­Pocas cosas que evocan tanto a la Costa del Sol como el tizne negro de espeto. Entre olor a carbón y la sal en el ambiente, Villafaina afirma que el turista lo único que quiere es «sentirse como si estuviera en su casa». Habla de aquellos que, incluso, estarían dispuestos a cambiar su cuarto en el hotel para pasar las 24 horas en la barra del chiringuito si les dejaran. Con vistas al mar, analiza la situación de un gremio, que más que sector, se ve como seña de identidad, la provincia en plato.

Febrero arrojó unos 197 chiringuitos aún pendientes de regular su situación. ¿Cómo se ha avanzado hasta el momento?

Ya hemos mantenido dos reuniones técnicas donde cada parte se ha pronunciando. Nosotros siempre hemos expresado nuestra voluntad de atenernos a la ley, pero había ocasiones en las que la Junta de Andalucía pedía cosas que eran obligatorias, pero quizá no tan necesarias. Yo creo que hemos llegado a un acuerdo satisfactorio para trabajar de forma conjunta y regularizar los expedientes pendientes cuanto antes.

En la última reunión con el delegado de Medio Ambiente se estableció un cronograma de trabajo con reuniones cada quince días.

La ruta que hemos iniciado ahora pasa por ver cuáles son los flecos que le faltan a cada expediente y presentan un problema a la hora de regularización. La Junta nos ha facilitado un listado con los principales flecos. Lo que estamos haciendo, es solventar estos errores para poder presentar los expedientes completos la semana que viene.

¿Cuáles son las primeras conclusiones que saca la comisión de seguimiento creada para la ocasión?

La Junta está cumpliendo con su palabra. Llegamos a las dos primeras reuniones sin que se hubiera adelantado lo suficiente como para empezar a iniciar las tramitaciones. La siguiente reunión tendrá lugar la semana que viene. Veremos exactamente cuáles son los avances hasta ahora.

¿Cómo es ahora mismo la relación con los responsables de la Junta de Andalucía?

Diría que es muy buena. Estamos viendo que la Junta se está preocupando por este tema. Estoy en contacto permanente con el delegado de Medio Ambiente. En este sentido, lo que queremos, es que empiecen a salir ya los primeros expedientes porque eso nos ayudaría a localizar lo que falta en otros.

¿Cree que esta vez se ha creado el marco para sacar definitivamente a los chiringuitos de su limbo legal?

En principio, soy optimista por lo que estoy viendo.

¿Para cuándo espera tener resueltos todos los expedientes?

Creo, que cuando cojamos el ritmo, podremos tener todos resueltos para el mes de octubre. Hay que tener en cuenta el estrecho margen para acometer las reformas. No podemos estar cerrados todos y tendremos que ponernos de acuerdo. Y sólo están los meses de noviembre a febrero, como mucho.

¿Las concesiones definitivas abrirían el grifo a las inversiones?

Seguro. Estamos todos esperando para acometer las reformas. Los bancos están locos por darnos el dinero y nosotros por recibirlo para invertirlo en nuestros chiringuitos. No uno, absolutamente todos. Nosotros hemos sido un colectivo que siempre ha estado a la vanguardia. Queremos estar a la altura de lo que nos exige el turista. Al estar alegales, no podemos hacer reformas, pero el turismo te exige renovarte de forma continua.

¿Se ha calculado hasta cuánto pueden ascender estas inversiones?

A nivel andaluz, estamos hablando de unos 500 millones de euros. En la provincia de Málaga, estamos hablando de unos 250 millones de euros. Insisto, espero que podamos empezar con las primeras obras en octubre.

¿Cómo ha sentado en el sector la decisión de Demarcación de Costas de no acondicionar las playas antes de Semana Santa?

Es razonable. Normalmente, es durante los meses de abril y mayo cuando viene el Levante. Echar arena para luego tenerla que quitar no tiene sentido. Lo que sí ha hecho Costas, y me figuro que también hará este año, es acondicionar aquellos sitios en los que el estado lo exija.

¿Considera que el estado de la arena está a la altura de las expectativas?

En un 90 por ciento, sí. Hay ciertos sitios donde se van a hacer manifestaciones. Marbella, Estepona y, posiblemente, Benalmádena.

¿Cómo son las previsiones para Semana Santa?

Son muy buenas. Los hoteles están llenos hasta la boca a partir del próximo viernes.

¿Los chiringuitos se sienten respaldados por los ayuntamientos?

Por lo general, sí. El único punto en el que habrá que ponerse las pilas está en las concesiones. Los planes de playa son permisos que se dan para un año, pero hay ayuntamientos que no se han llegado a enterar todavía. Cuando el expediente dice que es un año es un año. Esto no significa que empiece el 1 de enero y termine el 31 de diciembre. Si el permiso se da en junio, dura hasta el junio del año que viene. Eso la Junta lo tiene claro. Algunos ayuntamientos todavía no.

¿El turista llega a la Costa del Sol atraído por el clima y el tiempo?

El 90 por ciento de los turistas que vienen lo hacen por el turismo de sol y playa. Eso no quiere decir que luego no vaya a visitar museos u otras ciudades.

Los ayuntamientos, sin embargo, dedican una parte ínfima de sus presupuestos al mantenimiento de las mismas.

La Costa del Sol vive del turismo. Si las playas, que son nuestro reclamo más importante, no están limpias, es difícil. Ahora, también es verdad, que un municipio como Torremolinos, con sus 67.000 habitantes, se va a los 200.000 en verano. Ahí, los ayuntamientos tienen tener ayudas por parte de la Junta de Andalucía o el Gobierno.

¿Cómo pueden innovar los chiringuitos?

El cliente habla mucho. Al hablar mucho, te vas enterando de la cantidad de cosas que existen en otros lugares. Por lo tanto, es adaptarnos a todo lo que ese turismo nos dice y nos exige. El chiringuito, ante todo, es una seña de identidad. La gastronomía en España es excelente. Hoy día, parece que sí se ha entendido que se mueve el turismo también se mueve por el estómago.

¿El turista se ha vuelto más exigente.

El turista siempre ha sido muy exigente. Quiere estar en un sitio en el que esté como si estuviera en su casa.