El calendario electoral fija el próximo viernes, 11 de diciembre, como el día en que se proclamará definitivamente al nuevo rector de la Universidad de Málaga. Las elecciones, en segunda vuelta, propiciaron que el encargado de revestirse la muceta negra durante los próximos cuatro años sea el catedrático de Fisiología José Ángel Narváez (Málaga, 1956), que deja el cargo en funciones para ya ser electo. Han sido unas elecciones mucho más disputadas de lo que podía preverse al principio, con un sorprendente Ernesto Pimentel pisándole los talones. A partir de ahora, el nuevo equipo de gobierno de la UMA tendrá que afrontar cara a cara los retos más importantes de la institución académica de cara a su futuro inmediato.

El diagnóstico de los tres aspirantes durante la larga campaña no difería casi en nada. Las soluciones planteadas por cada uno de ellos representaban las principales diferencias. Tampoco eran tantas. Narváez ha sabido hacer fuerte su posición de candidato solvente, experimentado y con amplios conocimientos del gobierno de la Universidad, ya que durante años ha sido vicerrector y, durante los últimos, mano derecha de su predecesora. Así que, en parte, se va a encontrar una UMA que ha dejado él mismo.

El mismo jueves anunció que después del puente de la Inmaculada daría a conocer el nombre de quienes le acompañarán en las tareas de responsabilidad, ocupando los distintos vicerrectorados. Un equipo que, según dice, cuenta con las herramientas para asumir con garantías el próximo mandato y afrontar los retos.

Precariedad. Y estos pasan, indefectiblemente, por mejorar la situación de precariedad de los docentes y del PAS, a la que ha conducido estos años de penuria económica. Unas carencias que repercuten en la calidad de la formación de los estudiantes. Quizás sea el más grave problema de la UMA en la actualidad, y quizás no pueda ser imputable a la Universidad, sino a los recortes presupuestarios, que están provocando la descapitalización del conocimiento de la institución y el envejecimiento general de las plantillas, ya que durante años las tasas de reposición han sido ridículas.

Carrera docente. La carrera docente no está clara, y los más perjudicados son los profesores asociados y los sustitutos interinos, más de 500 en la Universidad, que dan clase a unos 30.000 alumnos. Profesores que, en muchos casos, han tenido que hacer las maletas y emigrar, donde curiosamente sí han ganado sin discusión plazas en concursos públicos convocados por prestigiosas universidades extranjeras.

La generación que tiene que liderar el futuro intelectual de la Universidad, con todo lo que se le ha exigido, sufre una gran inquietud porque no se convocan nuevas plazas, aunque ya se han levantado las restricciones. Narváez quiere reorganizar la actividad docente, en este sentido. Una nueva forma de organizar la docencia.

I+D+i. También quiere potenciar la investigación, ya que los recursos han sido descaradamente insuficientes durante los años de vacas flacas, afectando a la labor de muchos grupos, paralizando también la de otros muchos. El atraso alcanza la década. Durante la campaña, además, se puso de manifiesto la necesidad de reforzar áreas hasta ahora poco provechosos: Sociales, Jurídicos, Económicos y Humanidades.

Gestión. El propio rector reconocía durante la campaña que era necesario hacer un esfuerzo por modernizar la gestión de la Universidad, a través de una estructura más eficaz, ya que en la actualidad hay un exceso en la burocracia, y la gestión ni es ágil ni es flexible. De lo que se trata es de hacer la Universidad «de abajo a arriba», como siempre ha repetido el propio Narváez.

Internacionalización. Más retos: la internacionalización. El nuevo rector destaca que en los últimos años se han producido grandes avances en este sentido. En este periodo, la Universidad de Málaga consiguió el Campus Internacional de Excelencia, o se dieron grandes avances tendiendo puentes con Asia oriental y con EEUU. Pero la calidad de la docencia también pasa por incorporar a los más brillantes profesores extranjeros.

Talento. La precariedad es también causa de que muchos alumnos tengan que emigrar. La Universidad de Málaga hace años que quiere atraer y retener talento. Narváez programa un plan de contratos posdoctorales para que ese talento sea reconocido; así como otros mecanismos para que podamos seguir formando talento y que se pueda quedar en la Universidad, «pero solo con los mejores, ya que una función de la Universidad es crear talento que salga a la sociedad y que, por tanto, contribuya a la transformación de la misma».

Posicionamiento. La Universidad de Málaga no sale demasiado bien parada en los ranking internacionales. Mejorar su posicionamiento es otra asignatura pendiente. Para mejorar, habría que articular mejor los sistemas de información, que permita a la UMA situarse en el lugar que le corresponde atendiendo a la realidad de sus fortalezas. También habría que poner valor el trabajo, la investigación y los resultados de esa investigación, que la Universidad de Málaga produce.

Empleabilidad. La UMA ha de estrechar lazos con el tejido productivo y con los colegios profesionales para definir mejor aspectos de las titulaciones y vincularlas más con las salidas profesionales. En el extranjero los egresados malagueños encuentran trabajo adecuado a su formación y sin embargo en la provincia existe el problema de la sobrecualificación, es decir, el sistema no sabe aprovechar la buena formación de los universitarios.

Una de calExperiencia en la gestión

Durante toda la campaña Narváez repitió cual mantra las líneas generales de su programa de gobierno, asentado en la experiencia y su conocimiento de la UMA. Ganó la partida. Al fin y al cabo, lleva 21 años en tareas de gobierno. Se ha notado, sobre todo, en el apoyo del PDI.

Una de arenaLa deuda de la Junta

José Ángel Narváez ya se mostró especialmente beligerante durante su discurso de inauguración del curso académico, siendo aún rector en funciones. Ante sí, el reto de cobrar la deuda de más de 110 millones de la Junta, que frena su crecimiento.