Frente a un auditorio acondicionado, con fuerte presencia del color naranja, en el hotel NH, donde finalmente sobraron la mitad de las sillas, Ciudadanos clausuró ayer su primer encuentro de partido a nivel regional con la presencia de su presidente Albert Rivera. Cuando la marca lo es casi todo o, al menos, apunta a ser el denominador común que sostiene el castillo de naipes, hasta las botellas de agua aparecen rotuladas con el logotipo del partido. A estas alturas, y viendo la dilatada agenda de concejales y diputados que maneja la formación naranja, nadie duda ya de la evolución de un partido que se presentó justo hace un año y en el mismo lugar para preparar el asalto al Parlamento andaluz.

Rivera, que comenzó su discurso agradeciendo la labor realizada hasta el momento por todos los cargos electos que se reparten por el territorio nacional, ejecutó el resto de su discurso moviéndose entre resaltar la labor de Ciudadanos como «oposición responsable» en Andalucía y perfilar, por otro, y fiel a su estilo basado en congregar el eje de la centralidad, como alternativa del cambio sensato. Y, además, haciendo alusión constante a la «pinza entre PP y Podemos» que estaría bloqueando ahora mismo la formación de un Gobierno a nivel nacional. Acto, que sirvió, también, para comprobar el evidente distanciamiento entre Rivera y el presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, al que culpó de haber «tirado la toalla» en la exploración de un hipotético acuerdo para la formación de un Ejecutivo que no sea con él ejerciendo de atlante. Primero, en su tono habitual, con espíritu de nueva transición, Rivera aludió a la importante labor de los nueve diputados naranjas que ocupan escaña ahora mismo en el Parlamento regional apelando, en todo momento, al equilibrio entre querer transformar la realidad poco a poco y montar una revolución arribista. «Con nueve escaños hemos conseguido controlar a un partido que, durante más de 30 años, ha gobernado en solitario», dijo en relación al PSOE.

Fiscalización responsable que, según presumió de resultados el líder de Ciudadanos, no habría impedido a su partido llegar a acuerdos con Susana Díaz y que se habrían manifestado en la reducción del tramo autonómico del IRPF en dos puntos y en una declaración de intenciones en firme para reducir también el polémico impuesto sobre sucesiones y donaciones. «Hemos conseguido bajar los impuestos, cosa que no había pasado en más de 30 años y en una comunidad con la carga más alta de toda España». En alusión a la regeneración democrática que habría impulsado Ciudadanos, aseguró que su formación había sido pionera en la comunidad considerando que los que «hoy desfilan por los juzgados ya no se sienten en un escaño». Repasando su acción política después del primer año, Rivera aseguró que su trabajo le «está dando la vuelta a la tortilla, y no sea la protagonista del mayor desempleo de España, junto a Extremadura y ser un lugar donde se incentive a aquellos que quieren trabajar y generar empleo.

Con la mirada puesta en el enmarañado panorama a nivel nacional, con el Gobierno en funciones, Rivera subrayó de nuevo su capacidad para dialogar con todas las fuerzas políticas pero apeló también a las innúmeras incompatibilidades entre el programa de Ciudadanos y el de Podemos. Sobre la posibilidad de llegar a un hipotético acuerdo de Gobierno, que también incluya a Pablo Iglesias, Rivera se mostró tajante, descartando prácticamente desbloquear la situación por esta vía. «No vamos a llegar a acuerdos con los que quieren romper a España y quieren aumentar los impuestos y el déficit público para que nos intervenga la Unión Europea», aseguró.

En cuanto al distanciamiento con Rajoy, además de su incapacidad para facilitar un Gobierno, también hubo una dispersión de golpes relacionada con las últimas revelaciones sobre el incumplimiento de España para mitigar el déficit público. Una desviación del déficit público que, según Rivera, podría manifestarse en graves consecuencias si la Unión Europa exige la aplicación de nuevos recortes. «Nosotros tenemos la receta para no hacer más recortes en sanidad y en educación», señaló Rivera, asegurando que su partido enfocaría la reducción del déficit eliminando a las diputaciones. Recordó que el pacto de Gobierno con el PSOE responde a la decisión de anteponer intereses generales a intereses partidistas. «No queremos ser importantes, nos conformamos con ser útiles», insistió. La foto de familia, tramada sobre el pedestal, se completó con la presencia de varios miembros de la ejecutiva nacional y regional del partido. En pleno vendaval de rumores sobre posibles rivalidades internas en la provincia, Rivera no dudó en mostrar su apoyo a Juan Cassá, portavoz de Ciudadanos en el Ayuntamiento de Málaga, alabando su gestión.