El exasesor de Urbanismo de Marbella Juan Antonio Roca cumplió el pasado 29 de marzo diez años entre rejas. Está cansado, ha visto cómo en el juicio del caso Malaya fueron imputados su cuñado, su mujer, Rosa Jimeno, y su hija, las dos finalmente absueltas, y estos días ha de asistir a cómo se subasta su patrimonio, que un día valiera 100 millones de euros, a través de una web. Ha pedido una refundición de condena para empezar ya a disfrutar de permisos penitenciarios, pero le quedan tantas causas por delante, 122, que ha expresado su intención de declararse culpable en esas piezas y llegar a un acuerdo con la Fiscalía, lo que implicaría, según fuentes judiciales, arrastrar con él a los empresarios y ediles que están imputados en esos procesos.

El tema es importante porque va a solicitar una refundición de las condenas que lleva: tres años por Minutas, 17 por Malaya, seis años y diez meses por Saqueo 1, nueve meses en Belmonsa y el caso Urquía, que le reportó una condena de 15 días. Al refundirse las penas, tendrían que cumplir el triple de la mayor (veintiún años), y el máximo legal está establecido en veinte, pero si cada dos o tres meses ha de ser enjuiciado en otras causas esa refundición, una vez que sea firme la sentencia, ya no tendría sentido. Por todo ello, una refundición hecha ya le permitiría salir de permiso, por lo menos, algo a lo que ya tiene derecho.

Por eso, fuentes judiciales indican que su idea, para acabar con ese rosario de juicios, que podría alargarse durante años, es, además de pedir la refundición, que debería hacer la Sección Primera de la Audiencia, mostrar a la Fiscalía Anticorrupción su intención de declararse culpable en esas causas relativas a convenios urbanísticos que perjudicaron patrimonialmente a Marbella durante años. Lo tendrá que hacer por escrito, según aseguraron las fuentes.

A ello se suma que tiene que tiene cumplidos, adicionalmente, otros 400 días, con lo que oficialmente llevaría en la cárcel más de once años, y a medio plazo, si se le refundieran las penas, podría disfrutar de permisos y progresar en su clasificación penitenciaria hacia el tercer grado. Él mismo se ha quejado, en público y en privado, de que lleva más tiempo sin salir de la cárcel -sólo salió unos días en abril de 2008- que muchos criminales de sangre.

La Fiscalía Anticorrupción ya dijo que rechazaría todo acuerdo que no pasara por devolver hasta el último euro saqueado a Marbella, pero si Roca está dispuesto a declararse culpable y abonar lo que se le exija, tal vez haya una vía de entendimiento.

Muchos afectados. Otra cosa es que esta decisión de Roca, expresada en público y a la que aún le falta ser presentada por escrito ante la Fiscalía, acabe con muchos empresarios condenados, algunos de ellos ya conocidos por su imputación en el caso Malaya, y algún que otro exconcejal y exempleado con una situación más complicada que la actual en la que se encuentran.

Ahora habrá que ver cuál es la reacción de estos empresarios y exconcejales y si Roca hace lo que finalmente ha anunciado. Sin ir más lejos, el 9 de mayo será enjuiciado por el pelotazo urbanístico en relación a la desaladora de Marbella; en junio tiene otro en la Sección Primera, y ya está siendo juzgado estos días en el caso El Pinillo.

Muchas de esas causas están ahora en instrucción en los juzgados marbellíes y, aunque hay fiscales trabajando a destajo para sacarlas adelante, algunas llegarán a fase de juicio oral en los próximos años, con lo que sin refundición y sin llegar a un acuerdo, los inviernos entre rejas para el Jefe aún pueden ser muchos. Él lo sabe y por eso quiere ponerle fin a su cautiverio.