­El Área de Medio Ambiente viene desarrollando desde hace diez años labores en materia de prevención y control del picudo rojo, un insecto que vive alimentándose de las palmeras, debilitándolas y matándolas si no se realiza ningún tipo de tratamiento. En la actualidad, la plaga está controlada y las pérdidas de palmeras se han reducido notablemente, siendo unos 50 ejemplares los que han sido devorados por este bicho en los últimos cinco años. Algo que difiere bastante de los 500 ejemplares que se perdieron en el momento inicial de la plaga.

En la lucha preventiva contra el picudo rojo se emplean perros sabuesos adiestrados, piquetas con audímetros en las palmeras y distintos tipos de trampas hormonales. Se monitoriza donde está el picudo con trampas, que hacen que el picudo vuele hacia ellas. Además, esto permite que se pueda cuantificar el número de insectos. El director de Parques y Jardines, Javier Gutiérrez del Álamo, afirma que se ha evitado que dos millones de picudos estén en circulación gracias al monitoreo: «En el último año y medio llevamos capturados cerca de 14.000 picudos, de los que unos 10.000 son hembras, que cada una pone 200 huevos, con lo cual, estamos quitando dos millones de picudos de la circulación, por así decirlo».

Los lugares que se ven más afectados por este insecto son el Valle del Guadalhorce y Churriana, debido a que hay más palmeras de propiedad privada sin tratar en estas zonas. Javier Gutiérrez del Álamo asegura que se envía un requerimiento a los propietarios indicándoles el protocolo a seguir para controlar la plaga: «A veces, cuando se detecta es tarde, pero sí intentamos que se elimine el picudo para que no vuele y vaya a otras palmeras».

La acción conjunta contra el picudo rojo está dentro del contrato de mantenimiento de parques y jardines y la estimación del gasto es de un millón de euros, englobándose en este coste la maquinaria, los tratamientos y el personal.

La palmera canaria es la que se ve más afectada por la plaga, y unos 2.300 ejemplares de la misma están en tratamiento preventivo. Asimismo, la palmera platanera puede resultar dañada por este bicho, por lo que unos 5.000 ejemplares están en permanente mantenimiento y control.

La estación del año más peligrosa es el verano debido a que es cuando el picudo rojo vuela más de una palmera a otra: «En invierno está más aletargado. En primavera pone los huevos y eclosiona; después, el momento más peligroso es el verano porque es cuando está más despierto. Esto lo hemos detectado con el monitoreo», declara Gutiérrez del Álamo.

La temprana detección ha permitido que no se llegue a la fase en que el insecto llegue a comer, y por tanto, destruir la palmera. «Antes, el picudo ponía el huevo, se hacía la larva, ponía el bicho que empezaba a comer, y cuando lo detectábamos la palmera llevaba ya un año siendo devorada», expone Gutiérrez de Álamo. «Ahora nos hemos adelantado un año y medio, lo localizamos antes de que coma demasiado y le aplicamos el tratamiento curativo», matiza.