­­«Espero que alguna vez sepamos la auténtica verdad de esta atrocidad». Es el deseo de Rafael de la Fuente, antiguo director de La Cónsula, jubilado hace diez años. Lo hizo constar durante la rueda de prensa conjunta celebrada el viernes en la escuela, en la que los distintos grupos políticos con representación en el Parlamento andaluz se unieron a las justas reivindicaciones de la plantilla y de los alumnos. También los de La Fonda y el CIO de Mijas, en el limbo administrativo también. Y de esta verdad se tienen sospechas y prácticamente una sola constancia: la nula agilidad de la Junta de Andalucía por resolver un conflicto que lleva abierto tres años pero que en los últimos meses ha dejado a la luz sus dramáticas consecuencias.

De momento, y a pesar de las últimas promesas del Gobierno andaluz, que muy pocos se creen, las escuelas siguen cerradas y sin actividad formativa. De momento, a los profesores se les siguen debiendo nóminas. De momento, las facturas a los proveedores siguen en un cajón sin que nadie las pague... Y el encargo lo tienen los liquidadores y los auditores. De ellos depende la Junta, según dice, para que el 29 de enero, como ha anunciado, La Cónsula y La Fonda puedan integrarse en el SAE (el caso del CIO de Mijas es más complejo y lamentable).

Pero los liquidadores y los auditores son los liquidadores y los auditores contratados por la propia Junta. «La Administración, en este caso, tiene que asumir esta responsabilidad, y no puede separarla de su deberes», critica Francisco Oliva, consejero de Trabajo de la Junta de Andalucía cuando fue inaugurada La Cónsula el 22 de diciembre de 1993 y también director de la escuela. Oliva está que trina. No puede creerse tanta «incapacidad». «Me cuesta mucho trabajo darle una explicación que no sea la mera ineptitud», asegura.

Oliva hace referencia a la ley del Gobierno central de racionalización de la administración pública, que según la Junta, obligaba a suprimir todos los consorcios deficitarios. Así lo explicó, de hecho en su día, la propia viceconsejera de Educación, Montse Reyes, segunda de Luciano Alonso, contra quien Oliva carga las tintas. Esta ley obligaba a las comunidades, con el objetivo de reducir el déficit, a eliminar este tipo de entidades y entre ellas se encontraban las escuelas de hostelería. Sin embargo, para que siguieran funcionando, Alonso creó una nueva Agencia Pública Andaluza de Educación y Formación (APAEF), que ni siquiera ahora funciona con solvencia.

De hecho, las competencias de los consorcios de formación regresaron de Educación a Empleo. Y el destino de las escuelas ya no era la APAEF, sino el SAE. Cuando pueda ser. Muchas prisas no se ha dado la Junta. De hecho, de los diez consorcios andaluces incluidos en el decreto de 15 de septiembre de 2015, hay ya ocho en el SAE... Menos las escuelas malagueñas.

«Todo esto parte de un invento porque no existía obligación ninguna», destaca Francisco Oliva, que critica con dureza a Luciano Alonso. «Estas escuelas contaban con una situación de cierto privilegio respecto al ordeno y mando que él quería. No estaba bajo su directísima orden. Y ahí empezó el lío», señala.

Oliva pone otra diana en José Sánchez Maldonado, «que no da la cara». «Lo más triste es que esta ruina haya venido de la mano de dos consejeros malagueños», se lamenta.

«Había unos celos tremendos en Educación con La Cónsula. Teníamos más medios y funcionábamos mucho mejor. Nuestros profesores eran triunfadores en la cocina, como Cristóbal Blanco. Era la única manera de que los empresarios se creyeran La Cónsula, como era dirigida por los mejores. Y así nuestros alumnos salían directamente colocados», recuerda Oliva.

Durante la rueda de prensa del viernes salió otro dato, que incluso se incluye en la carta abierta dirigida por los partidos a la presidenta Susana Díaz, a la que acusan de anteponer su interés personal al general de las escuelas. «En el Pleno del Parlamento de Andalucía celebrado el 8 de octubre de 2015, Susana Díaz afirmó por dos veces, según consta en el diario de sesiones número 15, página 79, que había ordenado la paralización de los cursos de formación para el empleo cuanto tomó posesión de su actual cargo, en 2013, para que los problemas de corrupción no le alcanzaran».

En 2013, precisamente, comenzaron los problemas de las escuelas de hostelería. Y en 2013, también los problemas para Chaves y Griñán a cuenta de los escándalos de los ERE fraudulentos y los cursos de formación para el empleo. «Pero en el caso de La Cónsula y La Fonda se daban clases reales, con alumnos reales y profesores reales», defiende Rafael de la Fuente, que relaciona estos casos de corrupción con la situación de las escuelas de hostelería malagueñas.

De la Fuente no entendió en su día el traslado de competencias de Empleo a Educación. «Fue rechazado como algo tóxico y no encabajaba», comenta. Primer gran error, desde su punto de vista. Con cierta emoción recuerda los grandes éxitos de su escuela, cuando era director. Cómo sirvió de referencia para la creación de consorcios parecidos en otros países europeos, «que venían a Málaga y tomaban buena nota», o latinoamericanos.

