Un documento impreso en Zaragoza en 1661 que hace referencia a la inundación acaecida en Málaga en esas fechas que se cobró alrededor de cuatrocientas vidas, estará expuesto en el Archivo Municipal de la capital malagueña hasta el próximo 29 de enero.

La catástrofe ocasionó numerosos daños en Málaga, tanto materiales como humanos y la cifra de víctimas aumentó en los días posteriores al diluvio, ya que muchas personas fallecieron por heridas o enfermedades.

El Ayuntamiento de Málaga recuerda que el Cabildo remitió esta relación de pérdidas al rey, el cual, en respuesta, desembolsó en la ciudad más de 16.000 ducados y los daños se evaluaron por Real Orden.

Las inundaciones en Málaga han estado presentes en varios periodos de la historia, pero fue tras la conquista de la ciudad por los Reyes Católicos cuando este problema se agudizó.

En ese momento, se inició una tala de árboles en los bosques que cubrían las vertientes del Guadalmedina para destinarlas fundamentalmente al cultivo de la vid y para su aprovechamiento dirigido a la fabricación de carbón.

La primera referencia a las constantes crecidas del río datan de 21 de abril de 1559, en la que el Cabildo se propuso desviar el cauce del río por encima del barrio de El Perchel, a fin de evitar la acumulación de barro.

El 10 de octubre de 1580 ocurrió la primera avenida, y desde entonces, Málaga se ha visto afectada en más de cincuenta ocasiones no solo por la crecida del Guadalmedina, sino también por las de los arroyos de los Ángeles y del Cuarto por la derecha y Barcenillas, Calvario y Olletas por la izquierda.