El cerebro del caso Malaya, Juan Antonio Roca, se enfrenta a ocho años de prisión y 20 de inhabilitación por un delito continuado de malversación de caudales públicos en el caso de la planta desaladora de Marbella.

El ex asesor urbanístico también está acusado por la Fiscalía Anticorrupción de un delito de prevaricación administrativa y por este delito se le pide inhabilitación para empleo o cargo público durante nueve años, según la calificación fiscal. El juicio está previsto que se celebre en la Ciudad de la Justicia de Málaga los días 21, 22 y 23 de diciembre y en ese procedimiento también está acusado el abogado José Luis Sierra, también acusado de malversación de caudales públicos.

El fiscal señala en su escrito que el letrado José Luis Sierra, al que se le pide seis años de prisión y quince de inhabilitación, presenta un deterioro cognitivo severo por una demencia tipo enfermedad de Alzheimer, enfermedad de carácter neurodegenerativo, progresiva y sin cura.

El ministerio público mantiene que después de que Gil asumiera la alcaldía en junio de 1991 se maquinó en la corporación y se ejecutó «un procedimiento de huida del Derecho Administrativo», lo que ejecutaron el regidor y sus colaboradores más cercanos.

Esos colaboradores fueron elegidos en base a criterios de confianza «y con incumplimiento sistemático, injustificado y deliberado de la norma de contratación», con confusión de lo público y lo privado. Para ello se crearon sociedades municipales «una organización paralela», precisa el fiscal, y esta forma de actuar se extendió al periodo que Gil presidió la Mancomunidad de Municipios de la Costa del Sol Occidental.

El fiscal subraya que Roca «fue la pieza clave en todo el entramado municipal y societario hasta el momento de su detención e ingreso en prisión» y que «sus decisiones eran acatadas estrictamente por todos los miembros de la corporación municipal».

Roca, que lleva en prisión desde el 29 de marzo de 2006, fue condenado a 17 años de prisión por el caso Malaya y le pesan otras condenas por otros procedimientos como el caso Saqueo I. El fiscal en este procedimiento dice que en 1995, la situación de «pertinaz sequía» obligó a construir una planta desaladora en Marbella y se contrató a la empresa Decosol para su construcción, de forma que el contratista financiaría los trabajos a cambio de un canon de inversión. En el proceso de contratación administrativa y control contable «se produjeron graves incumplimientos de la norma».

Decosol abonó a Planeamiento 2000 S.L. la cantidad de 150 millones de pesetas, a través de dos cheques bancarios, destinados al pago del justiprecio a los propietarios de los terrenos a expropiar y cuya ocupación ya se había materializado. Pero Roca «lejos de cumplir su encargo» hizo suyos 145 millones y los incorporó a su patrimonio.