­Los datos hablan por sí mismos. En el primer semestre, según el Consejo General del Poder Judicial, en la provincia de Málaga se emitieron 3.193 denuncias por violencia de género, el 20% del total de casos, según calculan los expertos.

Hoy se celebra el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, una jornada que pretende concienciar a la sociedad sobre la importancia de educar en igualdad y que quiere ayudar a las mujeres víctimas de malos tratos a poner fin a la situación que padecen.

De las más de 3.000 denuncias presentadas en los seis primeros meses sólo 143 fueron presentadas por las víctimas y ocho por sus familiares. El resto obedecen a un atestado policial.

Precisamente este dato es el que más preocupa a la autoridades, que conocen de primera mano esta situación y que alertan de la necesidad de poner nombre y apellidos a la violencia de género. Este 2015 el Gobierno andaluz ha realizado en la provincia más de 5.200 atenciones a mujeres por violencia de género y ha asistido en el Servicio Integral de Atención y Acogida del IAM a 216 víctimas, 108 mujeres adultas y 108 menores que se encuentran a su cargo.

El delegado de Gobierno andaluz, José Luis Ruiz Espejo, recordó la propuesta de la Junta de un pacto de Estado para luchar contra la violencia de género y subrayó algunas de las últimas medidas puestas en marcha por la Junta, como un protocolo contra ciberdelincuencia y acoso en redes sociales, que hace especial hincapié en la necesidad de profundizar en los jóvenes y en los modelos de imitación que a menudo siguen determinados patrones.

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Por su parte, la delegada territorial de Igualdad, Salud y Políticas Sociales, Begoña Tundidor, recordó que en lo que llevamos de año 48 mujeres han sido asesinadas por sus parejas, diez de ellas en Andalucía y tres en la provincia de Málaga. Así, lamentó que del total de fallecidas sólo el 12% había denunciado a sus agresores, por lo que recordó la necesidad de afrontar la situación para evitar los malos tratos. «El único requisito necesario para ser víctima de violencia de género es ser mujer, por eso es necesario que la sociedad se una a las víctimas», señaló la delegada.

Por su parte, la coordinadora provincial del IAM, Rosa del Mar Rodríguez, recordó que la violencia de género es un problema que atañe a toda la sociedad. «Queremos que todos los días sean 25 de noviembre, que las mujeres sepan que no están solas, no queremos lamentarnos, sino prevenir», señaló Rodríguez, que recordó que Málaga ha hecho partícipe de la concienciación a diferentes sectores profesionales, como son el de farmacia, guarderías, peluquería o taxi, entre otros, buscando la implicación de ámbitos que están presentes e la rutina diaria de cualquier víctima.

Además, la coordinadora provincial destacó el servicio de atención psicológica del IAM, en el que durante este año se ha prestado atención a 201 mujeres y 144 menores. También informó de que en este programa también se ha ofrecido atención a 8 chicas menores de 18 años que han sido víctimas de violencia de género.

En Málaga, además de la red de apoyos del IAM y sus puntos informativos en municipios, las mujeres pueden encontrar respuesta telefónica en el 900 200 999, en el cual se derivan las llamadas del número 016. Además de esto, la ciudad cuenta con la Asociación de Supervivientes de Violencia de Género (Amusuvig), que en sus tres primeros años de vida ha ayudado a más de 300 mujeres a dar el paso. Su presidenta, Ana Padial, admite que entre sus principales objetivos están el acompañamiento a las denuncias y a los juicios. «Nosotras tenemos la experiencia, explicamos qué va a pasar y lo que no pueden olvidar decir», señala la presidenta de la asociación, que recuerda que también proporcionan ayuda de primera necesidad como ropa o comida, porque muchas se van de casa con las manos vacías.

Asimismo, hacen campañas de concienciación en centros educativos y ayudan a las mujeres a que se inserten laboralmente. De hecho, según una encuesta publicada ayer por la Fundación Adecco, el 81% de las mujeres víctimas cree que un puesto de trabajo es la «solución» para romper el vínculo con su pareja y poder empezar de cero.