Una vez al año no hace daño, pero dos, tres o cuatro veces a la semana es excesivo y perjudicial para la salud. La mala alimentación es un hábito que se ha instaurado en la sociedad desde hace más de dos décadas y ha provocado que aumente la tasa de obesidad en todo el mundo. Andalucía es un destino que recibe cada año a más de medio millón de turistas atraídos por nuestra gastronomía. Pero, ¿qué comen los andaluces? Presumimos de tener una dieta mediterránea saludable, sin embargo la mayoría, al igual que el resto de los españoles, no la pone en práctica.

Andalucía se sitúa entre las comunidades autónomas con mayor tasa de obesidad de nuestro país, un 37% de los adultos la sufre y se encuentra lejos de seguir los hábitos alimenticios que aconseja la Organización Mundial de la Salud. Datos alarmantes, ya que desde 1980 estas cifras no han parado de crecer e incluso se han duplicado.

Frutas y verduras son los alimentos que se deben consumir a diario, por ejemplo, tres piezas de verdura y dos de fruta, como apunta José Manuel García, jefe de Endocrinología del Hospital Quirón de Málaga. Los lácteos también deben consumirse dos veces diariamente y, para reducir la grasa, pueden ser destanados. En cuanto a los alimentos proteicos como carne, pescado y huevos, los profesionales recomiendan un par de porciones cada día, aunque dentro de este grupo hay ciertas variables, como las carnes rojas, de las que no hay que abusar. Sin embargo, han llegado a nuestra dieta cómidas rápidas, bollería y comidas precocinadas que están acabando con la dieta mediterránea y tienen efectos muy negativos en la salud. Los platos tradicionales como lentejas, garbanzos o habichuelas han pasado a un segundo plano.

Estos malos hábitos se traducen en cerca de tres millones de españoles que sufren obesidad, un 26% de la población de nuestro país, afirma Felipe Casanueva, presidente de la Sociedad Española para Estudios de la Obesidad (SEEDO).

La OMS define la obesidad y el sobrepeso como una acumulación excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud. Esto se mide con el Índice de Masa Corporal (IMC), un indicador que relaciona el peso con la talla y que se utiliza para identificar el sobrepeso y la obesidad en adultos. Un IMC igual o superior a 25 indica sobrepeso e igual o superior a 30 indica obesidad. José Manuel García indica que las necesidades de energía que debe consumir una persona están relacionadas con el peso, la talla y la edad. Por lo tanto, una mujer de peso normal debe consumir en torno a 2.000 y 2.500 calorías diarias, mientras que lo adecuado en un hombre es el consumo de entre 2.500 y 3.000 calorías. La principal causa tanto de obesidad como de sobrepeso es un desequilibrio energético entre calorías consumidas y gastadas. Y eso es algo que los andaluces experimentan cada día. Se produce un aumento en la ingesta de alimentos hipercalóricos que son ricos en grasas, sal y azúcares y muy pobres en vitaminas y minerales, y además, se produce un descenso de la actividad física. Las rutinas de trabajo hacen que la población se vuelva más sedentaria y apenas disponga de tiempo para hacer deporte. Además, estas estresantes rutinas hacen que la comida rápida se haya instaurado en nuestra alimentación de forma habitual, una de las principales causas del aumento de la tasa de obesidad en la población.

Y es que la obesidad no es tener unos kilitos de más, sino que es una enfermedad seria que puede acarrear consigo otros problemas y que necesita tratamientos para combatirla, apunta Casanueva.

Enfermedades cardíacas, diabetes, problemas respiratorios, renales o pérdidas de memoria son algunos de los inconvenientes que tiene una alimentación inapropiada. «Si no existiera la obesidad, no existiría la diabetes tipo 2», explica Francisco Tinahones, especialista de la Unidad Intercentros de Endocrinología, Metatabolismo y Nutrición de los hospitales públicos de Málaga y, a partir de enero, presidente de la SEEDO.

