­La fructífera trayectoria del gigante japonés Fujitsu en Málaga, iniciada hace ahora 38 años, ha sido recopilada en un libro que será presentado hoy en el Ayuntamiento de Málaga y que desgrana minuciosamente la historia de la factoría instalada en el polígono del Guadalhorce, donde trabajan actualmente más de 450 personas. Un relato curiosísimo, pues puede decirse que Fujitsu, considerado el «hermano mayor» de la Málaga tecnológica, llegó a mitad de los 70 prácticamente de rebote, según relata Cristóbal Aragón, exdirector de la fábrica y autor del volumen. El libro, auspiciado por la propia firma nipona y estructurado en años, cuenta con 331 páginas y numerosas fotografías del archivo de Fujitsu.

«La factoría iba a instalarse en Santander para paliar el cierre de la fábrica de Audi en la zona industrial de Corrales de Buelna. Pero el ministro de Trabajo, José Solís, que era de Córdoba, jugó sus cartas para traérsela al sur», relata Aragón, prejubilado desde 2011 y que dedicó año y medio a escribir el libro. En este punto, la suerte o el destino quisieron aliarse con Málaga, ya que cuando Solís le pidió al gobernador civil de Córdoba el suelo necesario para implantarla éste le dijo que no contaba con ninguna parcela de 30.000 metros cuadrados, tal y como se requería. Cuando el ministro preguntó en Málaga, sí recibió un terreno disponible en El Viso, concretamente en el número 48 de la calle Rosa de los Vientos.

En 1977, Secoinsa (Sociedad Española de Comunicaciones e Informática S A) y su socio Fujitsu comenzaban a fabricar en Málaga modems para Telefónica. Las primeras producciones de la fábrica fueron un miniordenador de gestión de nombre «30/5» y de tamaño aproximado al de un frigorífico, placas de memorias de 48k con la dimensión de un folio y los modems 4800 bps, que eran el producto estrella. Fueron 34 trabajadores los que iniciaron la producción en Málaga, con una facturación en su primer año de 30 millones de pesetas, según rememora Aragón. Secoinsa arrancó con un accionariado repartido entre el extinto INI (27%), Fujitsu (30%), Telefónica (27%) y el resto repartido entre una serie de bancos. El trabajo inicial fue muy rentable y atrajo a ingenieros de telecomunicaciones de zonas como Barcelona. Sólo dos años después, en 1979, llegaba el traslado a la actual parcela de casi 60.000 metros del polígono del Guadalhorce.

En 1982 comenzó la fabricación junto con Telefónica de centrales de transmisión de datos por paquetes que se exportaron como tecnología punta a países como Canadá, Argentina, Noruega y Grecia, entre otros. En vista de los buenos resultados, Fujitsu decidió en 1986 apostar definitivamente por Málaga e implantar aquí su factoría principal para Europa, adquiriendo la mayoría del capital de la empresa y rebautizándola como Fujitsu Ten España. La fábrica, en todo caso, también ha vivido momentos complicados. El más duro, sin duda, se produjo durante las inundaciones de noviembre de1989. La tromba de agua que descargo sobre Málaga anegó todo el polígono del Guadalhorce y dejó impracticables las instalaciones de Fujitsu. «El agua entraba en los almacenes y en las oficinas de la planta baja, a pesar de que el edificio principal está dos metros por encima del suelo. Las cajas y los componentes flotaban. Intentamos formas una cadena humana para salvar ese material y subirlo más arriba pero era imposible. Tuvimos que dejarlo porque el agua nos empezaba a cubrir. Incluso las bombas de agua se tornaron del revés, por la fuerza de la riada», recuerda Aragón. Las pérdidas económicas en Fujitsu fueron tremendas. Durante casi un mes los casi 700 empleados que por entonces había en la fábrica estuvieron limpiando y sacando barro equipados con impermeables amarillos, restableciendo la producción en un tiempo récord de dos meses.

Aragón resalta también el decisivo papel jugado por Fujitsu en el impulso de la innovación en Málaga. En primer lugar, rememora que la firma insistió en su día a Telefónica para que dotara a Málaga de facultades técnicas que pudieran nutrir de ingenieros a la empresa, algo que contribuyó a la creación de las escuelas de Telecomunicaciones y de Informática en la Universidad de Málaga.

En 1988, además, Fujitsu inauguro el laboratorio de I+D de la fábrica -el mejor en su género de toda España-, que llegó a reunir a más de 150 ingenieros. Esas dependencias se cerraron en 1993 pero la herencia para Málaga ha sido ingente. No en vano, de ese laboratorio salió gran parte del personal con el que arrancó aquel año el Parque Tecnológico de Andalucía (PTA), entre ellos su director, Felipe Romera, o personas como Luis Fernando Martínez y José Blanco.

La presentación del libro, del que se han editado 500 ejemplares, tendrá lugar en el Salón de los Espejos del Consistorio y contará con la presencia, entre otros, del presidente de Fujitsu Ten España, Tadeo Kawasaki, y del alcalde, Francisco de la Torre.