­A pesar de que el Consejo General de Enfermería estipule que en España hacen falta 140.000 enfermeras para acercarse a la ratio que manejan otros países europeos, lo cierto es que los profesionales de esta rama sanitaria continúan viendo su futuro laboral fuera de nuestras fronteras. Una opción que encabeza Reino Unido al representar el 80 por ciento de los trabajadores que deciden partir para ejercer allí.

El presidente del Colegio de Enfermería de Málaga, Juan Antonio Astorga, asegura que la precariedad y falta de empleo en España, sumado a la plantilla envejecida del sector en algunos países europeos, y la prestigiosa formación que reciben los enfermeros nacionales ha motivado a algunos países a solicitar mano de obra entre nuestros graduados y licenciados. Solo desde Málaga se estima que pueden haber ido a trabajar fuera en los últimos seis años unas 800 personas. Un dato no seguro al cien por cien pero sí orientativo, según explica Astorga, ya que uno de los requisitos necesarios para poder ejercer cuando van a Inglaterra es estar colegiados. Muchos de ellos se dan de baja al estar allí y se desconoce la cifra exacta de cuántos vuelven y a qué ciudad exactamente. «La emigración se ha vuelto una tendencia en los últimos años. Aquí no hay expectativas», expresa el presidente del Colegio. Y es que a pesar de tener una población cada vez más envejecida e incluso ver cómo aumentan cada vez más las pólizas privadas, el trabajo de este colectivo se comprende de forma diferente en España que en Inglaterra. «Este sistema aún se resiste a que gire la atención integral en torno a las personas mayores», matiza.

La población, cada vez más envejecida y más vulnerable que afronta enfermedades patológicas y crónicas, requiere de una asistencia más allá de la fase inicial que se puede abordar en una operación quirúrgica. «Tenemos un problema de visión», indica Astorga. Un enfoque que se aplica en los países demandantes de nuestros sanitarios, donde aprovechan la alta cualificación de los profesionales que salen de las universidades españolas.

Ante la imposibilidad de una inserción laboral digna en España, el Colegio de Enfermería de Málaga cuenta con una traductora jurada que ayuda a los futuros emigrantes a prepararse ante la barrera del idioma. «Hace entrevistas para que sepan cómo pueden ser y se suelten un poco», resume Astorga. Ante un futuro tan poco alentador aún para este sector, el presidente detalla que la preparación en idiomas comienza a notarse en los profesionales y la ayuda de la traductora disminuye poco a poco.

Otra de las áreas que han creado es un apartado socioprofesional con una discriminación positiva hacia el sector privado para acabar con la situación de precariedad que sufre el sector. «Se vive una situación lamentable que la profesión no merece», explica. Y es que la falta de oportunidades que arrojen estabilidad han supuesto un problema para muchos al volver, que ven como única opción para trabajar en unas condiciones dignas el estar lejos de casa.

El 20% restante, a Alemania

Si Reino Unido supone el destino preferente del 80 por ciento de los que deciden marchar, el porcentaje restante se decanta por Alemania. Un país que requiere también de enfermeros pero tiene en su contra, según aclara el presidente del ramo, que esta carrera de cuatro años en el país germano es formación profesional. Una categoría inferior que hace que sus tareas sean inferiores a su cualificación y ejerzan como auxiliares, acompañantes e incluso como asistentes domésticos.