­Frente a la sorprendente rapidez con la que el Ayuntamiento dedicó sendas rotondas de la ciudad al dueño del Málaga C.F. Abdullah ben Nasser Al Thani y al antiguo entrenador chileno del equipo, Manuel Pellegrini, la familia del último alcalde republicano de Málaga, Eugenio Entrambasaguas Caracuel, fusilado en 1937 por orden del entonces fiscal franquista Carlos Arias Navarro, lleva diez años a la espera de que el Consistorio le dedique la calle prometida.

La decisión le fue comunicada al sobrino nieto del alcalde, el conocido óptico ya jubilado Eloy Entrambasaguas, el 12 de septiembre de 2006. En esa fecha el entonces concejal de Cultura, Diego Maldonado, le escribía: «Me complace comunicarle que ha sido aprobada la propuesta realizada por usted para que una calle de Málaga lleve el nombre del que fue Alcalde de la ciudad, Eugenio Entrambasaguas Caracuel». La carta precisaba que según el decreto del alcalde Francisco de la Torre de 17 de julio de 2006, la futura calle se llamaría «Alcalde Eugenio Entrambasaguas, quedando pendiente su posterior asignación a un vial adecuado».

Una década más tarde el Consistorio no ha dado el paso de buscarle un vial adecuado e inaugurarla y la familia lamenta el retraso, así como la poca justicia con un personaje de la Málaga de los años 30 que fue alcalde en dos ocasiones, las dos durante la II República: la primera en el periodo 1933-1934, en las filas del Partido Republicano Radical de Lerroux y la segunda de 1936 hasta la llegada de las tropas de Franco en febrero del 37, en Unión Republicana.

Fue fusilado en marzo de ese año pese a las gestiones del cónsul mexicano Porfirio Smerdou, que trató de salvarle la vida, aunque como recuerda Eloy Entrambasaguas, el fiscal Carlos Arias Navarro, alias Carnicerito de Málaga, le contestó que como alcalde republicano Eugenio Entrambasaguas era «fusilable».

Eugenio Entrambasaguas que era comerciante, fue masón y un convencido republicano, además de un político respetado y moderado que como destaca su sobrino nieto, «salvó a mucha gente de derechas, los llevaba en el coche oficial hasta el puerto, hasta la escalerilla del barco para que escaparan a Gibraltar».

Eugenio Entrambasaguas, asegura el óptico, fue muy crítico con los desórdenes y asesinatos cometidos durante la República, de ahí que «aunque tenía información del avance de las tropas de Franco y un coche oficial para haber huido, temió que tomaran represalias contra él y no se escapó. En su despacho lo cogieron y ya se sabe el final».

Salvó el coro de la Catedral

También fue la persona que salvó el coro de la Catedral al ordenar protegerlo con un muro de ladrillo. «Iban a venir los refugiados de los pueblos, conforme avanzaban las tropas y temía que el coro desapareciese, no por motivos políticos o antirreligiosos sino simplemente porque por el frío lo convirtieran en leña», explica Eloy Entrambasaguas, nacido en 1946 y que confiesa que hasta comienzos de los 60 su padre no le habló de que su tío abuelo había sido alcalde de Málaga. «Era un tema tabú que no se hablaba en casa, me lo contó mi padre con 16 ó 18 años», subraya.

Fue precisamente el sobrino nieto quien propuso al actual alcalde Francisco de la Torre que su tío abuelo contara con una calle en Málaga, y éste le puso en comunicación con el concejal de Cultura Diego Maldonado.

«Me dijo que le reuniera 500 firmas. Me costó mucho trabajo y tiempo pero le presenté 600», comenta Eloy Entrambasaguas, que propone que se le retire el nombre a la avenida de Carlos de Haya y se ponga Alcalde Eugenio Entrambasaguas Caracuel.

La concejala de Cultura, Gemma del Corral, declaró el pasado viernes que se informará del listado de calles pendientes para dar una respuesta a la familia Entrambasaguas. El último alcalde republicano sigue aguardando su sitio en el callejero.