La participación ciudadana es capaz de logros como un proyecto vecinal para el abandonado Balneario del Carmen, una propuesta «realista y acorde con la demanda ciudadana e inversión empresarial que potencia los valores de este territorio», además de cumplir con los objetivos del planeamiento urbanístico actual. Es una de las conclusiones de la tesis doctoral Recuperación de los Baños del Carmen. Proyecto de investigación y participación ciudadana, presentada el pasado otoño en la Universidad de Sevilla, y que, dirigida por el profesor Antonio Barrionuevo, le ha valido a la arquitecta malagueña Lorena Garzarán la calificación de sobresaliente cum laude.

La tesis analiza entre otros puntos la gestación y análisis del proyecto presentado hace ahora dos años por la Plataforma en Defensa de los Baños del Carmen y en el que la propia arquitecta recogió las propuestas de 16 colectivos ciudadanos. Una alternativa al plan especial del PGOU de 2010 y también al que presentaron en 2013 las constructoras Vera y Hacha que costaría unos 8 millones de euros (5 la obra marítima y 3 millones de euros la terrestre).

La propuesta ciudadana

Lo más llamativo de este proyecto es que no contempla que un paseo marítimo atraviese los terrenos del Balneario sino que respeta los límites históricos y pasa junto al muro de la calle Bolivia para luego bajar por el Callejón del Perejil. El paseo marítimo, desde El Morlaco a los Baños del Carmen se ampliaría con un voladizo de cuatro metros para los peatones.

En todo caso, la tesis incorpora algunas novedades al proyecto para adaptarse a la legislación vigente y a las peticiones de las administraciones, tras las reuniones mantenidas con la plataforma desde 2014 a la actualidad. «Costas quería meter un acceso más y se ha añadido un paseo de ribera, que saldría de la plataforma del Morlaco, y por unas escaleras, porque toda esa playa se amplía, baja a una zona peatonal en madera que recorre todo el Balneario por fuera; también por fuera del restaurante porque es obligatorio dejar una zona de paso», precisa Lorena Garzarán.

Otra novedad, para ajustarse a la actual Ley de Costas, es que en lugar de respetar los vecinos Astilleros Nereo en su integridad, como hacía la propuesta primera, «se retranquea parte de Nereo aunque se respeta como museo», destaca la arquitectura.

El proyecto de los colectivos expuesto en la tesis aboga por recuperar o rehabilitar el mayor número de elementos históricos posibles como la misma verja que rodeaba al Balneario, pero también la pista de patinaje, de la que hoy apenas queda parte del suelo y trozos del muro original, así como un templete de aires árabes junto al restaurante y del que sólo restan unas baldosas hidráulicas.

Otro elemento que proponen restaurar es la antigua casa del empleado, una nave con cubierta a dos aguas de 1924, hoy tapada por una construcción moderna, a la entrada del antiguo camping. «Como construcción está legalizada porque aparece en el plano de Daniel Rubio, es un elemento original», cuenta.

La propuesta de los vecinos incluye además cuatro zonas verdes en los terrenos: el jardín histórico, con la recuperación de los bancos, la pérgola y la jaula; el jardín de los Poetas, dedicado a la Generación del 27, entre el restaurante y las pistas deportivas; el jardín de los Sentidos, en la trasera de los pabellones-galería, con plantas aromáticas y la recuperación de antiguos pabellones de ocio y el bosque de los Bañistas, en el eucaliptal, con láminas de agua para que se reflejen los árboles y reproducciones de obras de Picasso acerca del mar, o bien, como destaca Lorena Garzarán, homenajes a personajes históricos del Balneario propuestos por los vecinos «como el Pulguilla, que recogía los balones del campo de fútbol que caían al agua en una barca».

Por último, en el exterior del Balneario, entre El Morlaco y el primer espigón de La Caleta, propone que se amplíe el paseo marítimo para un aparcamiento subterráneo con capacidad para 400 coches.

Participación y futuro de la zona

Las conclusiones finales de la tesis subrayan que el proceso de participación y la propuesta ciudadana «han tenido la capacidad de contagiar a la opinión pública». También abogan por recuperar «la esencia natural de la arquitectura como servicio al usuario, totalmente extraviada en las obras de autor» y piden dar más protagonismo a la participación ciudadana «como alternativa válida a los concursos de arquitectura», por lo que también plantea que en los propios jurados de los concursos «exista una representación popular», así como que la participación ciudadana se establezca «como un nuevo modelo de gestión ciudadana».

El proyecto de la Plataforma en Defensa de los Baños del Carmen estuvo expuesto durante el mes de abril de 2014 en el patio de banderas del Ayuntamiento pero como ya detalló Lorena Garzarán, las reuniones han seguido tanto con la Demarcación de Costas como con la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Málaga.

«Mi impresión es que el bloqueo ahora mismo está en la concesión administrativa, no en el proyecto. Las obras marítimas parecía que iban a empezar ahora por parte de Costas, estaban anunciadas para este invierno pero tienen que pasar la evaluación de impacto ambiental y al final se van a retrasar», cuenta.

La arquitecta confía en que las demandas en curso se resuelvan antes del final de la concesión en 2018. «Y una cosa está clara: si los privados no se van a ir de aquí hasta que caduque la concesión entonces todos los coches tiene que ir fuera porque no están autorizados (a aparcar dentro) y también tiene que ir fuera la carpa (junto al restaurante) porque no tiene licencia y para eso hay una administración que se tiene que responsabilizar».

Lorena Garzarán espera que el ejemplo estudiado en la tesis realce el papel de la participación ciudadana y ayude a que se haga un sitio en la elaboración de los proyectos urbanos. «Como técnica creo que aportan mucho. Es muy fácil ver desde los despachos un plano en blanco pero la experiencia que da vivir en el sitio es muy importante», concluye.