­Las nuevas tecnologías han invadido las vidas de los más jóvenes y de hecho se han convertido ya para muchos en una adicción por el uso excesivo. Las fórmulas para abordar este problema se trataron ayer en unas jornadas organizadas por el Centro de Tratamiento de Adicciones MonteAlminara y el Instituto Andaluz de la Juventud (IAJ), que se celebraron en la sede de Turismo Andaluz en Málaga. La cita reunió a expertos en drogodependencias de toda Andalucía, entre ellos el presentador de programas como Hermano Mayor y asesor terapéutico, Pedro García Aguado, que prestó especial atención a los riesgos que conlleva el uso de las TIC, así como las medidas de seguridad que es necesario adoptar.

Según García Aguado, los consumidores de las tecnologías de la información y de la comunicación se dividen en dos: la «Generación de los Milennial», nacidos entre los 80 y principios de los 90, que se considera la generación más consumista, y la «Generación Z», que son los nacidos entre 1996 y el 2009 y que han crecido en el boom de las nuevas tecnologías. Estos últimos ya presentan dificultad para centrar la atención.

Pero, ¿cuándo se puede detectar que hay un uso problemático de las TIC? Se utilizan de forma errónea las nuevas tecnologías de la comunicación y de la información cuando hay una presencia de falta de control, preocupación excesiva por el dispositivo o el terminal, abandono de actividades y sustitución progresiva de estas por el uso intensivo de las tecnologías, consumo abusivo de contenidos como juegos online, porno, apuestas y casinos virtuales. Los perfiles con tendencia a la pérdida de control muestran cierta insatisfacción en su círculo habitual de amistades, descontento general hacia su vida actual y con su familia pasando poco tiempo realizando actividades con ella. Son personas que muestran una percepción negativa en sí mismas, se aíslan de su seno familiar y de su entorno social.

Esta dependencia de las tecnologías se puede prevenir vigilando si hay modificaciones inexplicables en sus rutinas, si tiene los hábitos del sueño cambiados, si la persona se muestra huidiza, si disminuye el rendimiento escolar o sufre ansiedad, cansancio ocular, dolores de cabeza o pérdida de confianza en sí misma.

Para el presentador de televisión y asesor terapéutico, el elemento clave en el que se debe incidir para no tener una drogodependencia de las redes sociales y las nuevas tecnologías incide en la educación de padres a hijos. El error reside en no ponerle condiciones a los hijos y no enseñarles a hacer un buen uso de las redes.

Las ponencias contaron ayer con la presencia de Albert Gimeno, director de la ONG Padres 2.0, orientada a la protección y defensa de los derechos de los menores en internet, y del magistrado del Tribunal Supremo y profesor universitario, José Manuel Maza.

Al comienzo del acto, la directora del Centro MonteAlminara, Nuria García, expresó que «es necesario sensibilizar a la población, especialmente a los educadores y padres, de los riesgos adictivos que tienen las nuevas tecnologías» y la necesidad de «proporcionarles recursos para detectar y hacer frente a este nuevo tipo de adicciones».

Los expertos y profesionales en drogodependencias dejaron patente la importancia de ahondar en el problema del consumo excesivo de las nuevas tecnologías, como internet, videojuegos, dispositivos móviles y redes sociales, que pueden provocar patologías en la conducta de los jóvenes en el ámbito escolar, familiar y social si no se trata a tiempo.