"No al tranvía". Así comenzó la reunión con los vecinos de Bailén-Miraflores de la Junta de Andalucía y del Ayuntamiento de Málaga para explicar el proyecto del tranvía por Eugenio Gross y Blas de Lezo. Una pancarta, camisetas y numerosos pasquines repartidos entre el centenar de asistentes repetían el mismo lema contrario al proyecto.

"Primero vamos a escucharles y cuando terminen todos gritamos ‘no al tranvía’, nos vamos y los dejamos ahí", jaleaba un vecino a los asistentes, que desde el principio mostraron su desacuerdo con el metro en superficie.

Los únicos aplausos los levantó el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, cuando aseguró que en la reunión con el consejero de Fomento, Felipe López, se quedó en que el proyecto no se haría sin consenso con los vecinos. Palabras bien recibidas por los asistentes, que vieron una posibilidad de frenar el proyecto.

La explicación técnica del tranvía se siguió con cierta normalidad, aunque sin apenas demostraciones vecinales de aceptación. Las preguntas comenzaron con una duda directa: "¿Se va a hacer el proyecto pese a la oposición vecinal?". "Hemos venido a explicar el proyecto y se conozca esta opción y se valore. En base a eso decidiremos la Junta y el Ayuntamiento", aseguró el delegado del Gobierno, José Luis Ruiz Espejo. El público respondió con quejas y protestas. La tónica de toda la reunión. Ruiz Espejo se comprometió, en esa tesitura, a respetar la opinión de los vecinos y dijo que no habrá una imposición.

La posibilidad, expuesta por los vecinos de destinar los 41 millones de euros previstos a otra infraestructura fue cortada de raíz por Ruiz Espejo, que se fajó con las primeras preguntas de los vecinos ante la mirada atenta de De la Torre. El delegado del Gobierno recalcó que es dinero prestado por el BEI (Banco Europeo de Inversiones) sólo para este proyecto, por lo que se tendría que devolver si no se usa para el tranvía.

El referéndum sobre el futuro del tranvía fue puesto sobre la mesa por los vecinos, que pidieron un compromiso a la Junta y al Ayuntamiento de su celebración. El alcalde abrió la posibilidad de realizar una encuesta para pulsar la opinión de los vecinos, que sirva para tomar una decisión.

El destino del tráfico y la seguridad del metro en superficie concentraron gran parte de las preguntas, saliendo a la palestra los accidentes que se han producido en el entorno del Clínico. Una vecina tuvo una intervención especialmente dura en este punto, buscando la complicidad del alcalde al exigir un metro soterrado y no un tranvía. Otros negaron incluso esa posibilidad, rechazando la construcción de esa infraestructura ahora: "No es necesario".

La intervención del alcalde, que mantuvo un perfil poco activo en la primera parte del encuentro, rebajó notablemente el tono de los vecinos. Buscó calmar los ánimos, reconociendo que faltan estudios pero que puede ser compatible con la vida ciudadana y animando a los vecinos a informarse y buscar el consenso. Su intervención incluyó una crítica nada velada a la Junta por el retraso en informar a los vecinos y la falta de estudios.

"No tiene sentido gastar dinero para hacer infelices a los vecinos", reconoció De la Torre, quien insistió en su llamamiento en favor de conocer bien el proyecto.

En la última parte del encuentro, cuando ya se había marchado una parte de los asistentes, se empezaron a escuchar las primeras voces a favor del metro en superficie, aunque fueron contadas. En general la actitud fue muy crítica.