En la lucha contra el cáncer son muchos los actores que intervienen, como médicos, enfermeras o psicólogos. Pero hay una pieza fundamental y no menos importante que ayuda a los pacientes a sobrellevar el diagnóstico y el tratamiento: los voluntarios, que con su compañía y consejos hacen más llevaderas las consecuencias del cáncer.

Hoy se celebra el Día Mundial de la Lucha contra el Cáncer y la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) ha querido homenajear este año a parte fundamental de su organización. Por este motivo, ayer celebraron el foro «Acompañando a las personas con cáncer. El valor del voluntariado para una atención de calidad», en el que algunos de ellos transmitieron su experiencia a los asistentes a la jornada, celebrada en el Museo Thyssen. «Me imponía mucho la palabra cáncer por eso no me atrevía a acudir a la asociación», contó Trini , voluntaria en Antequera y enferma de cáncer desde 2013 y que finalmente se decidió a dar el paso. «En mi asociación me siento feliz y a veces ni me acuerdo de mi enfermedad», señaló.

Dentro del voluntariado son muchas las tareas que se desempeñan, como la que realiza Mayca, voluntaria administrativa en Marbella. En el caso de esta marbellí, su labor no es asistencial pero es igual de importante para los pacientes, ya que les suministra la información que necesiten. «Actuamos de la forma más cercana y con la mayor empatía posible» , explica, al tiempo que informa de que junto a sus compañeras organiza charlas informativas.

En esto del voluntariado también hay veteranos, como el caso de Olga, voluntaria a domicilio, que llegó a España hace 28 años desde Buenos Aires y desde hace 10 pertenece a la Asociación contra el Cáncer de Fuengirola. «Se crean unos vínculos de cariño que nos atrae mucho más a acudir cada semana». Esta argentina dejó claro ayer en su intervención que el objetivo es «hacerle la vida más fácil a los pacientes» y se mostraba orgullosa de formar parte de su asociación y poder ayudar durante una o dos horas a personas que le devuelven tiempo que ella invierte en cariño.

Los voluntarios también se desplazan a los hospitales, como es el caso de Juan Francisco, que acude a ayudar al hospital Carlos Haya. «Mi tarea no es solo animar a los pacientes, también a los familiares» contó el voluntario, que reconoció que muchas veces la familia no asume lo que están viviendo y el paciente sí. Paloma Gómez, coordinadora de los voluntarios testimoniales de Fuengirola, contó como en el año 2000, cuando ya era voluntaria, sufrió un cáncer de mama que le dio la fuerza necesaria para contar su caso a aquellos que viven la enfermedad y necesitan apoyo. Durante su comparecencia, la componente de la asociación de Fuengirola pidió a todos los presentes que hubieran sufrido cáncer que levantaran la mano. Y la sala se llenó de brazos en alto. Sin embargo, las palabras más emotivas llegaron de la mano de Rosa Villena, usuaria de los servicios de la Asociación Española contra el Cáncer. En su caso, le diagnosticaron un cáncer de mama que causó un paréntesis en su ajetreada vida, centrada en su trabajo y en su familia. «Me decidí a asistir a la asociación y ahora solo puedo agradecerlo», relató.

Ante la nueva realidad social marcada, sobre todo, por el envejecimiento de la población, un cada vez mayor número de pacientes oncológicos, y una mayor franja social en riesgo de aislamiento y soledad, la AECC alertó de la necesidad de acompañar a 30.000 enfermos de cáncer que están solos. Según datos del Informe de Satisfacción de los Beneficiarios del Programa de Voluntariado 2016 de la AECC, más del 80% de los pacientes y familiares reconocen de forma muy positiva su labor.