Pretender ser una empresa competitiva sin apostar por la innovación constituye hoy día un objetivo imposible de alcanzar. La actual sociedad de la información o del conocimiento y las posibilidades tecnológicas obligan a las pymes y a las grandes empresas a imbuirse en un proceso constante de actualización.

La inversión que cada compañía destina al desarrollo de la I+D +i en el seno de su actividad hacia proyectos que optimicen la calidad de los servicios que presta, marca la diferencia. En las últimas décadas, las empresas españolas del sector de la construcción se han posicionado como referentes en el ámbito internacional, tanto por la calidad y capacidad técnica para ejecutar cualquier tipo de infraestructura, como por el desarrollo tecnológico.

La diferenciación dentro de un mercado tan globalizado como el actual se ha producido a través de la I+D+i: aplicando los resultados de la investigación a la fabricación de nuevos materiales, productos o procesos de construcción, y optimizando los existentes con mejoras significativas. Este cambio constante es la clave para liderar el mercado y se ha convertido en esencial para ser más competitivo.

La innovación tecnológica mejora la productividad y provoca sinergías entre las empresas privadas y entidades dedicadas a la investigación, como las universidades o los centros especializados. En el caso específico de Sando, una multinacional malagueña dedicada a la construcción de obra civil y edificación, llevamos más de cuarenta años dedicados a la ejecución de infraestructuras. En este periodo, hemos aplicado constantemente la innovación tecnológica para resultar más competitivos. Al igual que otras empresas del sector que están superando la crisis, en las últimas décadas hemos invertido internamente para conseguir un departamento de I+D+i alineado con la estrategia de la empresa, con capacidad para desarrollar constantemente nuevos proyectos y solucionar problemas que se planteen en el trabajo diario.

Dentro del contexto internacional en el que nos movemos, las certificaciones de calidad son las que permiten disputar proyectos en el extranjero con cierta ventaja competitiva. Por ello en Sando nuestro Sistema de Gestión de I+D+i está certificado por Aenor según la norma UNE 166002.

Como indicaba anteriormente, además de desarrollar la I+D+i internamente, resulta fundamental alinearse con centros tecnológicos. Por este motivo, Sando forma parte del Centro de Tecnologías Ferroviarias de ADIF en el Parque Tecnológico de Andalucía, del Centro Tecnológico de Investigación, Tecnologías, Energías y Construcción para el hábitat (HABITEC) y del Centro Tecnológico de Andalucía. Además de participar en comisiones, grupos de trabajo con colegios profesionales y comités internacionales.

Fruto de esta estructura de trabajo y de una estrategia orientada hacia la excelencia, hemos llevado a cabo en los últimos años doce proyectos de investigación y siete soluciones constructivas de innovación. Uno de los últimos desarrollos que hemos llevado a cabo, el proyecto de investigación SAFE-PEMP, ha concluido este año con una patente. Se trata de una herramienta para prevenir accidentes laborales en plataformas elevadoras, porque además de intentar ser una empresa líder en investigación, debemos perseguir una mejora constante de la seguridad y salud de las personas que componen Sando.

Sin Innovación seríamos una sociedad estancada, incapaz de evolucionar y superarse a sí misma. Las empresas y principalmente las administraciones públicas deben esforzarse por destinar los recursos necesarios para impulsar la investigación, la innovación y el cambio.

Como decía el célebre investigador Albert Einstein, que formuló la Teoría de la Relatividad hace justo cien años: «Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo».

*Esther Sánchez Manzano es directora General de Recursos

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