Y pone en valor el restaurante, «una herramienta de trabajo y enseñanza primordial». «La Cónsula, a través del restaurante, ingresaba mucho dinero para financiar la escuela» señala. Permitía un nivel de trabajo que no lo pagaba ninguna administración pública, sino el cliente, a través del buen trabajo de los alumnos. El porcentaje que correspondía a los ingresos del restaurante era muy importante, ya que el comensal pagaba servicio y calidad a precio por encima del mercado.

En cualquier caso, tanto Oliva como De la Fuente tienen esperanzas en que el daño a las escuelas no sea irreversible.

María José López, alumna"Quiero que me devuelvan mi tiempo perdido"

María José es malagueña y amante de la hostelería. Terminó Bachillerato y estaba decida a formarse en esta profesión en la escuela La Cónsula. Para María José esta situación es traumática y desesperante, llevan dando fechas de inicio del curso dos años, «y ya no sabemos que creer o que no creer».

Muchos de los alumnos de los diferentes cursos han ido abandonando poco a poco. El curso en el que está matriculada María José constaba de 22 alumnos, de los cuales ahora mismo solo quedan 16 por la inseguridad de que los cursos salgan adelante o no. A pesar de ello, María José sigue esperando la resolución de este problema de impagos por parte de la Junta. Quiere que le devuelvan como sea los siete meses de clase que no se han impartido, «si me quieren hacer repetir o pagarme el curso en otro centro, que lo hagan, pero a mí me tienen que devolver el tiempo perdido». Ver la situación descuidada en la que se encuentra el centro y todo el personal que lo conforma, hace que alumnos como Maria José pierdan la ilusión por esta iniciativa hostelera que era el sueño de muchos de ellos. MARÍA GARCÍA LARA

Isabel García, Alumna"Han sido las Navidades más tristes de mi vida"

Como la mayoría del resto de los alumnos de los cursos, Isabel dejó su trabajo para dedicarse exclusivamente a las clases. Así lo explicaba la alumna decepcionada: «aquí, todos teníamos trabajo antes de comenzar el curso y lo dejamos, ahora nos encontramos sin nada». En su anterior trabajo cobraba entre 70/80 euros al día, ingresos que decidió no tener y apostar por este curso de hostelería, y que a día de hoy se encuentra con las manos vacías. Isabel, es del Rincón de La Victoria y se tiene que desplazar diariamente a la escuela de hostelería a pesar de que no se están impartiendo las clases acordadas oficialmente por los impagos de la Junta de Andalucía. Levan dos años esperando una solucióny sólo recibe promesas que luego no se cumplen. Con decepción en su tono de voz, Isabel comentaba : «Vengo todos los días para nada, me supone un gran esfuerzo y una pérdida de tiempo, estamos cansados». Muchos de los alumnos afectados, se han buscado trabajo de nuevo y han abandonado el curso. «Estamos aquí encerrados sin hacer nada, pero si nos vamos todos, aquí no queda nadie y sería una batalla perdida» así lo comentaba Isabel. M. G. L.

André Vale Moreira, alumno"Si esto no se soluciona, haré el curso en otro centro"

André es portugués, pero lleva viviendo desde los seis años en España. Se siente decepcionado, desilusionado y cansado. Actualmente vive en Fuengirola, se alquiló un piso junto con dos de sus compañeros del curso para mayor facilidad a la hora de realizarlo. Un gasto mensual de 500 euros, que supone un gran esfuerzo económico sin recibir nada a cambio por la situación desregulada en la que se encuentran los cursos.

André es afortunado en el sentido de que sigue trabajando en el mundo de la hostelería y no dejó su trabajo anterior definitivamente. « No he perdido el trabajo, pero si dinero, ya que si antes realizaba jornada completa y ahora hago media jornada, eso se nota económicamente a fin de mes», comenta. André lleva esperando bastante tiempo una solución, pero aún así intenta ser positivo y si esto no sale «me plantearé hacer lo mismo en otro centro». La decepción se hace notar en sus palabras: «Me da mucha pena por esta escuela, porque es una escuela que habla históricamente por sus propios resultados, ya que el 80% de las estrellas michelín han salido de aquí», una escuela de gran prestigio histórico que se encuentra afectada según este alumno, por problemas políticos y burocráticos que hacen que pierda el brillo que tiene. M. G. L.

José Luis Delgado, profesor escuela en La Cónsula"Estamos en una drámatica situación económica"

La falta de compromiso y precariedad por la que están pasando las escuelas de hostelería de Málaga afecta a todos los departamentos de las mismas. José Luis lleva trabajando como profesor de cocina en la escuela La cónsula durante 20 años y las consecuencias que tanto él, como el resto de profesores de las escuelas están sufriendo, hacen que sus vidas se estén volviendo en un auténtico caos.

La ausencia de recursos económicos por la que están pasando estas escuelas, hace que tanto profesores como personal de mantenimiento y vigilancia lleven sin cobrar varios meses. José Luis lno recibe su sueldo desde mayo, es decir, le deben seis nominas y dos pagas extras. «Estoy aquí a jornada completa, mi vida económicamente depende exclusivamente de este centro», apuntaba desolado José Luis.

El caso de José Luis no es el único, la mayoría de los trabajores del centro dependen del funcionamiento de estas escuelas, por lo que entienden la falta de compromiso de la Junta de Andalucía de dejar «abandonadas a estas prestigiosas escuelas de hostelería» sin importarle los sueños, el dinero y el tiempo de las personas. M. G. L.