­El calendario vacunal se ha convertido en un documento indispensable en el que plasmar la información de sus hijos para saber que todo está en orden. Una cartilla en la que seguir a rajatabla las recomendaciones médicas y rellenar casillas como si de un juego de mesa se tratara en el que llegar a la meta con todos los huecos rellenos para no dejar nada al azar.

Desde que hace dos siglos un experto se decidiera a combatir la viruela con un inyectable hasta la actualidad, han cambiado mucho las cosas: la gente ha dejado de morir por enfermedades nimias y otras que causaban epidemias en la época del blanco y negro han desaparecido.

Hoy son pocos los que no se rigen por los calendarios autonómicos para cumplir con las recomendaciones de los pediatras. Algunos, incluso, han llegado a exigir que se conviertan en obligatorios para evitar a los residuales pero existentes movimientos anti vacunas, que consideran que la industria farmacéutica se lucra con los inyectables y que estos llevan productos inadecuados y tóxicos para la salud.

En el último año y medio las vacunas han vuelto a la primera plana. Primero fue, en 2013, la decisión que afectó a la vacuna de la varicela, que hasta entonces se ponía a los niños de 1 año y a los de tres con una dosis de recuerdo. Los comités se vieron obligados a recomendarla a los 12 años tras la exigencia del Ministerio de Sanidad, entonces dirigido por Ana Mato, que también bloqueó la venta privada de esta vacuna en las farmacias. Una decisión que desoyó las recomendaciones de pediatras y preventivistas, que clamaban por la vuelta a lo anteriormente establecido. Con la llegada del ministro Alfonso Alonso ha habido nuevas decisiones que han prestado más atención a los expertos en sanidad: la vacuna de la varicela vuelve a estar disponible en las farmacias y su intención es que vuelva a edad pediátrica y no a los 12 años, cuando la mayoría de niños ya la han padecido.

Algo parecido ocurrió el año pasado con la vacuna de la meningitis B, un inyectable que se ponía en el resto de Europa y EEUU y que, pese a las recomendaciones de los expertos, en España no había sido autorizada para su libre venta. Sólo los pequeños que padecían otras patologías o inmunodeficiencias fueron vacunados en las unidades de ingreso hospitalario.

Tras meses de controversia por aludir a que la vacuna no era aprobada para su venta en las farmacias por sus efectos secundarios -posible fiebre- el Ministerio dio el visto bueno y desde el pasado 1 de octubre puede adquirirse en farmacias. El problema es el desabastecimiento al que se enfrenta en la actualidad el laboratorio, que debe hacer frente a una gran demanda.

Otra vacuna que ha estado en controversia en las últimas semanas es la de la tos ferina. Un inyectable que se administra a partir de los 2 meses de edad y que, por tanto, protege a los niños desde entonces. Este verano trabajadores del Materno Infantil de Málaga aludieron a que había un brote que había ocasionado más ingresos de los habituales para la época. Todos los casos afectaban a lactantes, es decir, a bebés menores de los dos meses. La única manera de inmunizar a estos pequeños es que la madre, en el último trimestre del embarazo, se ponga la vacuna para transmitir la inmunidad al niño cuando nazca y estar, por tanto, protegido hasta que se vacune siguiendo el calendario.

Pero la muerte hace dos semanas de una recién nacida en Málaga ha puesto contra la cuerdas a la Junta de Andalucía, que se ha apresurado a incluir esta vacuna en el calendario de las embarazadas, anuncio que hizo esta misma semana. Siete comunidades autónomas ya contaban con esta medida y Andalucía era una de las que no la administraba. El problema, según Salud, obedecía a la situación de desabastecimiento de esta vacuna en todo el mundo. Para hacer frente a la demanda, el departamento de Aquilino Alonso ha decidido retrasar la última dosis de recuerdo, la de los 6 años, para emplear estas vacunas en los grupos de gestantes. En el momento en que la producción se restablezca todo volverá a su cauce habitual.

El calendario de vacunaciones de Andalucía se adaptó en 2014 a las recomendaciones acordadas en la Comisión de Salud Pública, para lo que se establecieron diversas modificaciones: la cuarta dosis de refuerzo de DTPa-VPI-Hib pasó de administrarse a los 15 meses a los 18 meses. También se incluyó un cambio en la pauta en la vacuna frente al meningococo C, al pasar las dosis a los 4 meses, una segunda a los 12 meses y una tercera a los 12 años. El último cambio fue el antes referido de la varicela, cuando se cambió su puesta a los 12 años.

