­Los mares del mundo son depósitos de basura gigantes. Camuflada entre las profundidades y la oscuridad, flotan tranquilamente las toneladas de basura en forma de espiral. El alcance de este problema, en cliché de mar de plástico, lo pudieron apreciar ayer los malagueños que se dieron un paseo por la playa de La Misericordia y se encontraron con un espectáculo que está en las antípodas de lo que la imaginación colectiva podría dibujar como el horizonte de un destino turístico de primer nivel.

Como se puede apreciar en la imagen, el tramo que va desde La Tabacalera hasta Sacaba Beach se convirtió en un desfiladero de compresas, bolsas, papeles y envoltorios centrifugados. Reconvertido todo en una masa de basura, luce como plastilina en la orilla, a la espera de que los servicios de limpieza de la ciudad recojan lo que el mar arrastró el pasado fin de semana.

Algo que, según afirmó ayer a este periódico la concejala del Ayuntamiento responsable de Playas, Teresa Porras, ya se habría solucionado mandando una dotación de operarios de Limasa al lugar de los hechos, pero, en todo caso, la playa seguía luciendo ayer residuos en su superficie.

Olas de hasta cinco metros. Para los ojos del ser humano, la basura no sale a flote hasta que aparece acumulada en la orilla. Que ahora sea visible en Málaga se debe al temporal que azotó la capital el pasado fin de semana y que dejó olas de hasta cinco metros.

Según el jefe provincial de la Demarcación de Costas, Ángel González, «la media de altura del oleaje durante el temporal del fin de semana ha sido de 3,12 metros», llegando a «picos de hasta cinco metros». En la memoria queda el temporal del mes de noviembre, con un oleaje medio de 4,7 metros y la conclusión, además, de que las playas aún no se limpian por sí solas.