El psicólogo y director del Área de Prevención y Nuevas Adicciones del Centro MonteAlminara, Antonio Soto, presenta hoy a las 18.00 horas en el Ateneo el libro Las nuevas adicciones, en el que analiza las nuevas formas de adicción que han irrumpido en la sociedad actual, como a dispositivos móviles, a videojuegos, internet, al juego o al sexo.

Lleva 20 años ejerciendo como psicólogo. ¿En qué se diferencia el paciente adicto actual del de antes?

Hay bastantes diferencias. Antes el perfil era más uniforme, eran politoxicómanos, no había adicción a las nuevas tecnologías, se debía más al abuso de las drogas, el ambiente estaba más relacionado con la marginalidad, problemas de salud, legales, era más visible. Ahora se han diversificado las sustancias y algunas están permitidas incluso socialmente, como el cannabis, otras se asocian al ocio o diversión, como la cocaína... Y otras tienen que ver con la adicción al trabajo, a las compras o las nuevas tecnologías, que afectan a los más jóvenes que hacen un mal uso de ellas y que actúan como catalizadores de problemas incipientes.

Con las nuevas adicciones, ¿ha variado el perfil del adicto en lo que se refiere a edad o clase?

El perfil ahora es mucho más variado. Ponemos especial énfasis en el tratamiento de jóvenes, porque abusan de videojuegos, de internet... y esto ha disparado que afecte a la vida familiar y escolar. El perfil es variado porque pueden ser casi niños o más mayores, pero al ser problemas tan variados y tan normalizados no se identifican como tales. Puedes encontrarte con gente adicta al trabajo o con tendencia afectiva a la pareja.

Es director del área de prevención y nuevas adicciones. ¿A qué es la gente más adicta hoy?

Realmente la estrella, entre comillas, son las nuevas tecnologías por ser muy novedoso y porque hay poca preparación para su manejo, nos distorsiona mucho, y al estar tan presente y disponible es muy fácil que haya un uso no sano. Entonces esa mezcla que no conocemos bien nos desborda y afecta a otras personas con otras adicciones, como sexualidad o ludopatía, antes controladas y ahora disparadas.

¿Cuándo hay que reconocer que hay un problema?

Son muy cambiantes y a veces hasta lo expertos tardamos en reconocerlos. Lo más útil para nosotros es saber cómo afecta al resto de la vida, al ambiente social, familiar, de comunicación... Ahí ya indica que hay un problema de abuso o auténtica dependencia, es importante entender que si tenemos un equilibrio, aquello que nos saque es un problema. A veces se sabe por el tiempo o dinero gastado.

¿El adicto es consciente de la enfermedad o ha de ser la familia la que pida ayuda?

En el ADN de la adicciones está la dificultad para tomar conciencia de que hay un problema. La mayoría toma conciencia por las consecuencias negativas económicas o sociales. Muchos se autoengañan, pero eso no quiere decir que muchos no intenten hacer algo, aunque las familias sí son más conscientes, por eso es muy importante el trabajo con el entorno, las relaciones familiares, influyen mucho en el pronóstico del problema. El uso inadecuado de internet no siempre supone una adicción, a veces es más un uso descontrolado, el uso y abuso a lo mejor no es una dependencia total, a veces en esas relaciones de pareja o conflicto no hay adicción a la pareja sino dependencia, utilizar a las parejas como si fuera un refugio. Muchos trastornos no se diagnostican pero requieren de un tratamiento personalizado.

¿Cuáles son nuevas adicciones?

En el libro hablo de problemas de comportamiento, de autocontrol como con las nuevas tecnologías, por eso intentamos hacer una prevención como tener un móvil desde edad temprana o las redes sociales, que muchas veces son la única forma de relación de algunas personas. Luego hay personas que con internet o videojuegos tienen una vida muy sedentaria y desplazan otras actividades y cuando se ve que la familia trata de abordar el tema hay violencia o rechazo. Otra es la adicción al trabajo, que no es trabajar mucho, sino darle mucha importancia o no saber delegar, eso lo facilitan el estrés y las metas. Otras son adictas a las compras y lo necesitan cuando están tristes... pero la estrella de estas adicciones es la de las nuevas tecnologías, que no son malas por sí mismas, sino cómo se usan. Hay a quien le pasa con la comida, con medicamentos, con el deporte. Afecta a cualquier hábito del que se haga un mal uso.

¿Qué pueden hacer los padres con niños y adolescentes para evitar estas adicciones?

Quizás esta es la máxima preocupación, muchas familias demandan información, tratamos de recordar cosas básicas como el clima y las pautas familiares, que haya un equilibrio entre las normas de la casa. Todo lo que tiene que ver con prevención tiene que ver con el equilibrio del desarrollo personal, los padres no deben delegar, deben afrontarlo.

Poner límites, ¿es oportuno o contraproducente?

En la educación de los hijos siempre tiene que haber límites, otra cosa es que debe haber un equilibrio, los padres estamos para acompañar. Con las nuevas tecnologías hay que poner horas y filtros.