La reunión de esta mañana entre las partes en conflicto, lejos de suponer un acercamiento de posturas, como se esperaba tras los escarceos de anoche, ha supuesto por contra la ruptura total y de manera abrupta. La huelga continúa y cobra fuerza ante esta ruptura que aboca a Málaga a un conflicto largo con el temor de la cercanía de la Semana Santa.

En la reunión de hoy la empresa y el Ayuntamiento explicaron su propuesta que supone aceptar el descanso los fines de semana, 15 días de vacaciones en los meses de verano (entre junio y septiembre) y los otros 21 días en el resto del año, mientras que la paga de productividad se aplazaría hasta 2017 en que se pagarían 867,9 euros y ya en 2018 se abonaría en su totalidad, 1.431 euros.

La clave de la ruptura está en la paga de productividad, dado que en descansos y vacaciones el acuerdo es casi pleno. Todo se rompe por la paga de productividad donde empresa y Ayuntamiento plantean no abonarla hasta 2017 y el comité reclama que en 2016 se abone, al menos la mitad con 276 euros en la paga de septiembre y otros 433 euros repartidos en once mensualidades.

Eso ha provocado la ruptura en medio de una reunión "muy tensa e incluso violenta", según han señalado después algunos de los presentes. El Ayuntamiento ha señalado la imposibilidad de hacer frente a esa paga este año pues "los presupuestos municipales ya están cerrados y no es posible añadir ese gasto", que supone algo menos de un millón de euros, según explicó posteriormente el concejal de Medio Ambiente, Raúl JiménezRaúl Jiménez.

Aquí se ha roto la reunión apenas 47 minutos después de haberse iniciado, el comité ha abandonado la mesa de negociaciones de manera abrupta con su presidente Manuel Belmonte al frente visiblemente indignado. De manera acalorada y precipitada Belmonte ha señalado que "nos quieren hacer claudicar por cojones, y no lo vamos a permitir", añadiendo que "esta claro que no quieren el acuerdo, ponen la excusa del presupuesto, que aún no está aprobado y se modifica para otros pero para nosotros no".

Belmonte y el resto del comité han abandonado a la carrera las instalaciones de la Caja Blanca donde estaban reunidos y vigilados por un importante contingente de policía local y nacional y donde esperaba un numeroso grupo de trabajadores de Limasa que posteriormente han increpado al concejal de Medio Ambiente cuando este abandonaba la Caja Blanca y fue escoltado por la Policía hasta su vehículo.

El concejal ha reconocido que no sabe qué pasará ahora, pues "hemos aceptado casi todas sus propuestas y no ha sido posible el acuerdo, ahora no se que pasará". Mientras que por su parte un presidente del comité crecido señalaba que "con este concejal es muy complicado, por eso creemos que la llave la tiene el alcalde" y ha asegurado que "seguiremos delante pues tenemos el apoyo de la plantilla".