Catorce meses y 7 días. Esto es lo que ha tardado la remodelación del entorno de Molina Lario y Postigo de los Abades, el doble de lo previsto inicialmente. Los restos arqueológicos encontrados durante la obra han ralentizado enormemente el ritmo de trabajo.

Hoy y mañana se terminarán los últimos retoques de la obra, con la instalación de algunos elementos de mobiliario urbano que faltan, como bancos y papeleras, así como la retirada de la señalización de obra. Además, Conacón, empresa adjudicataria de los trabajos por 2,9 millones de euros, retirará todo el material de obra que está depositado, fundamentalmente, en la Cortina del Muelle.

La remodelación de las calles situadas al sur de la Catedral se extiende así al doble de lo previsto en la adjudicación. La culpa de este exceso del tiempo de ejecución la tienen los restos arqueológicos localizados en la Cortina del Muelle hace un año, cuando las catas arqueológicas sacaron a la luz restos del muro portuario de la ciudad que se comenzó a construir en la época de Felipe II y se concluyó en 1740. Esta estructura se encuentra a lo largo de Cortina del Muelle y representaba el límite de la ciudad hasta que en la segunda mitad del siglo XIX se ganó terreno al mar con el Parque.

Los restos obligaron a paralizar las obras en toda la calle durante cinco meses, que se sumaron al plazo de ejecución inicial. La llegada de la Semana Santa y de la Feria de Málaga también obligaron a suspender las obras, añadiendo más tiempo a la remodelación de las calles.

Los trabajos han beneficiado a las calles Molina Lario, Postigo de los Abades, Cortina del Muelle y algunas callejuelas adyacentes, como Cañón, Don Juan de Málaga y Charlie Rivel. Las obras han consistido en peatonalizar el entorno con una nueva solería y modernizar las infraestructuras de saneamiento y suministros.