­Terminar los estudios universitarios y hacerse la pregunta: ¿Y ahora qué hago? No es algo extraño con los tiempos que corren. Cada vez más este interrogante ronda el círculo juvenil, y con este, surgen nuevas oportunidades. El Servicio Voluntario Europeo (SVE) es un programa que ofrece a los jóvenes salidas para adquirir experiencias a nivel personal y profesional.

La Asociación Iniciativa Internacional Joven (IIJ) nace en el año 2003 a partir de un grupo de jóvenes que experimentaron irse fuera con una beca de la Unión Europea; unos a realizar voluntariado, otros para tener un intercambio cultural, hacer idiomas o un curso de formación. A la vuelta todos concluyeron en que la experiencia les había cambiado la vida y querían ofrecen a otros jóvenes una experiencia igual o mejor que la que ellos habían tenido.

Todos los años la asociación tiene un proyecto de larga duración , donde actualmente hay cuatro jóvenes que estarán en Málaga durante nueve meses. Luego hay otro grupo de cuatro jóvenes en programas de corta duración, que no suelen ser de más de dos meses. En cifras generales, con el SVE se acogen unos ocho jóvenes al año; asimismo, en curso de formación extranjeros entre unos 30 y 40, y que se van fuera cerca de 50, explica Ana Belén Domínguez, Directora General.

Iniciativa Internacional Joven lleva trabajos a nivel local e internacional. A nivel local, la sede de la asociación en colaboración con otras organizaciones, la Universidad de Málaga, el Ayuntamiento de Málaga y la Junta de Andalucía tienen una línea de trabajo que es la orientación profesional hacia la formación y el empleo de los jóvenes. Otra parte es el desarrollo de la creatividad donde se realizan actividades como el reciclaje o el arte urbano. También, el aprendizaje de idiomas y culturas, donde hay conversaciones en inglés, el espacio francés y el espacio italiano. A nivel internacional hay dos líneas: infoeuropa que es información sobre programas de la Unión Europea entre ellos Erasmus Plus, la educación y la cooperación internacional al desarrollo.

Los jóvenes voluntarios llegan a la asociación a realizar actividades que tengan relación con los estudios que hayan realizado en su país de origen. Además, tienen la oportunidad de proponer diferentes actividades, donde se analiza la viabilidad de estos, y en su mayoría, con el apoyo de la asociación se llevan a cabo con el fin de animar a los jóvenes a emprender.

Según puntualiza Ana Belén, realizar cualquier proyecto «es una experiencia que te cambia la vida, te hacer ser más fuerte, tener una mayor capacidad para resolver problemas». Y desde la experiencia que vivió la directora en su momento «Si en Alemania pude resolver problemas sin hablar el idioma, en Málaga puedo resolver lo que se me ponga por delante. Abre tu mente y te das cuenta de tus capacidades».

Mélanie Frérot. Voluntaria francesa en la asociación iniciativa internacional Joven"He conseguido más confianza en mí misma y me siento responsable"

Esta joven francesa, lleva en Málaga colaborando con el SVE tan solo dos meses. El tiempo suficiente para calificar este proyecto como una labor «muy enriquecedora».

­Mélanie Frérot es una joven de 22 años del norte de Francia. En el verano terminó un Grado de Media y Comunicación en el país de origen, y a principio de septiembre ya estaba en Málaga haciendo una labor de voluntariado.

Esta joven francesa llegó a España, más concretamente a Málaga, hace tres meses. Cuando terminó la carrera quería salir de su país para conocer otras culturas y perfeccionar el nivel de idiomas. Se puso manos a la obra, y empezó a buscar información en Internet, encontrando una opción para realizar un proyecto de SVE en Málaga.

En la Asociación Iniciativa Internacional Joven a la vez que práctica los conocimientos adquiridos durante la carrera, aprende el uso de otros programas relacionados con el diseño y la redacción de información. Mélanie se encarga, especialmente, de los carteles, folletos y logos de la organización. Otros trabajos como la realización de newsletter cada determinado tiempo, contribuyen a la mejora del nivel de español, que según la joven califica como «un poco difícil».

Aunque hayan transcurrido solo tres meses, a la joven francesa le ha dado tiempo de valorar las cortas semanas que lleva en el país «he conseguido más confianza en mí misma y me siento más responsable de todo lo que hago».

