­Proyecto Hombre cumplió el pasado 30 de octubre 30 años atendiendo a malagueños con drogodependencia y otras adicciones. En esta nueva etapa, Dolores Aguilar se pone al mando de la dirección tras dejar el cargo en el año 1998. La directora se enfrenta a nuevas adicciones como son las nuevas tecnologías, que afectan tanto a adultos como a menores de entre 13 y 18 años. Con motivo del 30 aniversario de la asociación, el próximo 27 de noviembre tendrá lugar un acto institucional en el auditorio Edgar Neville de la Diputación de Málaga que contará con una parte formativa con ponencias y algunos testimonios. Además, el 29 de noviembre habrá un concierto en el Teatro Cervantes de la soprano Pilar Jurado, organizado por el Club de Leones de Málaga a beneficio de Proyecto Hombre.

¿Cómo afronta la dirección de Proyecto Hombre?

Con muchísma ilusión. Yo me enamoré de Proyecto Hombre en el año 1985 cuando comenzó en Málaga. El trabajo que realizan los profesionales es precioso y la labor de acompañamiento que se hace con los usuarios es extraordinaria. Me hace mucha ilusión volver a casa.

¿Cómo valoraría los 30 años del proyecto?

Proyecto Hombre nació de la mano de Ramón Buxarrais, entonces obispo de Málaga, y de la Asociación Horizonte de Marbella. El programa ha acompañado durante todo este tiempo a muchísimos malagueños y, por supuesto, si acuden personas de otra provincia, los atendemos exactamente igual. Surgió con un fin altruista con los más pobres y ese objetivo se sigue manteniendo y cumpliendo hoy día. Proyecto Hombre ha crecido y ha madurado a lo largo de los años ayudando a muchas personas para que abandonen la adicción, aunque ojalá no hiciera falta y tuviéramos que cerrar.

¿Con qué programas cuenta actualmente Proyecto Hombre?

Existe un programa base, que lleva atendiendo usuarios desde los inicios del proyecto y ahora hay dos nuevos programas preciosos: un programa nocturno para las personas que tienen una vida familiar consolidada, un trabajo y alguna adicción, por lo que acuden al centro después del trabajo; y un programa muy bonito de prevención con menores.

Con el programa de prevención, acuden a muchos centros escolares malagueños...

Sí, el año pasado intervenimos en 40 centros escolares de la provincia, atendiendo a 10.220 alumnos en la prevención de adicciones de cualquier tipo. Trabajamos con el alumno, con el profesorado y con la familia. Ojalá en un futuro podamos llegar a todos los centros de la provincia, porque la prevención en edades tempranas es muy importante.

¿Ha habido una evolución en las diferentes adicciones en estos 30 años?

Sí, el perfil del usuario de las adicciones ha cambiado. En el año 1986 cuando yo comencé, la principal adicción era la heroína y hoy es prácticamente secundaria. En la actualidad, hemos visto la llegada de las nuevas tecnologías: móviles, ordenadores, videojuegos... Estamos teniendo una gran afluencia de menores con adicciones de este tipo.

¿Hay diferencia entre las adicciones de los jóvenes y de los adultos?

Los jóvenes que acuden a alguno de los programas tienen problemas de adicción a las nuevas tecnologías, al cannabis y al alcohol. Sin embargo, los adultos que acuden son adictos al alcohol y a la cocaína. Además, están entrando muchísimos usuarios de patología dual, es decir, tienen problemas psiquiátricos añadidos a la adicción de alguna sustancia. Hay un abanico muy amplio. También estamos atendiendo a mujeres con conductas y problemas de codependencia emocional. En cuanto a los problemas alimenticios, tenemos a muchos jovenes, más chicas que chicos, con anorexia y bulimia. Pero estas adicciones no son nuestro objetivo, sino recuperar a la persona y acompañarla para que abandone estos problemas ayudada por el centro y también por su familia.

¿Cuáles son las causas principales de las adicciones?

En los menores, la familia no es culpable pero sí debe ser responsable. La educación en valores se aprende en el seno familiar, por supuesto, apoyados por el centro escolar. Llega una edad en la que la familia tiene que conocer la importancia de las amistades. Por eso, para Proyecto Hombre es muy importante trabajar con la persona y su familia.

¿Las familias se involucran en el tratamiento?

Sí, participan en el programa y algunas aseguran que han cambiado y mejorado gracias a Proyecto Hombre. Hermanos, tíos, sobrinos, amigos se involucran en el tratamiento y su presencia en la situación inicial del programa es obligatoria.

¿A qué edad empiezan los menores a convertirse en adictos?

En Málaga tenemos dos grupos grandes de menores de entre14 y 18 años. Uno de ellos con problemas de comportamiento y otro grupo, bastante numeroso, de chicos y chicas con adicción al cannabis o al alcohol. Cada grupo con sus correspondientes familias, que también se involucran en los programas para acabar con la adicción.

Las personas que reciben esta ayuda, ¿la solicitan ellas mismas?

Los menores van obligados, y los adultos también. La familia es la que ejerce presión para que asistan al programa.

@PalomaMartos2