderón.

Las guarderías de la provincia de Málaga vuelven el martes a abrir sus puertas para casi 18.000 niños. Según la información facilitada en su día por la Delegación Territorial de Educación (que no dispone de datos actualizados para este próximo curso), durante el periodo habilitado para ello se presentaron un total de 17.647 solicitudes para el primer ciclo de Educación Infantil para el próximo curso escolar para un total de18.655 plazas ofertadas en las 82 escuelas infantiles y los 206 centros de Educación Infantil con convenio con la Junta en la provincia de Málaga.

Un año más, el descenso en el índice de natalidad propiciado por la crisis económica hace que sobren plazas, al reducirse la demanda.

Pese a ello, cada vez son más los padres convencidos de las ventajas que tiene la escolarización temprana de sus hijos. Los centros de Infantil son una ayuda vital para las familias que trabajan. Pero además de su papel conciliador, cumplen un papel educativo de primer orden, antes de que empiece la etapa obligatoria, ya que es bueno que el niño aprenda a socializarse con iguales, a cumplir horarios, a tener referentes más allá de los que puede encontrar en sus padres... «Adquieren rutinas, hábitos, habilidades y costumbres», destaca Vizcaino.

La entrada del niño en la escuela infantil también va a suponer ampliar sus relaciones personales con otros niños y otros adultos en un espacio nuevo: el aula. Cada niño, además, es diferente. Sus nuevas educadoras también necesitan conocerle, saber sus gustos y preferencias, y conseguir que disfrute y sea feliz en los primeros momentos, y luego, durante el curso.

En la mayoría de los casos, y pese a los esfuerzos de unos y de otros, esta separación será dolorosa al principio. Llantos y más llantos, que incluso llegarán a ser contagiosos. Pero poco a poco el niño irá asimilando esta nueva situación que servirá además para incrementar su autonomía personal y su grado de socialización. «La primera impresión del niño es que sus padres le abandonan», reconoce Mari Carmen Ranea, maestra de Infantil en Novaschool Málaga Centro, que confían en una adaptación progresiva, y que incluye a los padres durante los primeros días de estancia en el centro. «Como mejor se adaptan es solitos, pero si ven a sus papás que conocen a la seño, que hablan con ella, que están en clase un ratito, van a sentir más confianza», explica.

Por lo general, a final de septiembre ya están todos los niños perfectamente adaptados a su novedosa situación escolar. Pero es importante tener paciencia. Y ser comprensivos para que este cambio no sea tan traumático. Por eso muchos centros optan porque los primeros días solo se va a la escuela una hora o una hora y media, y se va aumentando de forma progresiva. «Las llamadas de los padres son habituales para interesarse por el estado de sus hijos. Si vemos que lo están pasando realmente mal, les pedimos que pasen a recogerlos antes», advierte Gema Vizacino.

Llevar un muñequito de casa, o un cuento, que le sirva de apego y de referente del ámbito doméstico, es una buena opción. Es lo que en pedagogía se conoce como objeto de transición.

Existe igualmente un decálogo o recomendaciones para los padres, para que también sepan superar la angustia de la separación. Estos consejos pasan por mantener una actitud positiva durante todo el proceso, actuar con seguridad, sin dudas y sin sentimiento de culpa. También es conveniente que los padres intenten llevarles a clase. También recogerles, para que el niño se acostumbre antes al cambio. Y muy importante: evitar el chantaje afectivo tipo «no llores que mamá se va triste»; o mentir «papá viene enseguida».

«Cuando sea la hora de marchar es mejor no alargar la situación: decir adiós con seguridad y alegría. Es importante que no piense que la marcha de los padres es opcional o que si protesta con fuerza impedirá la partida», agrega Ranea.

En todo caso, este periodo de adaptación es optativo y voluntario y depende también de los padres. En la mayoría de los casos buscan lo mejor para sus hijos pero en otros les resulta imposible hacer compatibles estos horarios de la guardería con los de sus trabajos. No ha lugar a la conciliación en padres que no tienen más familia en Málaga y no pueden pedir permisos en el trabajo, así que hay niños que, desde el primer día, están de 9.00 a 17.00 horas en la guardería.

Y si importante es la adaptación de un niño que va por primera vez a la escuela Infantil, no menos lo es la de quienes saltan de la guardería al colegio. Sobre todo para los que no han vivido esta experiencia previa.

La Delegación Territorial de Educación en Málaga dispone que en el segundo ciclo de educación Infantil, de 3 a 6 años, los Consejos Escolares de los centros docentes sostenidos con fondos públicos podrán establecer al principio del curso un horario flexible para facilitar la incorporación del alumnado que asista a clase por primera vez y que presente dificultades para su integración en el ámbito escolar.

Es decir, cada centro escolar puede establecer un horario que permita al alumnado de 3 a 6 años incorporarse a las clases de forma progresiva. «De todas formas, en última instancia corresponde al profesorado que ejerza la tutoría apreciar la conveniencia de aplicar esta medida y decidir su adopción y su duración, de común acuerdo con los padres», matiza la Administración educativa.

En todo caso, desde el día 24 de septiembre el horario deberá ser el establecido con carácter general.

Los niños que han pasado anteriormente por la guardería tienen una gran ventaja aquí también. «Por mucho que en casa los padres le hayan enseñado cosas, lo que también depende de cada familia, el niño en la guardería adquiere habilidades, ritmos, rutinas, aprende a hacer la fila, a comer solo... Y también saben comportarse de forma distinta con los padres a que la maestra», asegura Ranea.

La experiencia de Pilar Gámez, maestra de Educación Infantil de la Cooperativa de Enseñanza Manuel Siurot, en la capital, sostiene que los niños que vienen de la guardería tienen «muchos menos problemas». «En el ámbito familiar por la mañana está con uno o dos cuidadores adultos, sus padres o abuelos. Esto afecta a las rutinas, la adquisición de normas, la forma de actuar y hasta el vocabulario, que no es acorde a su edad», explica. Tampoco saben relacionarse con sus iguales, suele tener problemas de egocentrismo, no comparte los juguetes y quieren seguir siendo el centro de atención, como en casa, «aunque en la medida de lo posible intentamos ofrecer un trato individualizado, no tiene nada que ver», agrega.