El calendario vacunal andaluz recoge ocho tipos de vacunas. que incluye como «obligatorias». La primera que se pone nada más nacer al recién nacido es la de la hepatitis B. La segunda dosis se pone a los dos meses y la tercera, la última, a los seis. En el grupo de dos, cuatro, seis y 18 meses coinciden varias vacunas: la polio inyectable, la DTPA y la HIB. Las tres se ponen a la vez -se pueden simultanear- y todas incluyen cuatro dosis, excepto la DTPA, que prevé una a los 6 años -la ahora retrasada por Salud ante los problemas de suministro y para llegar a las embarazadas- y otra a los 14 años. La de la hepatitis B protege contra la infección causada por el virus del mismo nombre que puede producir graves enfermedades del hígado, como hepatitis crónica, cirrosis o algunos tipos de cánceres de hígado. El catedrático en Medicina Preventiva de la Universidad de Málaga, Joaquín Fernández-Crehuet, admite que se pone en el momento del nacimiento para evitar la posibilidad de que exista una transmisión vertical si la madre padece la enfermedad. «Es una vacuna 100% eficaz y segura», señala el médico.

La de la polio combate la poliomielitis, una enfermedad infecciosa provocada por un virus que ataca el sistema nervioso y puede llegar a causar parálisis. La DTPA lucha contra la difteria, una enfermedad muy grave que afecta principalmente a la faringe y amígdalas, aunque puede tener importantes complicaciones en el corazón y en el sistema nervioso; la tos ferina, una infección bacteriana aguda de las vías respiratorias, causada por la Bordetella pertussis; y el tétanos, una enfermedad grave que provoca espasmos musculares. Por su parte, la HIB protege de las enfermedades causadas por la bacteria llamada Haemophilus Influenzae tipo b, que en raras ocasiones puede causar meningitis.

El doctor Fernández-Crehuet señala que estas tres vacunas están bien aceptadas porque como mucho ocasionan una pequeña febrícula sin grandes efectos secundarios o problemas a largo plazo.

La siguiente vacuna en el calendario es la de la triple vírica, un inyectable que se administra a los 12 y a los 36 meses y que previene contra la sarampión, la rubeola y la parotiditis (paperas). «Tuvo mala prensa en los 80, pero porque el laboratorio tuvo un problema. Se trata de una vacuna fiable y recomendable, sobre todo a las mujeres, que deben estar vacunadas para cuando se quedan embarazadas de rubeola para evitar malformaciones», señala el también presidente de la Comisión Deontológica del Colegio de Médicos de Málaga.

Una de las vacunas de más reciente incorporación es la del meningococo C, desde el 2000 en el calendario. Se trata de uno de los gérmenes que con mayor frecuencia puede ocasionar meningitis y sepsis. El calendario la contempla a los 4 meses, los 12 meses y a los 12 años como recordatorio.

El inyectable que más recientemente se ha incorporado al calendario vacunal fue el de la vacuna contra el virus del papiloma humano, causante del cáncer de cuello de útero, de verrugas genitales y otras enfermedades. Esta vacuna no ha estado exenta de polémica tras varios problemas en Francia o España tras la administración de las tres dosis, que se ponen a los 14 años. El experto en Medicina Preventiva, Joaquín Fernández-Crehuet aboga por la puesta de la vacuna, que muchas familias no están poniendo, por lo importante de la prevención de varias enfermedades como cáncer. «Es muy recomendable, se está pensando poner a chicos e incluir más serotipos, ahí se ve lo importante que es», señala el médico, que participó en algunas de las investigaciones que se hicieron en Valencia a raíz de varios casos de posibles efectos secundarios y reconoce que no se encontró causa-efecto. «Están sobrando vacunas, pero cuando se mete en calendario es por mucha experiencia», lamenta el doctor, que recuerda que el calendario no se hace «caprichosamente» y que se gestiona con una experiencia larga de efectividad. «Las vacunas son eficaces, cuando se ponen en calendario o a la venta es porque se han hecho muchas pruebas que han demostrado que son efectivas y que dan inmunidad y crean defensas».

De momento, quedan cuatro vacunas fuera del calendario que los padres deben abonar si lo desean. Se trata de la del rotavirus, la meningitis B, la varicela y el neumococo. Estas dos probablemente estén en calendario en 2016. Fernández-Crehuet espera que ambas se incluyan en edad pediátrica.