Trabajadores y usuarios se han unido frente a la incertidumbre de los polideportivos de La Trinidad y El Torcal. La lucha de intereses entre Gaia, la empresa gestora de ambos centros, y el Ayuntamiento de Málaga ha alertado a los dos barrios que temen por el futuro de sus polideportivos. Entre tanto, con el problema de gestión de ambos, se ha olvidado el objetivo principal de los polideportivos: la función social que ejerce en ambos barrios.

Cada uno de los centros acoge a más de 1.000 usuarios que temen por no poder desarrollar sus actividades físicas en el futuro. Especialmente afectadas se encontraban las familias que cuentan con miembros en rehabilitación o en terapia por discapacidades o dolencias físicas, como se lamentaba María Sierra Ordoñez, madre de una hija con espina fíbida: "Desde que empezó está aquí nadando y si esto se cierra le quitan la vida. El tiempo que pasa aquí es tiempo que le quitan de estar en cama, es como su otra casa". No es el único caso, Manuela, madre de un hijo con parálisis braquial, también se manifiesta: "Si cierran este centro, la piscina, no sé dónde va a poder desarrollar su terapia". Dos ejemplos entre las muchas historias que esconden estos dos polideportivos, historias que se dejan por el camino y que afectan de pleno a la ciudadanía.

En la calle está la verdadera catástrofe. El servicio público que ofrecen las instalaciones se olvida entre negociaciones y contratos, sufriéndolo los ciudadanos. El problema ha calado, incluso, en las personas de mayor edad, que aprovechan su asistencia al centro ya no sólo para mantener en línea sus dolencias físicas, sino también para relacionarse: "Llevo aquí catorce años, me dio un infarto y un tic que me paralizó parte de la cara entre otras dolencias, y desde que vengo aquí estoy divinamente. No quiero que nos quiten esto, porque nos da la vida", contaba Loli Amaya casi entre lágrimas.

Sus voces siguen sin escucharse y no obtienen respuesta. En el caso de La Trinidad su gestión podría solucionarse en los próximos días, haciéndose público el sobre con la adjudicación provisional a la empresa madrileña Forus, que se resolverá próximamente según la concejala de Deportes Elisa Pérez de Siles. La situación del Torcal se presenta más grave, pues Gaia posee contrato hasta 2022. A pesar de este contrato la empresa amenaza con su ruptura por 'falta de rentabilidad'. La gestora pide al Ayuntamiento una disminución del canon anual y una ampliación del contrato, unas condiciones que, según la concejala, suponen un incumplimiento contractual que no están dispuestos a tolerar.

Los trabajadores permanecen en alerta, temiendo por sus puestos de trabajo así como por el Expediente de Regulación Temporal de Empleo del que se informó a la plantilla para el próximo 1 de junio, aunque no conocen mucho más sobre el tema. El servicio de limpieza sufre aún peores inquietudes, pues pertenecen a una empresa externa, Neo Sport, que desconoce su permanencia en ambos centros en caso de que cambie de propietario. Son la otra cara de la moneda, pero reconocen que ellos se deben a los usuarios. Ciudadanos, ajenos a las negociaciones, que se convierten en las mayores víctimas.