­Málaga es la única gran capital española que bajó la presión fiscal sobre sus ciudadanos e incluso la rebajó durante el periodo de gran depresión que va desde 2007 a 2015. De las seis ciudades que conforman el grupo de capitales con más de 500.000 habitantes, Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla y Zaragoza, todas subieron sus impuestos en el periodo 2007 a 2015 y sólo Málaga los rebajó en un 12,28 por ciento. A su vez, en Andalucía, en las ocho capitales sólo Huelva y Jaén lograron rebajar más sus impuestos que Málaga, mientras que el resto de las capitales los subió o tuvo descensos menores que en la capital malagueña.

Esto ha permitido en ambos casos, a nivel nacional y andaluz, que Málaga sea la capital que menos grava a sus habitantes. En 2015, cada malagueño pagó una media de 503 euros en impuestos municipales, 73 euros menos que cuando arrancó la crisis en 2007. Gracias a esta política impulsada por el Ayuntamiento de Málaga, la ciudad es la que presenta menor presión fiscal en Andalucía y entre las seis grandes capitales españolas, donde esa media es más alta en todas ellas y sólo Jaén con 504,2 euros se le acerca. El dato es también muy inferior a la media nacional, que indica que cada español paga en impuestos municipales una media de 619 euros per cápita, 113 más que en Málaga.

Comparativa

Los datos son aportados en el estudio de presupuestos que realiza el Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas, que realiza una comparativa de los ingresos propios que recaudan los ayuntamientos españoles en impuestos directos, indirectos, tasas, precios públicos y otros, sobre presupuestos ya liquidados. Se trata de un estudio sobre los ingresos propios, sin contar los que vienen del Estado o de la autonomía, ni tampoco los que recaudan las empresas y sociedades municipales.

De entre las capitales de más de 500.000 habitantes, la bajada de un 12,2 por ciento en recaudación de impuestos de Málaga contrasta con la subida de un 29,7 de Sevilla, de un 26,2 de Barcelona o de un 22,6 por ciento en Madrid.

En Andalucía, dos capitales lograron bajar su recaudación de impuestos más que Málaga. Jaén la redujo en casi un 35 por ciento y Huelva en un 15,9 por ciento, mientras que Cádiz bajó su recaudación un 5,4 por ciento. El resto de capitales, con Sevilla a la cabeza, subieron sus índices de recaudación impositiva.

Los años negros de la economía española han tenido una fuerte repercusión en las cuentas de los ayuntamientos españoles que han visto como, en consecuencia, los fondos que reciben de la (PIE) Participación en los Ingresos del Estado han sufrido un bajón terrible. Igual ha ocurrido con los fondos europeos, a los que los ayuntamientos acuden para financiar proyectos urbanos y medioambientales, que también han mermado. Esto ha llevado a que cada ayuntamiento tratara de sortear de manera desigual estos recortes. Muchos han sucumbido a lo más socorrido: subir los impuestos, pese a que suponía gravar las economías ya debilitadas de sus ciudadanos; otros han acudido al crédito y endeudarse para el futuro.

Málaga optó por no dañar más los bolsillos de los ciudadanos con subidas impositivas y en estos años ha mantenido una línea de rebaja o congelación de impuestos permanentes. Esto le ha llevado a ser la primera de las grandes capitales españolas en rebajar impuestos.

Por supuesto eso ha tenido un precio que no ha sido otro que una sensible reducción del capítulo de inversiones. Con la crisis y la política de recortes, el gobierno local de Francisco de la Torre optó por una política de austeridad en los impuestos para no dañar más los bolsillos de los malagueños; dejar en suspenso las grandes y medianas inversiones en la ciudad y destinar la mayor parte de los ingresos recaudados a gasto social y al mantenimiento de los servicios esenciales de la capital. Una política de resistencia y aguante en espera de años mejores.