Los juzgados malagueños han subastado, desde el 1 de enero al 9 de septiembre de 2015, bienes por un valor de casi 57 millones de euros, según los datos recogidos al efecto por la Junta de Andalucía. En concreto, se han subastado 279 pisos, casas y apartamentos, 104 garajes, 40 solares, parcelas y fincas rústicas, 32 locales comerciales, 25 trasteros, 12 coches, motos y camiones y otros dos bienes cuya descripción no se facilita. Los datos dan una idea clara de la dureza de la crisis, ya que la totalidad de las subastas están relacionadas con procedimientos de ejecuciones hipotecarias o con el impago de deudas.

Los casi 57 millones de euros suponen más de una cuarta parte de los 186 millones que alcanzaron las propiedades subastadas en toda la comunidad autónoma gallega en un año. Javier Rincón, de Rinber Abogados, cree que esos datos reflejan la digestión de una crisis larga y dolorosa. «Son la mayor parte por temas hipotecarios, esos procesos irán poco a poco a menos, ya que los procuradores ya están notando una bajada. Todos hemos vivido del boom inmobiliario, a cualquiera le daban una hipoteca, y siempre es lo último que se deja de pagar. Desgraciadamente han quedado los más débiles por el camino», precisa. Además, asegura que estos son procedimientos ejecutivos y «poca oposición hay frente a ellos».

«Es como ir a la guillotina»

El problema, insiste, es que es un procedimiento muy desangelado. «El que viene a tu despacho no te va a decir que está pagando y no le meten un pleito si tiene una moratoria. En muchas ocasiones el demandado no comparece, no suele ir acompañado de un abogado. Muchas veces es como acompañar a la guillotina a un ajusticiado. Si no pagas te ejecutan».

Javier Rincón asegura que ahora está ocurriendo que muchos bancos cogen, por ejemplo, paquetes de miles de coches impagados y lo venden a empresas financieras que se encargan de reclamar el pago de los mismos y su ejecución. «Los venden por mucho menos», precisa. Es lo que se conoce como subrogación de acreedores de bancos a financieras. «Además, habitualmente es difícil ponerse en contacto con las financieras. La dación en pago se puede hacer en estos casos, o te pagan una parte y te quedas debiendo 12.000 o 13.000 euros», indica, y añade: «Pierdes siempre».

En la mayoría de los casos, los que ven cómo se subastan judicialmente sus bienes son quienes no han podido pagar su hipoteca y, en el caso de solares o fincas rústicas, se trata de pequeños empresarios que trataron de promover pero la crisis del ladrillo les estalló en la cara.

«Hay que dar facilidades pago»

El abogado Luis Ferrary también considera que los números reflejan la larga digestión de la crisis, pero se queja de que el procedimiento antes de llegar a la subasta debería dar muchas más facilidades de pago a quienes se ven en un trance así. «Yo pienso que debe reformarse no tanto el procedimiento de la subasta en sí como las normas previas para no llegar a la misma, es decir, que se den más facilidades de pago una vez que alguien no puede abonar una cantidad».

En su opinión, hay que ir a por una auténtica dación de pagos, no sólo para los casos más desesperados, sino para más gente. «Cuando se llega a la subasta del bien, el banco suele adjudicarse la vivienda, no hay posibilidad de que la adquiera el deudor. Muchas veces las casas se subastan con el dueño aún dentro y luego se les proponen soluciones difícilmente aceptables. La solución debe tomarse antes».

Asegura Ferrary que la típica imagen del subastero que husmea por los anuncios del juzgado, los periódicos o los boletines oficiales con el fin de hacerse con el piso a bajo precio y poder comprarlo ya ha desaparecido.

Aclara que muchos bancos tienen ya sociedades que se dedican a administrar esos pisos comprados en subastas, de forma que, en cierta manera, ese mercado «se ha regularizado con empresas vinculadas a las entidades de crédito. El subastero ya no existe, he visto muchos casos y suele ser un chollo. Lo sé porque algunos bancos se dirigen a mí tras comprar las casas en las subastas».

Son los juzgados de Primera Instancia y los Mercantiles los que más subastan realizan, aunque Rosario Medina, secretaria del Juzgado de Primera Instancia número 19 de la capital, afirma que muchas de esas subastas quedan desiertas.

Medina es una de las encargadas de explicar a sus compañeros cómo serán las nuevas subastas por internet, que entran en vigor el 1 de octubre de 2015 en virtud de la Ley de Subastas Electrónicas. «Yo señalo pocas subastas, no me piden muchas», precisa.

Precio

Entre los bienes subastados, hay algunos que se adjudican hasta por más de 300.000 euros, en el caso de algunos inmuebles o locales comerciales, según ha podido comprobar este periódico en las bases de datos. El bien se tasa en un precio aunque se adjudica, normalmente, por uno más bajo. Otros bienes usualmente subastados son maquinaria de cualquier tipo, herramientas de trabajo o naves industriales, aunque también se subastan objetos curiosos de vez en cuando.