­Entre la Anunciación y la Huida a Egipto se suceden las escenas de lo que se conoce como el nacimiento. La Virgen María acepta el mensaje del Arcángel: va a dar a luz a un niño sin haber conocido varón. Y después de viajar largos kilómetros embarazada para acudir al empadronamiento ordenado por Augusto y no encontrar sitio en la posada, tuvo que alojarse en una humilde gruta que hacía las veces de establo, donde nació el Niño Jesús. Aleluya en Belén es una exposición que recoge los versículos de San Lucas y los convierte en arte. Y los muestra a los visitantes haciendo un repaso histórico, con piezas del siglo XVI y contemporáneas.

La exposición en Ars Málaga, en el Palacio Episcopal, se articula en cuatro salas. «Entonces subió José de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por cuanto era de la casa y familia de David, para ser empadronado con María, su mujer, desposada con él, la que estaba encinta. Y aconteció que estando ellos allí, se cumplieron los días en que ella había de dar a luz. Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón» (Lc 2, 4-7).

Según explica el director de este espacio expositivo recientemente recuperado, Miguel Ángel Gamero, en la muestra se recoge la tradición canónica, pero también la apócrifa. El belén, propiamente dicho, se basa también en estos evangelios no reconocidos por la Iglesia. Desde la Natividad en el arte, con María como protagonista indispensable de este misterio, predestinada y escogida, hasta la expresión barroca, ampulosa y engolada del belenismo, con imágenes de tamaño natural. La Virgen colaboradora necesaria, con obras barrocas, la mayoría procedentes del Císter, y contemporáneas, para dar la bienvenida al visitante.

Aleluya en Belén se detiene en la rica pero sorprendentemente desconocida aportación malagueña en el siglo XIX y sus talleres de imaginería y alfarería, que representaban en miniatura los oficios tradicionales de aquella Málaga decimonónica y popular, y que eran muy célebres entre los extranjeros que llegaban a Málaga en aquellos días.

«El pueblo de Málaga parece más iniciado en las bellas artes que otras ciudades. Se encuentra entre las gentes más sencillas, una disposición natural para la fabricación de pequeñas figuras de pasta coloreada, en las que las actitudes están llenas de gracia y de inocencia», se lee en el panel que da la bienvenida a la sala. Un texto recogido de la obra parisina de 1829 Album de un soldado. La campaña de España.

Dispuestos además en vertical, en urnas o fanales, representando el sacromonte en tres niveles, con reyes magos a caballo y no a camello, con influencia latinoamericana (indiana) «de ida y vuelta» como la llama Gamero, que destaca el detallismo y el preciosismo de una delicada sagrada familia en miniatura, quizás el belén más antiguo de todos los que se exponen en el Palacio Episcopal. Son todas piezas cedidas por el coleccionista José Manuel García Verdugo.

También belenes populares, de tradición jerezana, murciana o los inconfundibles de José Luis Mayo, con estudio en Madrid. Y los exquisitos de procedencia napolitana, en los que se combinan elementos paganos y religiosos. «Cristo vence con su nacimiento sobre las ruinas de los templos clásicos, en medio de un contexto popular de la Nápoles del siglo XVIII, de ahí los evidentes anacronismos», explica Gamero. E imágenes de la Virgen María, como si fueran damas de la Corte dieciochesca.

«En Navidad, no podíamos dejar de hacer una exposición en torno al misterio de la Navidad, desde la Encarnación del Verbo hasta la misma huida a Egipto, mediante cuadros, esculturas y sobre todo una tradición muy nuestra, los belenes. Los hay de muchos estilos: napolitano, malagueño y grandes belenes que ocupan buena parte del Palacio Episcopal, haciendo un recorrido por el arte», admite Gamero, que destaca el trabajo desarrollado en la muestra por Miguel Ángel Blanco. Tanto en el montaje como en la selección de piezas.

Y por supuesto la aportación de quienes han colaborado desinteresadamente en esta muestra, aportando sus piezas, ya que además de las obras traídas del Císter o las particulares de García Verdugo, en Aleluya en Belén han participado cediendo sus colecciones José Luis Quesada, Carlos Marín Castillo, Francisco Cidfuentes, Francisco Javier Delgado, Miguel Ángel Martín Cuevas o Antonio Pareja, entre otros.

La exposición se podrá visitar hasta el próximo día 10 de enero, en horario de 10.00 a 20.00 horas, de martes a domingo, excepto el 1 y el 6 de enero, cuyo horario será de 17.00 a 21.00 horas. En este tiempo, según los cálculos de los responsables de Ars Málaga, han sido más de 6.000 las personas que han visitado la muestra. La entrada cuesta 3 euros, 2 euros la reducida, que incluye a los residentes en Málaga, y un euro los grupos. Sin embargo, los domingos y festivos son gratis.