En más de once millones de euros. En eso está valorado el beneficio obtenido hasta ahora por la apuesta de la llamada Smart City que ha hecho el Ayuntamiento de Málaga y que se traduce en 22 acciones concretas para conseguir ahorro energético y reducción de la contaminación.

La tecnología se ha convertido en un elemento a tener en cuenta para cuadrar las cuentas municipales y no sólo en un concepto de marketing apoyado en términos anglosajones. Más allá de los discursos preñados de palabras como coworking, network, cluster o todo lo que acompañe al término smart, la innovación en el ámbito urbano ha logrado reducir el gasto corriente de la ciudad. La factura eléctrica y el gasto en telecomunicaciones han sido las más beneficiadas por la aplicación de diversos avances.

La instalación de estabilizadores-reductores del flujo eléctrico para alumbrado público es quizá una de las mayores apuestas municipales, que ha logrado reducir la factura eléctrica del Ayuntamiento en 1,5 millones de euros al año. Una cifra importante que se ha conseguido colocando estos aparatos en más del 70% del alumbrado público. Estos estabilizadores reducen la intensidad de la luz hasta en un 40% en horas de menor tránsito peatonal, lo que mejora la gestión del alumbrado público y reduce su consumo.

A esto hay que sumar un sistema parecido que hace un seguimiento del consumo en edificios públicos y el nuevo equipamiento municipal, mejorando la gestión del consumo y reduciendo otros 500.000 euros de la factura.

El grueso del ahorro, sin embargo, viene de una triple actuación para la generación de energía limpia, que suponen un ingreso de 7,5 millones de euros al año que repercuten directamente en la reducción de los costes.

La ciudad inteligente ha pasado así de ser un concepto vago a una realidad pujante y que se puede contabilizar en Málaga. La introducción de esta idea y la apuesta de la ciudad por este concepto, hace once años, ha convertido a Málaga en un laboratorio donde se experimenta el futuro.

Coches eléctricos, farolas fotovoltaicas, aplicaciones móviles, gestión centralizada de los servicios municipales o el impulso de las empresas enfocadas a la tecnología son algunas de las iniciativas puestas en marcha en este tiempo. Ahora hay que sumar la Andalucía Open Future, en la que participan Telefónica y la Junta de Andalucía, que han abierto un centro de apoyo a nuevas empresas del ámbito de la innovación. Está por ver el impacto del Polo Digital en Tabacalera, un proyecto ambicioso que ha tenido un desarrollo accidentado y que, pese a todo, sigue sin despejar su futuro.

Colaboración

El gran acierto de la apuesta tecnológica del Ayuntamiento es haber unido los esfuerzos de distintos actores bajo el mismo paraguas de la «ciudad inteligente». Ese paraguas fue abierto por el Ayuntamiento de Málaga, el principal impulsor, pero rápidamente se incluyó al PTA y la Universidad de Málaga; ampliando a empresas como Endesa, Indra o Mitsubishi; el Ministerio de Industria o las pymes del sector tecnológico, entre otras.

Detrás de este desarrollo de la ciudad inteligente hay 22 proyectos diferentes de distinto objetivo y ritmo, pero todos coincidentes en probar nuevas tecnologías en el día a día del malagueño y situar a Málaga como gran laboratorio del futuro urbano. Lo que ahora llaman un urban lab.

El resultado ha sido reconocido con diez premios y menciones internacionales entre 2011 y 2013, aunque es a medio plazo cuando se espera sacar todo el rendimiento a esta idea. Si el esfuerzo de los primeros años se ha centrado en programas conjuntos de iniciativa público-privada para aplicar tecnologías nuevas, ahora se está desarrollando una segunda fase que busca fomentar la creación de empresas aprovechando el impulso inicial.

Tabacalera ya acoge el Centro Demostrador de SmartCity, con 22 emprendedores y empresas a los que se les ayuda para probar, certificar y demostrar servicios y tecnologías dentro del concepto de ciudad inteligente.

Además hay cuatro proyectos de aceleración de empresas mediante concurso público en colaboración con la Escuela de Organización Industrial (EOI).