­En plena época de apuros para la investigación, con las correspondientes estrecheces presupuestarias, Felipe VI vino ayer a Málaga a reivindicar la importancia de la inversión en I+D+i. Elemento clave, según plasmó el monarca en su discurso institucional que clausuró la entrega de los Premios Nacionales de Innovación y Diseño, para garantizar la prosperidad de una nación que aspira a estar en esa ristra de países que conforman lo que abstractamente se llama el primer mundo. En un alegato, en esta ocasión huérfano de cualquier matiz que pudiera hacer alusión a la actualidad política, Felipe VI fue rotundo: «Sin innovación no hay progreso ni avance social».

Fue la segunda vez que los Reyes pusieron pie en Málaga, después de que se produjera el relevo al frente de la Corona. Al igual que en el mes de septiembre del año pasado, cuando el actual monarca estrenó su cargo por tierras andaluzas para presidir el XIX Foro España-Estados Unidos, Felipe XI vino acompañado por doña Letizia. En esta ocasión, la visita se produjo para la entrega de los Premios Nacionales de Innovación y de Diseño 2015, que otorga la Secretaría de Estado de Investigación, Desarrollo e Innovación del Ministerio de Economía y Competitividad. Unos galardones que tienen como misión reconocer la innovación y el diseño como factores esenciales para aumentar la competitividad y el rendimiento económico, así como aportar calidad de vida a los ciudadanos.

Al final, dio igual que no figurara ningún malagueño entre el rosario de premiados para que la capital se pudiera presentar como una de las ciudades que más sensibilizada está con la materia en la vasta geografía española. Fue el propio monarca quien trazó una imagen de Málaga como epicentro de una profunda actividad innovadora. Delante de un séquito de autoridades tan variado como representativo -la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz entre los más destacados-, el monarca habló de una ciudad «moderna y vanguardista», una «smart city» que habría encontrado el equilibrio perfecto entre prodigarse en la innovación y respetar el «culto a la tradición y el aprecio y cuidado de su patrimonio cultural».

En un Teatro Cervantes casi lleno entre la lluvia de autoridades y el habitual despliegue de seguridad que exigen estas ocasiones, se sucedió la entrega de premios. En todo momento, el rey Felipe puso en valor la creatividad y el espíritu innovador de los españoles y abogó por cuidar estos aspectos «con inteligencia y sensibilidad social», para que sigan siendo en el futuro «unos de nuestros elementos distintivos y de nuestras grandes fortalezas como nación».

Premios en seis categorías. Antes de que Felipe VI dedicara su discurso a los premiados, éstos ya habían recibido sus galardones en las seis categorías en los que se distinguían estos galardones a la innovación y al diseño: trayectoria innovadora, compra pública innovadora, sendos premios a la internacionalización, diseño en categoría de empresas y, finalmente, premio nacional al diseño en la categoría de profesionales.

Ante la decena de personas que ocuparon las butacas del Teatro Cervantes, también compareció la secretaria de Estado de I+D+i, Carmen Vela, para reconocer el compromiso de la Casa Real. «Los reyes vuelven a demostrar su compromiso con la ciencia estando presentes aquí en Málaga», afirmó en un discurso enfocado, también, a constatar con la forma diligente que se trata en Málaga todo lo relacionado con la ciencia y la innovación. «Pocos sitios con tanto mérito como Málaga para ser sede de estos premios», destacó la secretaria del ramo, que otorgó categoría de «inmejorable tarjeta de visita internacional» a todos los premiados. Lejos de las voces críticas que hablan del sepelio de la innovación en España, con el goteo de la emigración masiva de numerosos investigadores a los países del entorno europeo, Vela afirmó que el Gobierno «piensa cada vez más en innovación y diseño como herramientas de competitividad, a pesar de la crisis.

Por si alguien osara poner en duda el poder de convocatoria de los reyes, la duda quedó disipada definitivamente con la presencia de la presidenta de la Junta de Andalucía. Sin ocasión de brindarse a su actividad parlamentaria por las estrecheces de la agenda, Díaz prefirió hacer su aparición para hacer rugir el compromiso de la Junta con todo lo relacionado en algún modo con el desarrollo, la investigación y la innovación. Así, adelantó que su compromiso con el I+D+i se verá reflejado en los próximos presupuestos autonómicos, con una partida específica que asciende hasta los 400 millones de euros. Con el objetivo final, según Díaz, de «lograr un cambio de modelo productivo en Andalucía».

El acto finalizó con un enjambre de chaquetas y trajes compartiendo un cocktail con los reyes a puerta cerrada y en la planta noble del Teatro Cervantes.