Melilla dormía, todavía con el miedo en el cuerpo porque hace menos de 10 días ya vivió una sacudida tremenda del suelo que dejó pequeños daños pero el corazón encogido de todos los habitantes de la ciudad autónoma. Pero la pesadilla regresó esta madrugada, cuando un fuerte terremoto de 6,3 grados, en el mar de Alborán, con epicentro frente a la costa del norte de África, volvió a encoger el corazón de los melillenses.

"Melilla entera estaba en la calle en pijama a las cinco y media de la mañana", explica a La Opinión Laura Méndez, aún sobrecogida por el suceso. "Se movió la cama, la casa entera, el mueble del salón se cayó al suelo. Estanterías, platos, vasos€", relata Laura, que salió de casa en busca de su familia.

La estampa que vivió fue dantesca. Los habitantes melillenses habían salido, como ella, a la calle. "La Policía nos recomendaba a todos que no volviésemos a entrar, porque seguían las réplicas, más pequeñas, pero no sabíamos qué iba a ocurrir de nuevo". Con lo puesto, como ella, muchas personas habían corrido, repletas de miedo e impotencia, se refugiaban al raso, en plena calle.

"Hay edificios que tienen grietas muy visibles, que dan miedo. Muchas cornisas se han caído, y hay restos en plena calle. Los colegios y muchas instituciones públicas han cerrado hoy, todavía seguimos con el miedo, porque no sabemos qué puede pasar ahora", insiste.