Muchas veces estas experiencias brindan a los participantes de lo proyectos una independencia que hace tener tiempo para reflexionar sobre todo en general. Mélanie añadía que a pesar de encontrarse en un país vecino la lengua, cultura y personas en general son diferentes, lo que hace de esta nueva etapa «otra forma de vida».

Como el caso de Mélanie hay muchos otros, no solo en España, sino también en el resto de Europa. Y es que los jóvenes han visto en este tipo de proyectos una oportunidad para aprender idiomas, hacer labores sociales, y además, conocer en su propia persona la cultura de un país.

Víctor Serrato. Responsable voluntariado local internacional"He tenido en este camino gente que ha hecho mucho por mí"

Hace nueve años que este joven malagueño realizó el programa de Servicio Voluntario Europeo (SVE) y recuerda esta experiencia como un antes y un después en su vida personal y profesional.

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Han pasado ya nueve años desde que Víctor Serrato terminó la carrera de Turismo. Fue entonces cuando este joven malagueño de 33 años pensó en la posibilidad de tener una experiencia nueva en su vida, puesto que la idea de buscar trabajo apenas acabar los estudios, no la tenía clara. Quería irse fuera y no dudó de ello. Así que buscó información y conoció el programa de Servicio Voluntario Europeo (SVE). En este proyecto se ofrece una gran variedad de destinos, a los que los participantes pueden acceder. En el caso de este joven, Brno, República Checa fue el lugar asignado para su labor.

Estuvo como voluntario durante un año en una residencia de personas con discapacidad y alto grado de dependencia. Su trabajo consistía básicamente en hacer que «la vida de estas personas fuese mejor». Según cuenta Víctor tenía que hacer actividades tan cotidianas como visitar teatros, cines, jugar, dibujar y ayudarlos en tareas como la ducha, la comida, entre otras.

Había estudiado turismo, pero esto no fue un impedimento para decantarse por un proyecto alejado de sus conocimientos profesionales. Simplemente «me llamaba la atención. Quería devolver a los demás lo que en muchos casos me habían brindado. He tenido en este camino gente que ha hecho mucho por mí».

Víctor Serrato se siente, además, afortunado, porque aunque puede parecer difícil emprender este tipo de proyectos, esto no significa que sea malo. Todo lo contrario, propósitos como este brindan muchas cosas más. En el caso de este joven, la experiencia le sirvió para orientar su vida a la colaboración con más jóvenes.

Ilaria Papotti. Voluntaria italiana«Me ha cambiado tanto la vida, que al final me quise quedar en España»

Desde un pueblo de Parma hasta Málaga fue el recorrido que hizo esta joven italiana hace dos años. La ganas de buscar nuevas experiencias llevaron a Ilaria a emprender este viaje.

Hace dos años desde que Ilaria Papotti llegó a España. Esta joven italiana de 26 años terminó la carrera de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales en su país y la falta de prácticas en lo estudiado la llevó a buscar otras salidas para complementar la carrera. «Había estudiado todo muy teórico y nada de prácticas » explica.

La idea en principio era irse a los países de Europa del Norte para mejorar el nivel de inglés, pero encontró en Internet un anuncio que buscaban un voluntario en Málaga, y sin dudarlo realizó los trámites necesarios y en noviembre de ese mismo año la joven italiana pisaba tierras españolas.

Ilaria llegó a España como voluntaria en la Asociación Iniciativa Internacional Joven, pero la experiencia fue tan gratificante que buscó de una y mil formas, el modo de quedarse a vivir en Málaga. Para ello contó con la ayuda de los que en un primer momento le brindaron una mano de apoyo cuando llegó a un lugar desconocido.

El trabajo que la joven hacía en la asociación era brindar información a los jóvenes que acudían a la sede en busca de ayuda no solo para temas de voluntariado, sino también, para temas relacionados con propuestas para talleres. También tenía un espacio italiano, donde daba clases de lengua y cultura italiana. Luego hacía un apoyo en lo referente a proyectos que realizaba la asociación (ejemplo de ello la foto que aparece).

Ilaria al igual que el resto de jóvenes que han tenido la oportunidad de ir fuera y experimentar todo lo que este proyecto brinda, coincide en que «la experiencia ha sido tan gratificante que al final ha cambiado mi vida. Me quise quedar en España y desde la primera vez que puse un pie aquí ha pasado un año».

Para ella la etapa de voluntariado ha dejado de ser una simple experiencia por un tiempo, y se ha convertido en su día a día y su forma de trabajo. Ahora, no busca qué prácticas hacer. Ahora, hace de la práctica su vida.

@JulianaAcostaF