­La pérdida de un helicóptero y el fallecimiento de uno de sus pilotos tras estrellarse en Casares contra una torreta de alta tensión en mayo del año pasado no supuso demasiados problemas para una de las dos organizaciones dedicadas al tráfico de hachís desmanteladas por la Guardia Civil. Los investigadores aseguran que, en apenas cinco meses, los narcos ya contaban con una nueva aeronave mucho más rápida y con más capacidad que la anterior y nuevos pilotos con los que traer hasta la península el hachís procedente de Marruecos. La operación Bombardero, que ha sumado 15 detenidos en Málaga, Cádiz, Toledo y Madrid, no sólo ha servido para intervenir cerca de una tonelada de hachís, sino que también ha cortado el grifo con el que estas organizaciones abastecían a otros países de Europa.

Según informó ayer el instituto armado, entre los detenidos están los propietarios de las aeronaves, pilotos, testaferros, personas que facilitaban carburante de forma ilegal y otras que daban cobertura en tierra y arrendaban las fincas donde ocultaban las aeronaves después de las descargas. Pero por encima de todos destaca la figura de un veterano instructor, cuya gran experiencia en vuelos nocturnos y rescates en el Pirineo francés y en los Alpes suizos supuso el mejor adiestramiento para los pilotos que tenían que traer la droga desde el norte de África. De hecho, este instructor fue detenido cuando instruía a uno de sus pupilos en un vuelo nocturno desde Marruecos en el que transportaban 600 kilogramos de hachís en un aparato que contaba con elementos de visión nocturna de última generación así como otros sofisticados sistemas de navegación. En este caso, los agentes pudieron determinar quién adquirió, financió y matriculó el helicóptero, además de identificar al copiloto, que logró darse a la fuga tras aterrizar con la carga ilícita.

Tres años de trabajo. Según fuentes cercanas al caso, la investigación arrancó hace ahora tres años, aunque fue el incidente de Casares el que dio un gran impulso a los investigadores, que en diciembre consiguieron interceptar dos helicópteros, detener a sus cuatro ocupantes e intervenir el hachís que transportaban. Esto permitió que el Equipo de Delincuencia Organizada y Antidroga (EDOA) de la Guardia Civil de Málaga determinara quienes estaban detrás de cada escalón en cada una de las organizaciones criminales. «Estaban perfectamente jerarquizadas», explicó el instituto armado antes de destacar que la cadena iba desde la financiación, la captación y el adiestramiento de pilotos, hasta la elección de las rutas de ida y vuelta a Marruecos, el suministro de combustible y la logística en tierra.

A los 15 detenidos, seis de nacionalidad española, siete francesa y dos marroquíes, se les imputan los delitos de tráfico de drogas, pertenencia a organización criminal, tenencia ilícita de armas y receptación.

Entre el material intervenido, se encuentran 810 kilogramos de hachís; tres helicópteros valorados en 2.500.000 euros; cuatro vehículos, libros de vuelo, dinero en efectivo, móviles, visores nocturnos, navegadores y material informático. Las investigaciones han sido dirigidas por los juzgados de Instrucción números 3 y 4 de Estepona y han sido llevadas a cabo por el EDOA de la Guardia Civil de Málaga, contando con apoyo del Servicio Aéreo de la Guardia Civil y del Grupo de Reserva y Seguridad de Sevilla.