­El Ayuntamiento de Málaga, con el alcalde, Francisco de la Torre a la cabeza, y los trabajadores de Limasa agotaron ayer sin alcanzar ningún tipo de acuerdo una nueva muesca en el calendario que les separa de la huelga en el servicio de limpieza, que, si no se produce un entendimiento de última hora, comenzará en la medianoche de este martes.

Después de cuatro horas de reunión, y con una nutrida representación por parte de cada uno de los interlocutores, los miembros del comité de empresa abandonaron el Consistorio sin querer hacer declaraciones y sin avanzar lo más mínimo en el pulso a contrarreloj que mantienen con el regidor y con el área de Medio Ambiente.

Frisando las once en punto, De la Torre atendió a los medios para explicar lo que ya se intuía por la abrupta salida de los trabajadores: que la tensión continúa, todavía sin un acercamiento de posturas que permita pensar en la desconvocatoria in extremis de las movilizaciones.

De acuerdo con el alcalde, el comité de empresa se negó a aceptar el nuevo planteamiento del Ayuntamiento, que ayer puso sobre la mesa hasta dos propuestas para tratar de pacificar los ánimos. Ambas entroncan con la línea de mejoras ya sugeridas el pasado sábado, cuando se habló, incluso, de la posibilidad de negociar un convenio a dos años. «Hemos hecho una oferta ambiciosa, generosa y suficiente, pero no ha sido aceptada», lamentó De la Torre.

El regidor presentó un esbozo al comité en el que se recogían como principales novedades la recuperación de una paga extra de 867,91 euros y un mayor régimen de descanso para los fines de semana. El costo de estas medidas supondría elevar la inversión en el servicio para 2017 de alrededor de cuatro millones. De la Torre mostró su pesar por la falta de acogida de la iniciativa y acusó a los trabajadores de enrocarse en una actitud «que no es asumible».

El comité de empresa entiende que el convenio que está en vigor es el correspondiente al periodo 2010-2012, cuya aplicación conllevaría un desembolso de 10 millones de euros, muy superior a los 2 de los que dispone el Ayuntamiento para satisfacer las demandas de los trabajadores. El rechazo de los empleados a la última oferta del Consistorio deja en el aire la resolución del conflicto, que vivirá hoy, a buen seguro, una página definitiva, tanto si se inicia la huelga como si se logra replegar el guante. De momento, no se ha fijado ninguna nueva reunión, si bien el alcalde quiso dejar claro su predisposición a continuar con el diálogo. «Estamos abiertos a seguir hablando todas las horas que sean necesarias», aseveró.

Por parte del comité de empresa, la única voz que se alzó en público fue la de su presidente, Manuel Belmonte, que aseguró mientras abandonaba el Ayuntamiento que la reunión había sido «una tomadura de pelo».

El regidor insistió en que el esfuerzo que han hecho los empleados de Limasa en estos años de crisis es muy inferior al de otros trabajadores y al de los propios funcionarios. «No quiero entrar en números porque no me gustan esas dinámicas, pero es así», resaltó. Además, advirtió de los «perjuicios» que ocasiona para la ciudad la convocatoria de huelga, «que no es buena tampoco para los trabajadores».

En caso de que no superar sus diferencias, los trabajadores fijarán esta tarde los servicios mínimos y cumplirán a partir de la medianoche su primera jornada de huelga.