Un jesuita navarro de 29 años pasea por El Palo recién acabada la Guerra Civil en Málaga. Sólo descubre hambre, precariedad y analfabetismo. Pero el sacerdote mira al mar y vislumbra un horizonte de esperanza para los hijos de los pescadores. Comienza dando clase a los niños en el Imperial Cinema de la familia Marín, en la avenida de la Estación; de ahí pasa a una lonja junto a la playa y a continuación levanta el grupo escolar Nuestra Señora del Carmen para alumnos de Primaria, al lado de Casa Pedro.

El 12 de octubre de 1939 este colegio ya lleva el nombre añadido de Instituto Católico de Empresas (ICET), que un año más tarde recibe autorización para impartir formación profesional. A mediados de los 40 se levanta el edificio actual, que también funciona como internado hasta finales de los 60 y acoge a niños de toda España. El sueño hecho realidad del padre Antonio Ciganda Ilarregui (1907-1994) ha cumplido ya tres cuartos de siglo. El ICET del Palo (SAFA-ICET desde 1969) lo ha celebrado durante todo un año, hasta hace unos días con un misa en la iglesia de los jesuitas de calle Compañía.

«El padre Ciganda era una persona muy culta, un intelectual que se dedicó a quitar el hambre en El Palo. Una persona llana que luego estuvo a cargo de la provincia de los jesuitas de Japón», resume José Castillo, profesor de Administración, administrador del centro y exalumno que conoció al padre Ciganda en sus últimos tiempos.

En el ICET se recuerda mucho a este jesuita que cambió el barrio para siempre. El director del centro, Francisco Porcel, que también es profesor de Geografía y de Ámbito Sociolingüístico, muestra algunos libros y objetos litúrgicos empleados por el sacerdote.

Francisco llegó al ICET hacia 1980 y se considera muy afortunado por seguir en este centro que educa a alumnos desde los 3 años hasta que marchan, bien a la universidad o eligen la Formación Profesional de ciclo medio o superior.

El caso del administrador José Castillo puede ser el ejemplo de muchos alumnos del Palo de décadas pasadas: «Yo estudiaba en el Colegio Gutiérrez Mata, vengo de una familia muy humilde, el bachillerato se hacía en Martiricos y un día el director del ICET fue al colegio a hablarnos de la Formación Profesional. Les dije a mis padres que en El Palo había Formación Profesional para estudiar un oficio y empecé a estudiar aquí».

El futuro profesor entró en el ICET en 1976, con 14 años «y había unos profesores que te hablaban de Filosofía, de Freud... contaban cosas que para mí fueron un mundo, un cambio trascendental que me marcó», confiesa.

El perfil de los alumnos ha ido cambiando con el tiempo: antes de la crisis incluso algunos estudiantes que suspendían y dejaban el centro eran reclamados por empresas que necesitaban con premura un trabajador y no podían esperar a junio.

«Ahora hay alumnos que se reciclan, vienen también de la universidad a hacer FP porque necesitan hacer algo más práctico», cuenta el director Francisco Porcel. El responsable del centro informa de que el ICET ofrece en el ciclo medio de FP Administración, Comercio, Enfermería (para ser auxiliar de enfermería), Electricidad, Vehículo (Mecánica) así como Frío y Climatización. En el ciclo superior, para el que hay que tener el Bachillerato o superar un examen de ingreso, se estudia Informática así como Administración y Finanzas.

Además este año hay dos novedades: en primer lugar la FP dual, «parte del currículum se da aquí y parte lo da la empresa», aclara el director, así como un centro de idiomas no concertado en el que se imparte inglés para obtener los diferentes títulos hasta B2. «Y si llega el B2 habrá que preparar el C1», indica.

Con cerca de 700 alumnos, muchos de ellos de varias provincias andaluzas, el sueño del padre Ciganda se ha convertido hoy en una gran institución en El Palo. Como señala el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, en una reciente carta al hablar del ICET, «como una onda expansiva llegó a todos los hogares y familias transmitiendo a generaciones de alumnos valores humanos que son el fundamento de nuestra sociedad y nuestro progreso».