­Unos seis carriles, tres en cada dirección a lo largo de aproximadamente cuatro kilómetros. Si la avenida de Andalucía, en un día de escrupulosa jornada laboral ya se asemeja crónicamente a una arteria calcificada, ayer, más de 2.000 taxistas hicieron de una de las principales vías de conexión con el centro de Málaga un gran aparcamiento al aire libre. Fue una parálisis que se estiró a lo largo de toda la mañana y puso de relieve la capacidad de movilización de unos sindicatos, los del taxi, históricamente dispuestos a mostrar una dilatada voluntad por luchar cada uno por su lado. «Por fin hemos estado unidos», se congratuló ayer el presidente de Aumat, Pepe Royón. Con la controversia de la reciprocidad modulada aún resonando, no suele ser habitual ver a los taxistas de la capital caminar juntos con sus compañeros del resto de los municipios de la provincia.

«Todos contra la liberalización del taxi, 100.000 familias españolas reclaman dignidad», rezaba la pancarta que precedía el convoy de protesta a la altura del puente de Tetuán, que fue el punto donde se unieron, a eso de las 11.00 horas de la mañana, los manifestantes de a pie para enganchar con una fila de vehículos que ya bloqueaba toda la avenida de Andalucía y que se perdía en el horizonte. Lo que finalizó a las 13.00 horas con un nutrido grupo de taxistas exigiendo la comparecencia del alcalde, Francisco de la Torre, a las puertas de un Ayuntamiento asediado por numerosos agentes de las fuerzas de seguridad del Estado, había empezado a primera hora de la mañana con una peregrinación masiva a la explanada del Palacio de Deportes José María Martín Carpena. En juego, según los principales sindicatos, el futuro inmediato de un sector hasta ahora considerado como servicio público, y que podría ver como se abren sus puertas a la entrada de grandes multinacionales si se cumple, finalmente, la voluntad de la Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia (CNMC), que aboga por la derogación de esos artículos de la ordenanza municipal que blindan en la actualidad al sector. Hecho que, según manifestó ayer el presidente de ATA, Lorenzo Amor, «podría suponer un duro golpe para un sector que empieza a levantar cabeza después de años de crisis».

Sobre la mesa de la controversia, un dictamen de la CNMC, órgano dependiente del Ministerio de Industria, y que ha puesto en danza al sector. En concreto, se trata de 16 artículos que están incluidos en la ordenanza municipal que regula al sector en Málaga y que, según la CNMC, resultan contrarios a derecho. En la práctica, esta derogación significa una inminente liberalización del sector y equivaldría a borrar de un plumazo las garantías que ofrece ahora mismo un servicio considerado como público. «La CNMC quiere juzgar una norma que ya ha sido juzgada por la Junta de Andalucía», manifestó ayer el presidente de la Federación Andaluza de Autónomos del Taxi, Miguel Ruano en alusión al decreto 35/2012. Este decreto integrado en la Reglamentación Andaluza sobre los Taxis sirve, precisamente, de marco común para la ordenanza municipal de Málaga, ahora puesta en duda por la CNMC. «La ley es la que es y son los ayuntamientos los que se encargan de regular las tarifas de este servicio público», insistió ayer Lorenzo Amor sobre depositar la responsabilidad en manos de los diferentes ayuntamientos y en su capacidad para adaptar medidas que eviten, en última instancia, la entrada de grandes multinacionales y la desregulación del mercado.

Aires de protesta, petardos, pancartas, bengalas y sonido tronante de megafonía. No faltaron ayer tampoco los ingredientes tradicionales de los que se nutre una manifestación con cierto empuje. Lo de ayer fue una masa tan heterogénea como los distintos prefijos telefónicos que rotulaban los taxis. Entre los profesionales de la capital se mezclaron, entre otros, taxistas del resto de provincias de Andalucía. También, de Valencia, Zaragoza, Madrid o Barcelona.