­Internet es uno más en casa. Ha cambiado nuestra forma de interactuar y nuestro smartphone, tableta o portátil se ha convertido en una extensión más de nosotros mismos. Los beneficios que aporta uno de los grandes hallazgos de las últimas décadas son innumerables pero los peligros que entraña este revolucionario invento de la tecnología tampoco quedan atrás.

El uso de los dispositivos móviles o de mesa para el comercio electrónico está cada vez más extendido. En los últimos tres meses su uso dentro de la región andaluza se posiciona con el 36,7 por ciento. Un dato que arroja el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) y que demuestra que cada vez son más los que pierden el miedo a comprar a través de internet, aunque todavía está por debajo de la media (39,7 por ciento). Hace más de un año la región se posicionaba en este ranking con algo menos de un tercio de usuarios y el 10,9 por ciento.

Si internet es la nueva forma de ir de tiendas, pasar la tarjeta virtual abre la veda a los estafadores para tener una forma nueva de delinquir. Las pérdidas económicas por el uso fraudulento de la tarjeta es una cifra casi imperceptible en términos porcentuales pero se convierte en una auténtica pesadilla para los que lo padecen. En Andalucía apenas representa el 0,9 por ciento y se posiciona como una de las comunidades que menos problemas de esta índole padece. Solo están por debajo Asturias y Valencia, con el 0,8 por ciento. La media nacional se sitúa en el 2,4 por ciento.

En cuanto al recibo de correos electrónicos no solicitados, los e-mails conocidos como spam, Andalucía se encuentra muy por debajo de la media nacional situada en 59,2 por ciento. La región se queda con un 53,8 por ciento y se posiciona como la segunda comunidad que menos llena la bandeja de correo no deseado, solo por detrás de las Islas Baleares, con el 49,1 por ciento. Quizá este sea el mal menor que se puede sufrir en la Red.

El contagio de virus u otra infección informática que haya conllevado una pérdida de tiempo o información es uno de los grandes temores de los internautas, pero parece que los andaluces no tienen problemas en exceso con este tema aunque tampoco son los que menos se enfrentan a ello. Con el 23,2 por ciento está en la media nacional.

Una práctica algo más perjudicial es verse afectado por abusos sobre la información personal enviada por internet y/o otras violaciones de su intimidad. En este caso, Andalucía está algo por encima de la media nacional -5 por ciento- en medio punto, en concreto, aunque se encuentra en la mitad de la tabla con respecto al resto del mapa.

Las pérdidas económicas ocasionadas por mensajes fraudulentos recibidos (phishing) o por ser redirigidos a páginas falsas de internet que solicitan información personal, el fenómeno conocido como pharming, es uno de los delitos que se cuelan a través de la red. La región andaluza sufre prácticamente el mismo porcentaje de personas que la media española; 3,5 por ciento y 3,6 por ciento, respectivamente.

A pesar de todo ello somos de los que menos utilizamos herramientas de seguridad en nuestros dispositivos, con respecto al resto de comunidades. El 18, 6 por ciento de los andaluces aseguran que no tienen ningún antivirus u otro sistema que proteja su ordenador. Melilla es la única ciudad que le supera (24,2 por ciento). En cuanto a los que sí dicen tener instalado algún sistema anti hackers, la región es la tercera que menos tiene instalados (74,2 por ciento). El porcentaje restante hasta llegar al cien por cien desconoce si tiene o no algún sistema instalado o no es aplicable por no utilizar ningún ordenador privado.

En algo que sí que estan los andaluces a la última es en la descarga de aplicaciones. App para jugar, hacer deporte, aprender idiomas, comprar en tiendas o saber cosas tan variadas como controlar tu embarazo, saber el tiempo o editar la última foto que has hecho se han convertido en un auténtico fenómeno y la región se sitúa junto a Madrid, Cataluña, Comunidad Valenciana, Galicia o Melilla como las comunidades más punteras, con el 57,2 por ciento, según los datos facilitados por el INE.