Pero no solo eso, la obesidad también aumenta el riesgo de desarrollo de cáncer de mama, de ovarios, de endometrio o de próstata y reduce la esperanza de vida entre cinco y diez años. Ya lo advirtió la OMS hace unos meses cuando declaró cancerígenas la carne procesada y la carne roja, pero esto no es motivo de alarma, ya que «desde hace 20 años, se advierte que el consumo de carnes rojas debe ser ocasional», manifiesta el jefe de Endocrinología del Hospital Quirón. Pero ser obeso no es cuestión de falta de voluntad para llevar una dieta saludable, sino un problema grave que cuando se padece es muy difícil superarlo.

La obesidad y el sobrepeso también pueden estar ligados a otros problemas, como dificultades emocionales o psicológicas que llevan a las personas a aumentar la ingesta de alimentos. Además, los problemas económicos también influyen en este desequilibrio. «Si en Estados Unidos una manzana es más cara que una hambrguesa, la gente comprará la hamburguesa», cuenta Felipe Casanueva. Para combatirla, los profesionales aconsejan controlar el peso, hacer ejercicio 30 minutos cada día y mantener una dieta saludable.

Para mantener una alimentación adecuada, algunas personas optan por ser vegetarianos o veganos, pero esta no es la solución, ya que estas alternativas también tienen inconvenientes, explica José Manuel García. «Los veganos estrictos eliminan de su dieta carnes, pescados y huevos, por lo que tienen deficiencia de determinadas vitaminas que tienen que suplir con algunos medicamentos». Además, los profesionales consideran que el pescado es uno de los alimentos esenciales para mantener una dieta equilibrada y tan solo «una de cada cinco personas lo consume».

Para combatir la obesidad, la sociedad está bombardeada con dietas milagro que prometen conseguir un cuerpo 10, pero la mayoría «no son efectivas», cuenta Garcia. «El fármaco puede ser un complemento para la dieta equilibrada, pero por sí solo no hace perder peso». Además, ahora que las navidades están a la vuelta de la esquina es cuando más sensibles estamos a estos tipos de dietas milagro. A finales de diciembre, las comidas familiares son las protagonistas día sí y día también, y García recomienda empezar a cuidarse semanas antes de navidad. «Hay que controlar el peso, hacer ejercicio» y, sobre todo, evitar la tentación y dejar los dulces y los mantecados para cuando se acerquen un poco más las fiestas.

La obesidad en niños también está a la orden del día y España está entre los países europeos con más casos. Es muy difícil dar datos exactos de niños que sufren obesidad, ya que están en etapa de crecimiento y no es la misma situación que un adulto, pero el doctor Tinehones afirma que la tasa de de obesidad infantil se sitúa entre un 3 y un 5% más que en los países de nuestro entorno. La ley puede prevenir la obesidad en los menores y los miembros de la SEEDO proponen medidas que ayuden a reducir los alarmantes datos infantiles, como prohibir los kioskos en la cercanía de los colegios u obligar a los comedores infantiles a que tengan una regulación que asegure la ingesta calórica adecuada. «Un niño va a un comedor y come lo mismo tenga sobrepeso o esté delgado», asegura Tinahones.

Concienciar desde edades tempranas es una de las soluciones para evitar la obesidad en los niños. Una solución efectiva para combatir la obesidad llegará el próximo año a España. Se trata de dos fármacos, uno inyectable y otro en comprimidos, que han tenido muy buenos resultados en Estados Unidos y que ayudarán a los médicos a luchar contra esta enfermedad, provocando reducciones de peso de hasta el 5%.

Pero según apunta un estudio realizado recientemente, la dieta mediterránea es mucho más efectiva para combatir la obesidad que muchos de los fármacos milagrosos y las dietas depurativas, ya que tiene todos los alimentos que necesita el organismo. Por tanto, la sociedad debe conocer las ventajas de la dieta que desde siempre han mantenido los andaluces y evitar que la globalización de los alimentos acabe con las comidas tradicionales.