Lleno el primer día. Como si no hubiera pasado el tiempo. Como si los últimos meses no hubieran existido para una clientela fiel que en cualquier otra circunstancia, y si fuera cualquier otro restaurante, definitivamente hubiera salido huyendo. Sin embargo, en La Cónsula es diferente. Los problemas no se han acabado, ni mucho menos, pero ayer reabrió el alma de la escuela de hostelería de Churriana. Y lo hizo demostrando el prestigio ganado a pulso durante todos estos años.

Buen ambiente y magníficas expectativas de reservas para la próxima semana. Los alumnos, felices e ilusionados. Los profesionales de cocina y sala, motivados y confiados. La reapaertura del restaurante es todo un símbolo. Pero no el final del camino. «Estamos aún en el camino», recordaba ayer el abogado de la Junta responsable del proceso de liquidación del antiguo consorcio, José Carlos Aguilera. También destacaba la calidad del servicio, de los platos y la generosidad de un grupo de empresas malagueñas, «sin las cuales el restaurante no hubiera podido abrir sus puertas».

Son empresas que se encargan de servir los productos «a crédito y sin fecha límite» como Hermanos Gallego Fernández, importante distribuidor de frutas, hortalizas y productos de la huerta de la provincia; Román y Martos, que distribuye carnes y pescados; Famadesa, con huevos y carne de cerdo; Promahos, que ha revisado y reparado la maquinaria de cocina; López Pardo, de Vélez; el grupo MS, de Miguel Sánchez; o Cruzado Informática.

Aguilera recordó que mantiene el compromiso con la plantilla de que cobrarán antes de final de mes. Se les deben las seis últimas nóminas. Pero claro, para ello es imprescindible que tanto la Junta de Andalucía como el Ayuntamiento de Málaga pasen de las palabras a los hechos, y hagan efectiva su aportación en el presupuesto de liquidación. «Nos hacen falta recursos y tienen que cumplir sus compromisos y con su obligación como responsables del anterior consorcio», insistió el abogado, quien recordó que hoy se cumplen dos semanas desde que el consejo rector aprobó este presupuesto.

«Entendemos que ordenar estos pagos requieren de una tramitación formal, pero estamos al límite de los tiempos razonables», insistió Aguilera, quien garantizó que cuando se culmine el proceso de integración al SAE, «se acabarán los problemas».