Las tres casetas de obra y prefabricadas que durante una década presidieron la calle Julio Cortázar, en la Hacienda Cabello ya son historia. Hace unas tres semanas el Ayuntamiento las demolió. Ana María Abad tiene muy vivos los recuerdos de esta sede vecinal sin agua, luz ni servicios, el trajín de cubos de agua, el reparto de alimentos en condiciones heroicas que por fin dejan atrás.

Desde hace unos dos meses además la nueva ONG-Asociación Hacienda Cabello, como desde este año se llama la antigua asociación de vecinos, estrena sede y almacén, separados por unos metros en la calle Julio Cortázar. «El Ayuntamiento ha agilizado los trámites para entregarnos los locales», recalca la presidenta Ana María Abad, que comenta que desde primeros de año ha estado negociando con el Consistorio el deseado cambio de sede, ahora por fin una realidad.

Los dos modernos locales permitirán a la ONG-Asociación Hacienda Cabello hacer mejor lo que lleva haciendo desde hace cerca de una década y ampliar sus objetivos. «Queremos dar clases de apoyo escolar y también dar atención a la mujer maltratada, hay muchos proyectos», resume Ana María Abad.

También hay planes para el local del almacén, que aparte de para la comida incluirá una zona con mesas para limpiar la verdura y también un espacio para un ropero solidario, algo que ya estaba haciendo la asociación en las casetas demolidas.

«Estamos recaudando fondos también para que nos ayuden con los materiales, porque hay que arreglar el almacén», cuenta Ana Jerez, presidenta de la asociación Marina de mujeres maltratadas, una entidad que va a colaborar con la ONG-Asociación Hacienda Cabello: «Como yo no tengo local, la presidenta nos lo cede solidariamente para las actividades», señala.

Reparto de alimentos. Pero la principal seña de identidad de la ONG es el reparto de alimentos, un servicio que, hace años, cuando todavía no estaba cubierto el recién nacido barrio de Soliva, llegó a atender a cerca de mil familias. «Cuando ya me enteré de que había asociaciones que atendían a estas personas entonces las derivé», indica Ana María Abad. De todas formas, la asociación ha seguido atendiendo a un número muy considerable de familias de toda Málaga y sigue siendo el asidero de muchas. Sin embargo, después de 9 años recibiendo alimentos de Bancosol en julio se cortó el reparto para ponerse al día: «A primeros de este año Bancosol nos puso unas cláusulas por escrito pero ya las cumplimos todas», subraya Ana María.

Entre ellas, los informes obligatorios de los trabajadores sociales, la colocación de los alimentos por orden y fecha o unas instalaciones higiénicas. Tras conseguir el visto bueno del Ayuntamiento y los nuevos locales, la asociación no entiende «las barreras» que está poniendo Bancosol, señala la presidenta, que recuerda que en vísperas de la Nochebuena, gracias a la donación de otras entidades pudieron repartir entre muchas familias necesitadas y de forma excepcional 1.500 kilos de alimentos.

A la asociación le urge volver a repartir comida para acabar con situaciones muy duras, llama la atención Ana María Abad: «Hay gente que te dice que cuando cierran los supermercados busca comida para sus hijos en los contenedores».

Por su parte Ana Jiménez cuenta el caso de una joven madre con una minusvalía, abandonada, y con una pensión de 300 euros con la que tiene además que mantener «a su bebé de tres meses». «Yo he salido un domingo por la noche a comprar una lata de leche para ese niño».

La ONG-Asociación Hacienda Cabello además va a repartir alimentos entre las mujeres maltratadas en riesgo de exclusión de la asociación Marina como Nuria Martínez, voluntaria de esta última asociación, expulsada de su casa y que vive con sus tres hijos en casa de su madre.

Por todo ello, la ONG-Asociación Hacienda Cabello pide a Bancosol que agilice los trámites para volver a recibir alimentos como han estado haciendo 9 años. «Todas las cláusulas están cumplidas. Detrás de cada una de nosotras hay muchas historias, por eso me parece muy fuerte cuando te topas con un muro», lamenta Ana María.