­La comarca de la Axarquía es una de las áreas agrícolas españolas donde más esfuerzos en investigación y desarrollo se han realizado en los últimos cincuenta años. Bien es cierto que los orígenes del centro experimental de la finca La Mayora, situada en el término municipal de Algarrobo, hay que buscarlos en el interés del Gobierno alemán de entonces por hallar en el territorio europeo más templado un espacio en el que desarrollar nuevas variedades. De sus algo más de 50 hectáreas salieron primero, en los 70, los primeros brotes para poder implantar el fresón en Huelva. Y mucho después, a finales de los 80, se sentaron las bases para que la Costa del Sol oriental se convierta en «una productora multimillonaria» de aguacates y mangos.

Las cifras actuales, como argumenta Iñaki Hormaza, profesor de investigación del CSIC y Jefe del Departamento de Fruticultura Subtropical de La Mayora, son muy significativas. La Axarquía ha convertido a España en único país europeo con una producción comercial significativa de frutas subtropicales. Recuerda no obstante que, antes de que se abrieran paso las variedades ya mencionadas, la introducción del chirimoyo comenzó en los años 50. O que se empezó a experimentar con aguacates a finales de los 70 -el mango no llegaría hasta los últimos años 80-.

«El cultivo frutal subtropical más importante en la Península es el aguacate, con alrededor de 10.000 hectáreas, seguido por el mango, con alrededor de 5.000 hectáreas y en crecimiento exponencial, y el chirimoyo, con unas 3.000 hectáreas adicionales». Existen otras especies con menor implantación, «pero con un potencial futuro como frutos de alta calidad». En la lista que poseen los estudiosos de La Mayora ya figuran litchi, longan, pitaya, carambola o lúcumo.

Aunque existen diferencias en el mercado de estas especies, -porque mientras una gran parte de la producción de aguacate y mango se dedica a la exportación, el 90% de la producción de chirimoya se dedica al mercado nacional-, la producción de todas ellas en nuestras condiciones está caracterizada por una mínima aplicación de productos fitosanitarios: lo que permite acceder al mercado europeo en unas pocas horas con un producto de alta calidad. En este sentido, Iñaki Hormaza incide en que el Instituto de Hortofruticultura Subtropical y Mediterránea La Mayora (IHSM-CSIC-UMA), «instituto de investigación dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y de la Universidad de Málaga», se investiga desde hace varias décadas con todas estas especies.

«El objetivo principal es el de analizar los cuellos de botella que limitan la producción en estos cultivos en las condiciones edafoclimáticas de Málaga». Pero también se diseñan diversas estrategias, respetuosas con el medio ambiente que permitan aumentar su producción. «Todo ellos se lleva a cabo siguiendo una estrategia multidisciplinar que combina estudios de biología molecular y biotecnología, floración, control biológico de plagas o manejo de los cultivos. Para ello disponemos de colecciones de variedades de todas ellas únicas en Europa y algunas, como la colección de variedades de chirimoyo, única en el mundo», concluye este investigador.

Para contextualizar los avances que en el sector agrario ha generado La Mayora debemos fijarnos en las cifras de las últimas campañas en cuanto a subtropicales como el aguacate o el mango. En total generaron un máximo histórico de 125 millones de euros facturados. La extraordinaria calidad de los aguacates cultivados en este rincón europeo de clima casi tropical propicia que, en kilogramos exportados dentro del sector agroalimentario, esta variedad pugne ya con el aceite de oliva como líder provincial. Actualmente la Axarquía, junto a la Costa Tropical granadina, genera cerca de 50.000 toneladas anuales de aguacates y otras 20.000 de mangos -la mayoría dedicadas a su venta fuera del territorio español-.

Hace apenas unas semanas, un grupo de agricultores axárquico demandaban mayores esfuerzos en la investigación de nuevos subtropicales que ya generan importantes cantidades económicas en territorios como Canarias. Exigían a La Mayora que, concretamente, estudiaran la introducción de la papaya, que algunos empresarios han empezado a cultivar con sus propios investigadores o técnicos. En este sentido, la finca experimental dependiente del CSIC y la UMA argumenta que entre sus objetivos primordiales figura la posibilidad de «aumentar el rango de variedades disponibles, de forma que se pueda incrementar la ventana de producción y evitar ciertos riesgos».

En ese sentido recuerdan que son los primeros en calcular «exceso de producción en momentos puntuales, mayor susceptibilidad a plagas y enfermedades, etcétera». Es el motivo por el que se apuesta por un reducido número de variedades en estudio. Hormaza señala que la papaya representa un caso particular: «Teniendo en cuenta las exigencias ambientales de esta especie, su sensibilidad al viento y la amenaza de las virosis, en nuestras condiciones debe realizarse bajo plástico. La viabilidad de este cultivo en nuestras condiciones todavía precisa de un importante esfuerzo de investigación para identificar las variedades mejor adaptadas y optimizar técnicas de cultivo». Es decir, que los experimentos que por su cuenta han puesto en marcha los productores locales «carece de respaldo científico». De esta manera, el riesgo a tener que hacer frente a condiciones adversas es muy elevado, «al contrario que en el caso de aguacates o mangos».

La Mayora también ha puesto el acento en la proliferación de plantaciones de aguacates de la variedad hass en la comarca de la Axarquía. «Que no se hayan implantado otras variedades puede convertirse, a la larga, en una debilidad para países que, como el nuestro, tienen una producción comparativamente pequeña y marcadamente estacional, cuando la oferta de hass de otro orígenes abarca ya el año entero». Este estudioso argumenta que satisfacer a Europa sólo con esta variedad puede llevar a Málaga a convertirse «en mero puente para reexportar hass de otras regiones del planeta». Un factor que ya empieza a palparse en las políticas internas de las entidades comercializadoras.

El mango va por el mismo camino, por la alta dependencia de otra variedad, la denominada osteen. Todo un aviso a navegantes.

Claves

De los subtropicales de la Axarquía y algunos puntos de la costa tropical granadina ya facturan en conjunto 125 millones de euros sólo entre aguacates y mangos.

La finca La Mayora sirvió de puente científico para generar la agricultura intensiva que es pilar económico de la costa oriental.

Cerca de 50.000 toneladas de aguacates y otras 20.000 de mangos. Son cifras que hace dos décadas eran impensables para una comarca como La Axarquía que todavía estaba pegada al cultivo de la vid y el olivo y luchaba por abrirse camino como destino turístico residencial. Actualmente el sector de los subtropicales genera 125 millones de euros anuales como facturación conjunta. Pero La Mayora no detiene su actividad. Ahora estudia la implantación de la papaya, así como de otras especies subtropicales ya adaptadas a las condiciones climáticas de la comarca, como son el litchi, el longan o la carambola.

Riesgo potencial

Los científicos de la finca dependiente del CSIC y la UMA alertan de la implantación de nuevas variedades sin supervisión.

Algunos empresarios han empezado a cultivar la papaya, con sus propios análisis técnicos, pero sin calcular la cuota de riesgo a la que se enfrentan.

Los responsables de La Mayora remarcan que aún se precisa de un «importante esfuerzo de investigación» para poder proclamar que la papaya es apta para la comarca de la Axarquía. Todavía no se han identificado las variedades «mejor adaptadas», ni se han optimizado las técnicas de cultivo.