El temporal del domingo no provocó ningún daño catastrófico, pero obligará a intervenir en nueve playas del litoral malagueño con actuaciones de refuerzo. Este es el balance provisional que ofreció ayer el jefe de la Demarcación de Costas en Málaga, Ángel González, quien apostilló que también habrá que vigilar la evolución de tres o cuatro playas más. El Arraijanal, en la capital, es la zona que más erosión ha sufrido como consecuencia del oleaje, aunque González se refirió a los daños en los muretes de los paseos marítimos de Guadalmar y en la zona del Castillo de Manilva; una escorrentía en el paseo marítimo de San Pedro de Alcántara que ha dejado al descubierto la tosca playa original; y las erosiones sufridas en un tómbolo de Las Chapas (Marbella) y en la playa de La Malapesquera (Benalmádena). Aunque el responsable de Costas dijo que es pronto para arrojar cifras de daños que a buen seguro se conocerán la semana que viene, adelantó que el presupuesto ordinario de reposición de 300.000 metros cúbicos de arena en las playas que se hace cada temporada ronda el millón de euros. «No creo que la actuación llegue a esa cifra, pero va a ser importante, aunque lo mismo la supera», apuntó. Por su parte, el subdelegado del Gobierno, Miguel Briones, insistió en que ambas instituciones trabajan en la posibilidad de habilitar un crédito extraordinario para compensar los daños sufridos en el litoral, aunque trazó una línea roja a los empresarios afectados al invitarles a iniciar los trámites con sus respectivos seguros.

Más rotundo fue el jefe de Costas, que recordó que la ley señala que los chiringuitos costeros deben situarse en la parte alta del dominio público, adosados a los paseos marítimos o a un mínimo de 70 metros de la orilla. González explicó que el oleaje del pasado domingo invadió en ocasiones hasta 80 metros de playa y subrayó que no cumplir estos requisitos fuera de la temporada veraniega, cuando los temporales son más frecuentes, «no tiene lógica».

Presión urbanística. El máximo responsable del litoral también justificó lo ocurrido como parte de un proceso natural al que hay que añadir la gran presión urbanística que se viene ejerciendo en la Costa del Sol desde hace medio siglo. «El proceso urbanizador en esta provincia ha sido amplísimo en los últimos 50 años. Calculamos que el 40% de las playas de nuestro litoral están debajo de ese proceso», aseguró González, antes de añadir que la falta de aportaciones de áridos que provocan los encauzamientos de arroyos y ríos y la estrechez de unas playas con un amplio impacto turístico «hace que estemos en un juego de equilibrios complicado que se puede romper de un momento a otro».

Costas recordó que las obras de rehabilitación de los espigones de Pedregalejo y Nueva Andalucía (Marbella) comenzarán de manera inminente, mientras que las de Ferrara (Torrox), que ya están adjudicadas, no se iniciarán más allá de febrero. Briones reiteró que están a la espera del informe de impacto medioambiental para licitar durante el primer semestre la construcción del primero de los tres diques (3,4 millones de euros), con los que se pretenden proteger los Baños del Carmen. Se trata del espigón de poniente (Morlaco), mientras que los otros dos, el de levante y el exento, seguirán condicionados al proyecto que nunca llega para el antiguo balneario, actualmente bloqueado por el conflicto judicial entre los concesionarios y la Junta, que declaró nula la compraventa de la explotación. El consejero de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio, José Fiscal, abogó ayer por el «diálogo» para tratar de encontrar una solución al problema «desde el cumplimiento estricto de la norma».