­El frío ha hecho acto de presencia en la provincia esta semana, pero con él no han llegado las esperadas lluvias. La provincia de Málaga suma ya varios ejercicios con precipitaciones que están por debajo de la media y este año hidrológico, que comenzó el pasado octubre, tampoco ha traído consigo la necesaria agua para llenar los pantanos y asegurar tanto el consumo humano como los riegos de cultivos.

Los pantanos están lejos en porcentaje de llenado de los años de bonanza y una década después de que Málaga tuviera que poner en marcha un decreto de sequía la situación comienza a ser preocupante. La Junta de Andalucía ya se reunió a principios de este mes con los regantes para explicarles que la falta de lluvias puede desembocar en la falta de caudal para atender las explotaciones y, a la espera de la evolución del invierno y la primavera próxima, ya está estudiando qué medidas se pueden tomar para evitar riesgos.

Y lo está haciendo porque las previsiones que maneja Medio Ambiente, en sus hipótesis más pesimistas, ya hablan de que la provincia se encontraría en alerta de sequía al comienzo del próximo año hidrológico, es decir, al final de la temporada de verano. Es más, si el balance de lluvias continúa como está ahora, por debajo del 25% de la media habitual, antes de la época estival, entre abril y mayo, Málaga podría entrar en una situación de prealerta -muy cerca de que se diera esta situación estuvo la provincia también el pasado mes de noviembre por el nivel de llenado de sus pantanos-.

De alargarse la situación, la provincia se podría incluso ver dentro de un plan especial de sequía, como ya ocurrió en 2005. Ello ocurriría si se llega a los parámetros recogidos en el decreto aprobado entonces, que señalaba un mínimo de 109 hectómetros cúbicos acumulados en el sistema de embalses del Guadalhorce a 1 de junio y 71, en octubre. De hecho, uno de los problemas a las que puede enfrentarse Málaga de persistir la falta de lluvia es que la falta de caudal acumulado en los pantanos les lleve a quedar inutilizados, que sus reservas no se puedan usar. Ello le podría ocurrir al embalse del Conde del Guadalhorce si de aquí al final del verano las precipitaciones son inferiores al 25% de los aportaciones normales.

Desde el pasado octubre hasta enero de este año, Málaga ha consumido casi 28 hectómetros cúbicos procedentes del sistema del Guadalhorce, la mayoría (más de 17) para el abastecimiento humano, y en este mismo tiempo los pantanos sólo han recibido algo más de nueve hectómetros cúbicos, de ahí que el resultado salga en números rojos.

En la hipótesis más pesimista, los tres pantanos del Guadalhorce podrían bajar hasta un 31% de su capacidad de almacenamiento, mientras que en la más positiva estarían en un 42%. En el primer caso, el más perjudicado sería el del Conde del Guadalhorce, que se quedaría a un 16% de su volumen. Y a ello habría que sumar los problemas de salinidad, que podrían provocar aún más dificultades en el suministro.

En ese panorama, no sólo se vería afectado el consumo humano, sino que pondría en un lugar muy complicado al sector agrícola, especialmente en la comarca del Guadalhorce, donde las cosechas de verano se podrían ver dañadas y donde todavía queda mucho por hacer para optimizar los riegos y evitar pérdidas de caudales.

Soluciones

Para abordar las posibles situaciones de riesgo, la Delegación de Medio Ambiente ya baraja diferentes opciones que asegurarían el suministro de agua a la población y que aminorarían la falta de caudal en los embalses que surten a Málaga. Así, ente las medidas que se podrían poner en marcha, según ha podido saber este periódico, se encontraría el aprovechamiento del nuevo azud de la Aljaima, que precisamente ha entrado en funcionamiento esta semana tras las obras a las que ha sido sometido. Esta infraestructura permitiría aportar a Málaga hasta 2.500 litros por segundo de máximo, aunque, eso sí, depende del caudal del río, que debido a la falta de lluvias no está en plenitud.

También se plantea la posibilidad de conectar los sistemas de abastecimiento tanto con el de la Viñuela, en la Axarquía, como con el de la Costa del Sol, si bien en este último caso sería necesario afrontar una obra para aumentar la capacidad, unos trabajos que Emasa cifra en alrededor de 400.000 euros.

Para mantener el suministro a la capital, los técnicos también proponen aprovechar los pozos existentes en la zona de la Aljaima y en Fahala, aunque de nuevo la aportación de éstos sería menor que en una situación sin sequía, ya que la escasez de precipitaciones también está afectando a los acuíferos malagueños, que no se están regenerando.