­«Al alcalde le está saliendo caro la imposición de Raúl López como gerente de la Smassa». La frase, de un concejal con galones de la oposición, ilustra la simbólica partida de ajedrez político que en estos momentos parecen jugar el alcalde de Málaga (jugando con blancas) y los cuatro líderes de la oposición municipal (jugando con negras). El alcalde le come el peón de la gerencia de Smassa a la oposición y logra colocar a su exconcejal Raúl López al frente de la empresa; el equipo de la oposición reacciona y en una jugada con doble frente le arrebata a De la Torre dos de sus peones más fieles: la gerencia de la televisión municipal Onda Azul y el de la empresa de limpiezas Limposam.

La estrategia de los grupos de la oposición -que sólo pueden desarrollar cuando se alían los cuatro grupos: PSOE, Málaga Ahora, Ciudadanos, e IU- no es baladí. Persigue cortar los puentes políticos del alcalde con los que conforman el segundo escalón de su gobierno. Persigue por tanto desarmar, como piezas de un mecano, su organigrama de poder municipal; dejarlo huérfano políticamente y aislarlo con su equipo de concejales.

Onda Azul y Limposam

Esta estrategia acaba de comenzar y, a menos que los resultados de las elecciones generales del próximo 20 de diciembre la rompa, debe ir a más en los próximos meses y hacerle muy amargo el ejercicio del poder a Francisco de la Torre y convertirse en un poder prestado.

De ese segundo escalón de poder que son las empresas municipales, De la Torre ha aceptado perder el control de una de ellas: Emasa: pero en las próximas semanas perderá el control de dos más: Onda Azul y Limposam y pende el peligro de que esa pérdida se extienda a otras empresas como Más Cerca, Promálaga o Parcemasa. Un peligro real pues la portavoz socialista, María Gámez, afirma al respecto que «no nos ponemos límite».

De todas ellas, la pérdida más simbólica y con más lecturas políticas es la de Onda Azul. El control de un medio de comunicación forma parte del abc de los que sustentan el poder político. Es preciso un altavoz que airee tus logros y silencie a la oposición.

Si finalmente la oposición impone el cese de la gerente de Onda Azul y su relevo, habrá que achacarlo a su torpeza política. La gerente, Fátima Salmón, que ya lo era en el anterior mandato de De la Torre, fue ratificada en su puesto a primeros de julio. Parece que no supo darse cuenta de que los tiempos políticos ya no son los de antes, donde la mayoría absoluta del PP imponía su ley democrática. Ahora, la gerente ha querido ingenuamente seguir maniobrando como antes y ha pretendido imponer la programación televisiva de manera unilateral al resto de fuerzas políticas; no solo eso, ha mostrado resistencia a un acuerdo del pleno del Ayuntamiento que mandataba a Onda Azul a transmitir las sesiones plenarias desde el mes de octubre.

Además las críticas por un «tratamiento tendencioso» de la información vienen siendo cada vez mayores. Esto ha hecho que Ciudadanos, que en julio dio un voto de confianza a Salmón para que siguiera en su puesto, ahora se lo ha quitado con el argumento, esgrimido por su portavoz , Juan Cassá, de que Onda Azul «es tele alcalde».

De la Torre ha visto «incoherencia» en la posición unitaria de la oposición de relevar de su puesto a Salmón al señalar que el acuerdo del último consejo de administración era crear una comisión donde estuviesen todos los grupos municipales para reelaborar una programación de consenso.

Con todo, en esta guerra estratégica por ganar o perder poder, el alcalde sólo ha ganado de momento una batalla, la que le ha permitido colocar a Raúl López como gerente de la Sociedad Municipal de Aparcamientos (Smassa).

Los distritos

En apenas dos meses se dirimirá otra de las grandes batallas en esta partida de ajedrez por el control municipal. El 31 de diciembre deben cesar los diez directores de distritos nombrados a dedo por el alcalde (en Churriana no hay) y el viernes 1 de enero (a más tardar el lunes 4) deberán estar nombrados los funcionarios que cumplirán a partir de entonces las tareas directoras en los distritos.

Las peleas, las presiones - unas teledirigidas y otras no,- están actuando como un fuego cruzado a favor de que se mantengan los directores de distritos como cargos políticos de confianza y los que defienden el nuevo acuerdo.

Los distritos son una pieza más en la estrategia de restarle poder a De la Torre, de robarle ese granero político que suponen los barrios y sus asociaciones.

Ciudadanos, artífice de este cambio que hará que los distritos queden en manos de funcionarios, se mantiene firme en esa decisión que forma parte del pacto de investidura: «El 1 de enero en cada distrito deberá haber un funcionario, elegido por concurso y con atribuciones suficientes, para dirigir cada distrito», afirma Juan Cassá sin la menor sombra de duda.

Sin embargo, la cosa no es tan fácil. Hay que ponerse de acuerdo en la fórmula para elegir a cada director y mientras el equipo de gobierno deja pasar el tiempo, los grupos de la oposición tienen soluciones distintas: unos abogan por el concurso, como PSOE y Ciudadanos, y otros por elegir por consenso al más idóneo, como defiende IU y Málaga Ahora.

Además el funcionario elegido deberá tener un nivel administrativo que le arrogue autoridad, ello conlleva un nivel salarial alto. Habrá que buscar también una fórmula para premiar económicamente a estos directores por su dedicación los sábados, festivos y en horario de tarde. Todo ello podría suponer, según los augurios del portavoz del PP, Mario Cortés, que «el cambio no suponga ningún ahorro sino al contrario, nos cueste más dinero».